CDMX. 17 de diciembre de 2025. En 2025, cada vez más personas, antes de abrir Excel o llamar a un asesor, abren una conversación con ChatGPT o Gemini para preguntarle a una IA cómo ordenar su dinero: “Gano X cantidad al mes, pago renta, debo la tarjeta y quiero ahorrar para un enganche. ¿Por dónde empiezo?”.
Ese hábito ya tiene números detrás. Un estudio de Experian revela que 47% de los encuestados usan o están considerando usar herramientas impulsadas por IA para gestionar sus finanzas personales; entre la Generación Z la cifra sube a 67% y entre millennials a 62%.
La lógica es simple: los modelos de IA generativa entienden lenguaje cotidiano y procesan números a escala. Eso los vuelve un puente cómodo entre “no entiendo nada de finanzas” y “necesito un plan”. Según Experian, 63% de los consumidores ya están familiarizados con la IA generativa y muchos la utilizan para aprender de temas financieros antes de hablar con un humano.
En la práctica, estos asistentes sirven para tomar el caos de un mes —tarjetas, suscripciones, antojos, pagos fijos— y devolverlo en forma de diagnóstico: cuánto entra, cuánto sale y en qué se va realmente. Pueden explicar con ejemplos la diferencia entre tasa fija y variable, qué es el interés compuesto o cómo funciona un fondo indexado, y simular escenarios básicos: qué cambia si adelantas una deuda, si ahorras un 5% más o si pospones una meta de corto plazo. Análisis como el del Oliver Wyman Forum muestran que muchos usuarios valoran especialmente esa capacidad pedagógica y de “poner en palabras” decisiones que antes se sentían intimidante.
“La gran ventaja de modelos como ChatGPT o Gemini no es que elijan por ti, sino que te obligan a poner tus números sobre la mesa. Cuando ves tu mes resumido en tres renglones claros, dejas de adivinar y empiezas a decidir”, apunta Alejandro Zubiria, asesor financiero y representante de compañías de TRUST.
Los propios desarrolladores se han visto obligados a matizar el entusiasmo. OpenAI ha unificado y reforzado sus políticas de uso para dejar claro que ChatGPT no debe verse como sustituto de asesoría profesional en temas médicos, legales o financieros de alto impacto, sino como una herramienta de apoyo y comprensión. Reguladores y analistas coinciden: la IA puede ayudar a entender conceptos y preparar decisiones, pero no asume responsabilidades ni está sujeta a los estándares de un asesor regulado.
“Lo más interesante de la IA generativa en finanzas personales no es que responda dudas raras, sino que anima a la gente a hacer preguntas que antes evitaba: cuánto debe realmente, qué puede recortar, qué metas son realistas. Cuando una persona juega con escenarios en un asistente de IA —si adelanta deuda, si ahorra un poco más, si retrasa una meta— llega mucho más preparada a cualquier decisión importante”, señala Zubiria.
El reto, añade, es no convertir esa preparación en una fe ciega: la IA sirve para ordenar información, traducir lenguaje técnico y explorar futuros posibles, pero no conoce el contexto completo de cada persona, ni sus miedos, ni sus obligaciones fiscales, ni los matices regulatorios de cada país. Un uso práctico, sugiere, es copiar o cargar tu estado de cuenta en una IA generativa —eliminando antes datos sensibles— para que clasifique los cargos, agrupe tus deudas y te muestre con claridad cómo se comportan tus gastos y obligaciones mes a mes.
Al final, la IA generativa se está consolidando como el nuevo “primer borrador” de la planeación financiera, es decir, un lugar seguro para preguntar lo que da pena, hacer cuentas rápidas y entender los básicos. El siguiente paso —decidir qué hacer con esos números y asumir las consecuencias— sigue siendo, por ahora, un trabajo humano.

