ALERTA MUNDIAL POR LA ESCASEZ GLOBAL DE ALIMENTOS

La guerra en Ucrania afecta la producción

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Internacional
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Si bien la pandemia de Covid-19 puso de manifiesto la fragilidad y el mal funcionamiento de los sistemas alimentarios del mundo ante las restricciones de circulación y las interrupciones en las cadenas de suministro que elevaron los precios, dañaron los medios de vida rurales y exacerbaron la inseguridad alimentaria, la invasión de Rusia a Ucrania ya exacerba esos problemas al amenazar la seguridad de los países, que de por sí batallan para alimentar a sus poblaciones.

Y es que la región del mar Negro, hoy escenario de la guerra, es un centro vital de la producción y del comercio agrícola global: Ucrania es uno de los graneros del mundo.

De hecho, Ucrania y Rusia representan 29% de las exportaciones globales de trigo, aportan 19% del maíz mundial y 80% de las exportaciones de aceite de girasol.

Ya desde noviembre pasado el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) advirtió que el mundo enfrenta una “catástrofe del hambre” para cientos de millones de personas, especialmente en Afganistán. Y ahora, la guerra.

Escenario

Numerosos países encaran crecientes niveles de inseguridad alimentaria que echan por tierra años de avances de desarrollo y amenazan la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030.

Incluso antes de que la pandemia de Covid-19 redujera los ingresos e interrumpiera las cadenas de suministro el hambre crónica y el hambre aguda aumentaban por diversos factores: conflictos bélicos, condiciones socioeconómicas, peligros naturales, cambio climático y plagas, entre otros.

Sin embargo, el impacto de la guerra en Ucrania añade riesgos a la seguridad alimentaria global y podría empujar a millones de personas más hacia la inseguridad alimentaria aguda. El Banco Mundial (BM) indica que si bien las perspectivas del suministro de alimentos siguen siendo favorables, los precios aumentaron bruscamente debido a los elevados costos de los insumos, que combinados con las tarifas del transporte y las interrupciones del comercio que provoca la guerra aumentan el costo de las importaciones.

Según datos del BM, al 1 de junio el índice de precios agrícolas había disminuido en 5% en las últimas dos semanas, pero seguía siendo 40% más elevado que el nivel de enero de 2021. Los precios del maíz y el trigo eran 42 y 60% más altos, respectivamente, que los de enero de 2021; y únicamente los precios del arroz eran más bajos, en 12 por ciento.

Costo

Tan solo después de unos días de combate los mercados mundiales de productos básicos se perturbaron. La navegación con barcos cargados de cereales en el mar de Azov, al sur de Rusia, se paralizó y provocó una escalada en los precios del trigo de hasta 12% en diversos mercados internacionales.

Cabe señalar que los cereales básicos conforman buena parte de la dieta de la población más pobre del mundo. Por ende, precios más altos amenazan con ejercer una presión importante sobre países pobres como Bangladesh, Sudán y Pakistán, que en 2020 recibieron alrededor de la mitad o más de su trigo de Rusia o Ucrania; así como Egipto y Turquía, que importaron la gran mayoría de su trigo de ambos países.

Asimismo, cuando Ucrania restringió sus exportaciones de trigo las naciones de Oriente Medio y África del Norte vieron cómo los precios de los alimentos subieron y se redujo el que había sido un suministro constante de alimentos, lo que contribuye a la inestabilidad política en toda esa región.

Las interrupciones de la cadena de suministro relacionadas con la pandemia ya habían inflado los precios de los alimentos y otros productos básicos. Muchos países de bajos ingresos e importadores de alimentos también registraron un aumento en las tasas de desnutrición.

Según la edición de abril de 2022 del informe Perspectivas de los mercados de productos básicos, del Banco Mundial, la guerra en Ucrania altera los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de forma tal, que los precios se mantendrán en niveles históricamente altos hasta fines de 2024 exacerbando la inseguridad alimentaria y la inflación.

Para agravar la situación, Rusia y Bielorrusia —un país que sirvió como punto de partida para la invasión y aliado cercano de Moscú— también son grandes exportadores de fertilizantes. Rusia es de hecho el líder mundial. Los precios del producto, que estaban en niveles históricamente altos antes de la guerra, ahora se dispararon. La escasez de fertilizantes pone en peligro la producción mundial de cultivos en un momento en que una parte o la totalidad de 13% del maíz mundial y 12% de las exportaciones mundiales de trigo de Ucrania podrían perderse.

Michael J. Puma, director del Centro de Investigación de Sistemas Climáticos en la Universidad de Columbia, Estados Unidos, señala que “la seguridad alimentaria es esencial para la seguridad de una nación. A lo largo de la historia hemos visto el modo en que los conflictos interrumpen el suministro de alimentos y, lo que es aún más preocupante, cómo los alimentos se transforman en un arma de guerra. Darle prioridad a la seguridad alimentaria de los países que dependen de Ucrania y Rusia es fundamental”.

Por su lado, David Beasley, director del PMA de la ONU, indica que “los costos del combustible han aumentado, los precios de los alimentos se han disparado, los fertilizantes son más caros y todo esto alimenta nuevas crisis”.

En la actualidad la combinación de conflictos bélicos, el Covid-19, la crisis climática y costos al alza provoca que 44 millones de personas se encuentren al borde de la hambruna.

México

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) estima que en los últimos dos años la inflación de agropecuarios en México fue de 35.81%, más alta que la inflación general.

Y se prevé que la guerra entre Rusia y Ucrania genere alzas de hasta 22% en los alimentos a nivel mundial, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

México no está exento de experimentar consecuencias por este conflicto. El trigo es el segundo cereal más consumido en el país, después del maíz; representa 40 % del gasto en cereales en los hogares mexicanos y aporta 10% de las calorías de la dieta. Si bien el país es autosuficiente en producción de trigo cristalino, utilizado predominantemente en la elaboración de pastas, 75% del consumo de trigo harinero necesario para la panificación depende de importaciones.

Durante décadas México ha dependido de la producción de Estados Unidos; sin embargo, durante el sexenio pasado el excedente de trigo en Rusia le permitió ampliar las exportaciones de este grano a menor precio, volviéndose una tercera opción para nuestro país.

En cuanto a los fertilizantes, en 2020 México consumió cerca de seis millones de toneladas, de las cuales la producción nacional solo atendió 40%. El resto fue cubierto por importaciones: cerca de 30% provenía de Rusia y 16% de China.

Víctor Villalobos, secretario de Agricultura, señaló en mayo ante la FAO que el gobierno mexicano se pronuncia por la apertura de los mercados agroalimentarios y la práctica de un comercio justo e incluyente para fortalecer la seguridad alimentaria mundial frente a los altos niveles de inflación.

Hizo énfasis en señalar que el nexo entre comercio, seguridad alimentaria y paz es cada vez más evidente, por lo que se vuelve necesario trabajar en equipo por un sistema de comercio multilateral abierto, transparente y con reglas claras, a fin de agilizar la provisión de alimentos e insumos.

El funcionario subrayó que es una preocupación de primer orden el surgimiento de mayores regulaciones en el comercio internacional, implementación de más requisitos por parte de muchos países y empresas y medidas proteccionistas, ya que propiciarán un alza en el costo de los alimentos y pérdida de mercados.

Villalobos convocó a la FAO a continuar y redoblar esfuerzos para promover diálogos y consensos sobre estos temas y, en caso necesario, que implemente programas de apoyo a los países que más lo necesiten para poder responder a estas demandas.

Las condiciones climáticas adversas, la pandemia y la guerra en Ucrania ponen así de manifiesto la fragilidad de depender de un número reducido de proveedores y commodities para la alimentación, expresó el secretario.

“Estamos en una encrucijada compleja; pero saldremos adelante, ya que el sector será capaz de producir el alimento que se requiere, mientras que los gobiernos del mundo

seguiremos trabajando para impulsar un orden multilateral más justo e incluyente”, afirmó.

Sostuvo además que la complejidad del momento obliga a detonar una transformación sustentable de los sistemas alimentarios y fortalecer los sistemas locales y

territoriales en el comercio para asegurar el bienestar de las poblaciones y la conservación de los recursos naturales en los territorios rurales.

Soporte

Recientemente, durante una conferencia el 24 de junio en Berlín para tratar la crisis de alimentos a nivel mundial en la que participaron unas 50 delegaciones nacionales, así como representantes de Naciones Unidas y otras organizaciones, el secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que el mundo enfrenta una “catástrofe” debido a la creciente escasez de alimentos en todo el planeta.

Guterres añadió que la guerra en Ucrania contribuye a los trastornos que causan el cambio climático, la pandemia del coronavirus y la desigualdad, para producir una “crisis global de hambre sin precedentes” que afecta ya a cientos de millones de personas.

“Existe un riesgo real de que en 2022 se declaren múltiples hambrunas”, advirtió en su mensaje en video a las autoridades de docenas de países ricos y en desarrollo que participaban en una cumbre en Berlín. “Y 2023 podría ser incluso peor”, agregó.

Guterres destacó que las cosechas en Asia, África y América se verán afectadas porque agricultores de todo el mundo tratan de hacer frente al alza de los precios de los fertilizantes y la energía. “Los problemas de acceso a los alimentos de este año podrían convertirse en una escasez mundial de alimentos el próximo”, dijo. “Ningún país será inmune a las repercusiones sociales y económicas de una catástrofe así”.

Ante las múltiples crisis, el Banco Mundial ya despliega respuestas a corto y largo plazo para impulsar la seguridad alimentaria y nutricional, reducir el riesgo y fortalecer los sistemas alimentarios.

En mayo, el BM anunció medidas que tiene previsto tomar como parte de una respuesta integral y a nivel global ante la crisis de seguridad alimentaria en curso, para lo cual se destinarán hasta 30 mil millones de dólares a proyectos existentes y nuevos en ámbitos como agricultura, nutrición, protección social, agua y riego.

Se financiarán esfuerzos para alentar la producción de alimentos y fertilizantes, mejorar los sistemas alimentarios, facilitar un mayor comercio y apoyar a los hogares y productores vulnerables. Asimismo, el BM y la Presidencia del Grupo de los Siete (G-7) convocaron de manera conjunta a una Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria cuyo objetivo es catalizar una respuesta inmediata y concertada a la crisis mundial del hambre que se está produciendo.

Apoyos del BM contra inseguridad alimentaria

En Bangladesh, mediante un plan de acción de emergencia se realizaron transferencias en efectivo por valor de 87.8 millones de dólares para 407 mil productores de leche y avicultores vulnerables, a fin de ayudarlos a mantener sus actividades comerciales.

Bhután reestructuró la cartera relacionada con los alimentos para apoyar la distribución en el corto plazo y reforzar la producción en el mediano plazo a través del suministro de insumos y el riego.

En Chad se movilizaron 30 millones de dólares en financiamiento de emergencia para proporcionar asistencia alimentaria a través de la entrega gratuita de paquetes de alimentos a 437 mil habitantes vulnerables de zonas urbanas y rurales afectados de inseguridad alimentaria y nutricional grave.

Guatemala implementa el proyecto Respuesta al Covid-19: cadenas de valor agroalimentarias modernas y resilientes, que ofrece una respuesta de emergencia ante la pandemia y busca aumentar la resiliencia económica y climática mejorando la eficiencia de las principales cadenas de valor agrícolas e invirtiendo en tecnologías y prácticas modernas.

En Haití se movilizó financiamiento de emergencia para ayudar a más de 16 mil agricultores a contar con semillas y fertilizantes, y proteger la producción de las dos próximas temporadas agrícolas.

Senegal, mediante un crédito de 150 millones de dólares, contribuye a incrementar las exportaciones de cultivos de alto valor, como cacahuetes con cáscara y productos hortícolas, y aumentar la productividad de las granjas lecheras.

Fuente: BM

Hambre en el mundo

El Informe mundial sobre crisis alimentarias 2022 revela que 193 millones de personas de 53 países o regiones en el mundo se encuentran en una situación de crisis o emergencia alimentaria.

Una de cada nueve personas en el planeta está subalimentada; esto es, alrededor de 815 millones de habitantes.

Asia es el continente que tiene la mayor población de gente que sufre hambre, con dos tercios del total.

La mala nutrición es causa de 45% de las muertes en niños menores de cinco años anualmente.

Más de 1.4 millones de niños podrían morir de hambre en Sudán del Sur, Somalia, Nigeria y Yemen en los próximos meses.

Fuente: FSIN

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