Washington, Estados Unidos, 7 de agosto. Los planes del presidente Donald Trump para imponer aranceles del 100% a los chips de computadora que no se fabriquen en Estados Unidos están generando confusión entre las empresas y los socios comerciales y provocan medidas de las principales compañías de semiconductores al tiempo que los productores más pequeños se esfuerzan por entender las implicaciones.
“Seguimos esperando una guía oficial”, manifestó Limor Fried, fundadora e ingeniera de Adafruit Industries, una pequeña empresa de electrónica en Nueva York.
Los chips que se utilizan en los productos de Adafruit llegan a través de empresas de ventas y distribución en Estados Unidos, así como directamente de empresas en Filipinas y Taiwán.
Si esos chips no están exentos, “aumentarán los costos de nuestros diseños, ya que los semiconductores son el componente más caro en nuestros ensamblajes”, explicó Fried. “Para muchos de estos aranceles, a menudo tenemos que esperar hasta recibir una factura para conocer nuestra exposición, y luego ajustamos nuestros precios para tener en cuenta los aumentos”.
Estados Unidos importa una cantidad relativamente pequeña de chips porque la mayoría de los chips fabricados en el extranjero en un dispositivo, desde un iPhone hasta un automóvil, ya están ensamblados en un producto, o parte de un producto, antes de llegar al país.
“La verdadera pregunta que todos en la industria se están haciendo es si habrá un arancel para componentes, donde los chips en un dispositivo requerirán algún tipo de cálculo de arancel separado”, comentó Martin Chorzempa, investigador principal en el Instituto Peterson de Economía Internacional.
Trump aclaró ayer que las empresas que “se comprometieron a fabricar” en Estados Unidos estarán exentas del impuesto de importación, incluso si aún no producen esos chips en fábricas estadunidenses.
“Impondremos un arancel de aproximadamente el 100% a los chips y semiconductores”, anunció Trump en el Despacho Oval cuando se reunía con el CEO de Apple, Tim Cook. “Pero si está construyendo en Estados Unidos, no hay cargo”.
Los inversores de Wall Street interpretaron eso como una buena noticia no sólo para las empresas estadunidenses como Intel y Nvidia, sino también para los mayores fabricantes de chips asiáticos como Samsung y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, que trabajan para construir fábricas en Estados Unidos.
Sin embargo, causó una mayor incertidumbre en los fabricantes de chips más pequeños en Europa y Asia que tienen poca exposición al auge de la inteligencia artificial, pero que aún fabrican semiconductores insertados en productos esenciales como automóviles o lavadoras.
Estos productores “probablemente no sean lo suficientemente grandes como para estar en el mapa para una exención y, muy probablemente, no tendrán el tipo de capital excedente y márgenes para poder agregar inversión a gran escala en Estados Unidos”, señaló Chorzempa.
Tampoco está claro cómo se aplicarán los aranceles específicos para chips a los socios comerciales que ya hicieron acuerdos más amplios con Trump, como los acuerdos con la Unión Europea, Japón y Corea del Sur que gravan la mayoría de los bienes al 15%.
El anuncio se hizo más de tres meses después que Trump eximiera temporalmente a la mayoría de los productos electrónicos de los aranceles más elevados de su gobierno.