Salario mínimo al alza y estrés laboral en aumento

La STPS estima que más del 70% de los trabajadores enfrenta estrés laboral, un factor que impacta ausentismo, desempeño y continuidad operativa

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Finanzas
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CDMX. 18 de diciembre de 2025. Con la confirmación del aumento de 13% del salario mínimo general a partir de enero de 2026, el debate laboral en México ha dejado de centrarse únicamente en la generación de empleo y se ha desplazado hacia cómo las empresas absorberán un mayor costo laboral sin comprometer productividad, márgenes ni continuidad operativa.

Para organizaciones con alta concentración de talento operativo, este ajuste no solo impacta la nómina directa, sino que activa una cadena de presiones asociadas a rotación, ausentismo, estrés laboral y eficiencia del liderazgo, factores que hoy pesan tanto como el salario en la sostenibilidad de las operaciones.

El entorno se complejiza aún más al observar la estructura del mercado laboral. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que más del 54% de la población ocupada permanece en la informalidad, mientras que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó la creación de cerca de 600 mil nuevos empleos formales entre enero y noviembre de 2025, alcanzando más de 22.8 millones de trabajadores afiliados.

Esta combinación refleja resiliencia económica, pero también mayor presión para cubrir vacantes y sostener plantillas completas. A ello se suma el factor humano; la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que cargas de trabajo mal distribuidas y modelos de supervisión ineficientes elevan el riesgo de desgaste, y en México la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) estima que más del 70% de los trabajadores experimenta algún nivel de estrés laboral, particularmente en periodos de alta demanda, como el cierre de año.

En este contexto, la gestión cotidiana del talento se convierte en una variable crítica de negocio. Rolando Blanco, CEO de Pentafon HR Solutions, señala que muchas salidas laborales no responden a la función en sí, sino a la forma en que las personas son gestionadas en el día a día.

“La falta de preparación de mandos medios en comunicación, delegación y manejo emocional acelera el desgaste y compromete la continuidad operativa, sobre todo en posiciones que concentran presión sin acompañamiento suficiente”, puntualiza el CEO.

Ante esto, la tecnología se convierte en un punto de ayuda para superar dichos retos. De acuerdo con Blanco, en la actualidad las organizaciones pueden apoyarse en analítica de datos e inteligencia artificial para identificar señales tempranas de estrés, ausentismo o saturación antes de que se traduzcan en renuncias o fallas operativas. Además, el uso de simuladores para entrenar escenarios reales de alta presión permite pasar de decisiones reactivas a estrategias preventivas, con impacto directo en costos, productividad y estabilidad de los equipos.

Debido a que el próximo año ya no solo se concentrará en absorber el aumento salarial, sino en tomar decisiones estructurales que permitan reducir desgaste, contener costos ocultos y sostener la productividad en equipos de alta presión. Rolando Blanco, identifica cinco frentes que las empresas deberán empezar a priorizar.

Profesionalizar el liderazgo operativo: La gestión diaria de personas deja de ser un tema cultural y se consolida como una decisión económica que impacta productividad y costos.

Anticipar el riesgo laboral: El análisis de datos permite detectar patrones de saturación antes de que afecten indicadores críticos.

Repensar la planeación del trabajo: La mala distribución de cargas y picos operativos genera costos ocultos que afectan la rentabilidad.

Incorporar la escucha organizacional: Medir clima y riesgos psicosociales ofrece visibilidad temprana sobre tensiones internas.

Optimizar reclutamiento y capacitación: Reducir errores de contratación y salidas tempranas se vuelve estratégico en un mercado más competido.

De cara a 2026, el desafío para las empresas en México no será únicamente cumplir con ajustes salariales, sino convertir ese mayor costo laboral en una operación más eficiente y sostenible. Más que contratar rápido, las organizaciones deberán apoyarse en datos confiables, liderazgo preparado y tecnología aplicada para proteger márgenes, asegurar continuidad operativa y mantener competitividad en un entorno cada vez más exigente.

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