Entre vivos y espíritus: Las leyendas que estremecen Yucatán

La Xtabay es una mujer de belleza sobrenatural que habita en los montes y caminos solitarios

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Ciudad de México, 8 de octubre de 2025. En Yucatán, el Día de Muertos se vive con una intensidad única: el Janal Pixan, o “comida de ánimas”, conecta a los vivos con sus ancestros mediante altares llenos de aroma a pib, veladoras, flores y rezos. Pero, junto al recuerdo amoroso, emergen también los ecos de historias antiguas que han sobrevivido por generaciones. Son leyendas cargadas de misterio, que aún hoy estremecen a quienes las escuchan al caer la noche.

A continuación, te compartimos algunas de las leyendas más escalofriantes de Yucatán, perfectas para contar en estas fechas en que, según la tradición, el velo entre este mundo y el otro se hace más delgado.

1. La Xtabay: la seductora del monte
Tal vez la más famosa de todas. La Xtabay es una mujer de belleza sobrenatural que habita en los montes y caminos solitarios. Se aparece vestida de blanco, con una cabellera larga y suelta, desprendiendo un aroma dulce e hipnótico. Según cuentan, se aparece a los hombres por las noches, atrayéndolos con su mirada y voz suave.

Pero quien la sigue, no vuelve. Los que han escapado de su embrujo narran haber sentido como el aire se volvía pesado a la vez que sus cuerpos se paralizaban y sus sentidos se nublaban. Algunos afirman que la Xtabay es el alma de una mujer que en vida fue rechazada por su bondad, y que ahora busca venganza con un beso mortal.


2. El Huay Chivo: la criatura mitad hombre, mitad bestia
Entre las sombras de la noche rural yucateca se mueve el temido Huay Chivo, un brujo que tiene el poder de convertirse en animal, particularmente en un chivo de ojos rojos y aliento ardiente. Esta criatura ha sido vista acechando milpas, devorando gallinas, o desapareciendo ganado.

Se dice que su andar va acompañado de un hedor insoportable y que su aparición es un mal augurio. Algunos creen que es el castigo eterno para hechiceros que hicieron pactos oscuros, y otros lo ven como un espíritu que protege sus secretos. Lo cierto es que cuando los perros aúllan sin razón y los árboles crujen sin viento, muchos aseguran que el Huay Chivo anda cerca.


3. La llorona de Yaxunah: lamento entre las ruinas
En el pequeño poblado de Yaxunah, cercano a las ruinas mayas, los lugareños cuentan la historia de una mujer que vaga entre las piedras antiguas llorando por su hijo perdido. A diferencia de otras versiones de la Llorona, en esta se dice que la mujer fue víctima de una traición familiar, y que su alma quedó atrapada en el sitio sagrado, repitiendo su dolor eternamente.

Su grito no es un simple “¡Ay, mis hijos!”, sino un lamento desgarrador que hiela la sangre. Hay quienes dicen que, si la escuchas muy cerca, en realidad está lejos... pero si la oyes lejana, mejor corre: la tienes detrás.

4. Aluxes: los duendecillos guardianes
No todas las leyendas son malignas, pero los aluxes, aunque traviesos, también pueden convertirse en un tormento si se les falta al respeto. Son pequeños seres del monte, invisibles para la mayoría, pero muy reales para quienes trabajan la tierra.

Se cree que si no se les ofrece tributo —como comida, cigarros o licor— al iniciar una construcción o una milpa, los aluxes pueden desatar lluvias, enfermar animales o hacer que las herramientas desaparezcan misteriosamente. Son los protectores invisibles del entorno, pero también los dueños del monte. En esta temporada de muertos, muchos les colocan pequeñas ofrendas para mantenerlos apaciguados.

5. El ánima sola de Izamal
En las calles empedradas de Izamal, uno de los pueblos mágicos de Yucatán, algunos caminantes nocturnos han visto una figura solitaria, vestida de negro, caminando cerca del convento. No habla, no voltea... pero deja una estela de frío y tristeza.

Se dice que es el alma de una mujer que fue rechazada por la Iglesia en vida, y que ahora ronda buscando redención. Lo más espeluznante es que aparece especialmente durante el Día de Muertos, como si supiera que es su oportunidad para ser recordada.

Una tradición viva entre lo espiritual y lo sobrenatural
El Janal Pixan no solo es una celebración de vida, sino también un recordatorio de la conexión profunda que los yucatecos mantienen con sus raíces, su tierra y sus leyendas. Estas historias siguen vivas gracias a la tradición oral y a quienes, año tras año, las cuentan con respeto y emoción, recordándonos que, en estas fechas, el misterio también tiene un lugar en la mesa.

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