Nueva York, 31 de diciembre de 2025. Luego de semanas de arduas negociaciones, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó este martes el presupuesto de la Organización para 2026: 3450 millones de dólares, una disminución de más del 7% con respecto al año anterior. Los Estados miembros también aprobaron la eliminación de unos 2600 puestos, culminando una de las negociaciones presupuestarias más difíciles de los últimos años.
El presupuesto para 2026, alcanzado con tanto esfuerzo, refleja un compromiso frágil, que combina disciplina financiera, concesiones políticas y la preservación de la capacidad operativa de la ONU.
Las reducciones acordadas, tanto en el tamaño del presupuesto como en la dotación de personal, eran esperadas, dado que la Organización lleva varios años atravesando una crisis financiera y de liquidez que ha limitado su capacidad de acción. Además, varias delegaciones las habían exigido desde hacía tiempo, específicamente Estados Unidos, el mayor contribuyente financiero de la ONU, seguido de China, Europa y Japón.
Exigencias de Estados Unidos
El representante de Estados Unidos en el Comité de Finanzas de la Asamblea General aplaudió las reformas, calificándolas de “sentido común”, y destacando la reducción de empleos como una herramienta necesaria para reducir la burocracia y modernizar la Organización.
Criticado por concentrar más de la mitad de los atrasos en el presupuesto de la ONU y en el presupuesto separado para las operaciones de mantenimiento de la paz, Estados Unidos rechazó cualquier cuestionamiento a su compromiso político con el multilateralismo. Según el representante de Washington, el presidente estadounidense, Donald Trump, cree en el potencial de la ONU y sus directrices hicieron posibles los recortes necesarios.
Pero el país ha establecido una línea clara: el acuerdo de 2026 es, en su opinión, solo un primer paso. Dado que las reformas son un proceso, Estados Unidos ahora espera propuestas “ambiciosas” para 2027 y 2028, con el fin de lograr cambios estructurales más profundos.
Recortes inferiores a la propuesta original del secretario general
Si bien los recortes son sustanciales, no alcanzan las propuestas iniciales del Secretario General. El 17 de octubre, António Guterres presentó un proyecto de presupuesto de 3200 millones de dólares e incluyó la eliminación de aproximadamente 2680 puestos, como parte de su iniciativa de reforma ONU80. Tras negociaciones intergubernamentales, esta propuesta se suavizó parcialmente: el presupuesto final es aproximadamente 200 millones de dólares mayor y se han conservado casi 300 puestos.
Para quienes apoyan el compromiso, el acuerdo evita “recortes masivos” que podrían socavar la implementación de los mandatos, a la vez que envía una fuerte señal política sobre el control del gasto. El presupuesto abarca los tres pilares de la Organización: paz y seguridad, desarrollo y derechos humanos, en un momento en que las crisis se multiplican y las necesidades aumentan exponencialmente.
Traducir en acciones
Ahora, estas decisiones deben traducirse en acciones. “Mientras ustedes, las delegaciones, se tomarán un descanso durante el nuevo año, nosotros en las Naciones Unidas emprenderemos un camino aún complejo”, advirtió el contralor de la ONU, Chandramouli Ramanathan.
El funcionario de finanzas, sin embargo, adoptó un tono cautelosamente optimista, celebrando la cifra récord de contribuciones anticipadas en un contexto de recurrentes crisis de liquidez.
Pero persiste una pregunta: ¿permitirán los pagos previstos que el presupuesto de 2026 alcance su objetivo de 3400 millones de dólares? “El tiempo lo dirá”, respondió el contralor.
Aprobado en vísperas del cierre del ejercicio fiscal, el presupuesto de 2026 se presenta como un compromiso transitorio: la primera expresión cuantificada de las ambiciones de reforma, que también revela las persistentes vulnerabilidades financieras de una Organización obligada a transformarse mientras sigue operando con un presupuesto limitado.

