México está viviendo una transformación silenciosa pero poderosa: la inclusión financiera ya no es solo una promesa, sino una experiencia concreta para millones de personas. Así quedó demostrado durante la 88ª Convención Bancaria, donde el ecosistema financiero reconoció el avance de soluciones que combinan infraestructura digital, acceso a servicios y colaboración entre actores públicos y privados. Aquí, tres señales de que el cambio ya está en marcha:
El efectivo sigue fuerte, pero ya no está solo.
Aunque el 60% de los mexicanos aún elige el efectivo como su forma principal de pago, cada vez son más las personas que combinan lo físico con lo digital. Hoy, desde una tienda, farmacia o supermercado, se pueden pagar facturas, recargar el celular o enviar dinero a través de soluciones como las que desarrolla tapi, una plataforma de infraestructura de pagos. “No se trata de eliminar el efectivo, sino de integrarlo con el mundo digital de forma natural, sin fricción,” explica Kevin Litvin, CBO y cofundador de tapi. “Eso es lo que realmente abre la puerta a una inclusión financiera funcional”.
Pagar impuestos desde una app ya es posible.
La alianza entre tapi, Actinver y Mercado Pago habilitó una funcionalidad inédita en México: ahora los usuarios pueden pagar sus impuestos federales del SAT directamente desde una aplicación financiera. Esta integración ahorra tiempo, elimina barreras y amplía el acceso a trámites públicos sin depender del efectivo o procesos presenciales.
“Estas alianzas demuestran cómo la tecnología puede generar impacto tangible para las personas y, al mismo tiempo, fortalecer la relación entre bancos, fintechs y usuarios”, afirma Litvin.
Bancos y fintechs ya no compiten: colaboran.
Con 56 bancos operando en el país y la reciente autorización de tres nuevos digitales (Nubank, Plata Card y Revolut), la industria vive una convergencia única. Los bancos adoptan la agilidad de las fintechs, y las fintechs aprenden de la escala y regulación de la banca tradicional. Esta dinámica se refleja también en modelos como Cash In - Cash Out, ya disponible en más de 12,000 puntos físicos en México, donde los usuarios pueden retirar o depositar efectivo al mismo tiempo que realizan otras transacciones digitales.
El crecimiento del ecosistema es claro, y México tiene margen para más: países como Brasil tienen más de 150 bancos, y Estados Unidos, más de 4,000. Para Litvin, el camino está trazado:
“Cada clic, cada integración y cada alianza con bancos y fintechs debe servir para que más personas puedan decidir cómo, cuándo y dónde usar su dinero”.
Con un 72% de la población adulta en México que ya cuenta con al menos un producto financiero, según datos de INEGI, el país está listo para dar el siguiente paso: no solo tener acceso, sino vivir una inclusión financiera real, cotidiana y útil. Desde tapi, el compromiso es claro: seguir construyendo una infraestructura que haga posible que cada persona —sin importar dónde esté o cómo prefiera manejar su dinero— pueda ser protagonista de su economía diaria.