“Los filtros en México inician desde los distribuidores, que revisan el historial crediticio de los clientes y en función de su situación financiera, ofrecen productos de una financiera cautiva o banco para aquellos con buen score o una financiera subprime para aquellos con peor capacidad de pago de acuerdo al comportamiento financiero previo del candidato”, comenta Ken Charles, director digital de MStar, empresa de financiamiento automotriz que inició operaciones en nuestro país en enero de este año y busca ampliar el alcance del acceso a crédito de autos nuevos para particulares con tasas de interés competitivas, transparentes y un enfoque centrado en el cliente.
De acuerdo con los expertos en financiamiento, el rechazo promedio en una financiera cautiva es de 30% pero si le llegaran el 100% de los clientes sin los filtros de los distribuidores, su tasa de rechazo sería del 60% o 65%. En el caso de los bancos, la tasa promedio se encuentra en el 30% y en las financieras subprime la tasa de rechazo se encuentra en promedio en el 60 o 65%.
Es decir, en México, en promedio, cinco de cada diez personas que buscan financiar su automóvil son rechazados. “Buscamos tener una tasa de rechazo por debajo de ese promedio en el segmento Subprime, considerando al 100% de clientes que llegan a una agencia sin ser filtrados y lograr en el segmento Prime poder aprobar 8 de cada 10 clientes”, indica Gustavo Higuera, director comercial de MStar.
Entre las principales barreras que relegan a los mexicanos del acceso a financiamiento están su situación financiera y su capacidad económica. “En muchos casos, no les da para pagar una mensualidad del auto, en cuyo caso la única alternativa es encontrar una unidad que se pueda ajustar a la situación del usuario, como son autos seminuevos o algunos modelos que han llegado al país de nuevas marcas a precios más accesibles”, indica el experto.
La otra barrera es tener un mal historial crediticio y en este punto la única solución es que la financiera esté dispuesta a tomar el riesgo en algunos casos y una tercera barrera que se presenta en el sector del financiamiento automotriz son los intentos de fraude.
Acceso a financiamiento: más difícil que hace 20 años
“Desde un punto de vista económico, hoy es más difícil acceder a un vehículo ya que los precios han incrementado exponencialmente en los últimos veinte años”, asegura Ken Charles y añade que, en cuanto al tema crediticio, hoy es más difícil, especialmente después de la pandemia de Covid-19, cuando, muchos mexicanos tuvieron algún impago que afectó a su historial en buró de crédito.
De acuerdo con datos de JD Power México, el precio promedio de un auto en 2005 era de 161 mil pesos mientras que este año es de 535 mil pesos, es decir, 232% más, especialmente drásticos fueron los incrementos de precios de 2023 con respecto a 2022 y el año pasado, años inmediatamente posteriores a la pandemia donde se vieron afectadas las cadenas de suministro y la disponibilidad de algunos componentes vehiculares, lo que provocó escasez de unidades y un alza de precios muy fuerte.
Sin embargo, los incrementos salariales en el país no han tenido la misma evolución. En 2005 el salario mínimo promedio era de 76.56 pesos diarios, mientras que este año es de 208.20 pesos diarios, 172% de incremento, de acuerdo con datos de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
“En México, aunque tenemos muy buenas herramientas como buró de crédito y soluciones tecnológicas para ayudar a las financieras a tomar decisiones, la realidad es que la capacidad adquisitiva es muy baja con respecto a otros países, con ingresos mínimos muy bajos. Eso deja al usuario final con pocas opciones de poder negociar y a eso hay que sumar las tasas más elevadas con respecto a otros países. Vivimos en un país donde las personas ganan menos y se les cobra más que en otros países”, asegura Ken Charles.
Además del poder adquisitivo, la diferencia entre el consumidor mexicano y otros países como Estados Unidos (EU), es que en nuestro país muchos ciudadanos no saben lo que es el buró de crédito y cuál es su calificación crediticia; mientras que, por ejemplo, en EU, las personas tienen mayor cultura y conocimiento al respecto, y saben cuál es su calificación, por lo tanto, llegan a las agencias con mayor control y poder de negociación. En México las personas llegan a la agencia temerosas porque no saben si les van a aprobar, indican los expertos.