Apuesta de Putin en Ucrania podría amenazar a su gobierno

El presidente ruso parece determinado a prevalecer a toda costa

Redacción
Internacional
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Foto: AP

Washington, Febrero 22.- Vladimir Putin dice que aprendió de los pleitos de su infancia en su San Petersburgo natal: “Si quieres ganar una pelea, tienes que llevarla hasta el final, como si fuera la batalla más decisiva de tu vida”.

Esa lección, citada en la biografía más reciente del presidente ruso, parece guiarlo mientras su invasión a Ucrania sufre reveses y estancamientos. El hombre fuerte del Kremlin, quien comenzó la guerra el 24 de febrero de 2022 y podría terminarla en un minuto, parece determinado a prevalecer, sin piedad y a toda costa.

Avivó a sus compatriotas este mes durante el 80 aniversario de la Batalla de Stalingrado, que cambió la suerte de Moscú en la Segunda Guerra Mundial, al declarar: “La voluntad de ir más allá por el bien de la Madre Patria y la verdad, de hacer lo imposible, siempre ha estado y permanece en la sangre, en el carácter de nuestro pueblo multiétnico”.

Sin embargo, hasta ahora, la apuesta de Putin de invadir a su vecino más pequeño y más débil parece haberle salido estrepitosamente mal y ha creado la mayor amenaza para su gobierno de más de dos décadas.

Putin inició la “operación militar especial” en nombre de la desmilitarización y “desnazificación” de Ucrania, alegando que buscaba proteger a los rusos étnicos, evitar la integración de Kiev a la OTAN y mantenerla en la “esfera de influencia” de Rusia. Mientras él afirma que Ucrania y Occidente provocaron la invasión, ellos dicen justo lo contrario: que fue un acto de agresión ilegal y descarado contra un país con un gobierno elegido democráticamente y un presidente judío cuyos familiares fueron asesinados en el Holocausto.

Putin sentó las bases para la invasión con un ensayo de 5.000 palabras en 2021, donde cuestionó la legitimidad de Ucrania como nación. Ese fue sólo el último capítulo de una larga obsesión con ese país y una determinación para corregir lo que cree que fue un error histórico al dejarlo escapar de la órbita de Moscú. Se remontó tres siglos, hasta Pedro el Grande, para apoyar su intento de reconquistar el que ve como un merecido territorio ruso.

No obstante, al tratar de rectificar la historia se encontró pronto con obstáculos modernos.

“Literalmente, todo lo que se propuso lograr ha resultado desastrosamente mal”, expresa Philip Short, un periodista británico que el año pasado publicó su biografía, “Putin”.

A pesar de las intervenciones armadas en Chechenia, Siria y Georgia, Putin sobreestimó a su ejército y subestimó la resistencia ucraniana y el apoyo occidental.

Los medios rusos intentan potenciar su autoridad con imágenes de un Putin con el torso desnudo montado en un caballo, disparando en un campo de tiro militar y denigrando a los funcionarios de su gobierno en la televisión, pero la guerra ha expuesto sus defectos y la debilidad de su ejército, de sus servicios de inteligencia y de algunos sectores económicos.

Las fuerzas ucranianas han liberado más de la mitad del territorio del que se apoderó Rusia. La guerra ha matado a decenas de miles de personas de ambos bandos, ha causado una destrucción generalizada e indujo no sólo a Ucrania, sino también a Suecia y Finlandia a solicitar la membresía en la OTAN. Ha incrementado la amenaza a la seguridad de Rusia y ha saboteado décadas de integración de Rusia con Occidente, lo que trajo un aislamiento internacional.

Cada vez más, Putin parece improvisar en un conflicto mucho más largo y más difícil de lo que esperaba. Por ejemplo, amenazó con usar armas nucleares y luego se retractó. La estrategia es familiar de su pasión de toda la vida, el judo: “Debes ser flexible. A veces puedes ceder a otros si ese es el camino que conduce a la victoria”, relató Putin en entrevistas halagadoras de 2015 a 2017 con el director estadounidense Oliver Stone.

Putin tiene la idea de que un Occidente agresivo quiere aplastar a Rusia. Su narrativa, junto con medidas cada vez más represivas para sofocar la disidencia interna, ha reactivado el apoyo patriótico entre muchos de sus compatriotas, pero se enfrenta con una estructura de poder ineficaz y descendente heredada de la Unión Soviética, con las fronteras porosas del mundo interconectado y contra los sacrificios que los rusos sufren de primera mano.