EL MUNDO, OPTIMISTA FRENTE A LA RECUPERACIÓN

El buen tono económico a partir del segundo trimestre de 2021 vislumbra una rápida recuperación empresarial propiciada fundamentalmente por las campañas de vacunación del SARS-CoV-2.

Claudia Luna Palencia
Internacional
Japan, Sapporo-DEC 08: Ishiya, chocolate factory on DEC 08, 2014

Las inmunizaciones fast track contra el coronavirus alrededor del planeta se convierten en una piedra angular para el retorno de la confianza, tanto de los consumidores como de los inversores, dos dinamos esenciales para propulsar el crecimiento de la economía internacional.

A principios del mes de marzo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reevaluó el escenario internacional bajo una visión positiva: prevé un PIB mundial mucho más robusto del que había pronosticado para este año.

La revisión es de más de un punto porcentual, para ubicar el crecimiento en 2021 en torno de 5.6%. Junto con la del FMI, que lo estima en 5.5%, es la previsión más alentadora de todas, porque el Banco Mundial la avizora en 4 por ciento.

Básicamente las variables de consideración por parte de la OCDE son: 1) El avance de las campañas de inmunización antiCovid ya que cada vez son más los países a los que llegan los viales y más farmacéuticas se suman con sus respectivos sueros para luchar contra el coronavirus; 2) se vislumbra un auge económico, aunque será desigual, que volverá a detonar el sector servicios, sobre todo por el lado de turismo y movilidad; 3) una recuperación de la confianza, tanto de los consumidores como de los empresarios, más notable en los niveles de gasto; 4) la economía de Estados Unidos se beneficiará por un rápido impulso desde el gobierno del presidente Joe Biden gracias al plan de rescate lanzado en los primeros días de marzo; 5) cada vez más gobiernos implementan programas de estímulos directos, tanto para la macro como para la microeconomía; y 6) la producción global vuelve a la normalidad tras meses con interrupciones en las cadenas de suministro; se observa un alza en el comercio y en la producción industrial desde finales del año pasado.

El organismo que preside José Ángel Gurría considera que la clave para consolidar la recuperación será actuar con rapidez; aunque no habrá una salida en V para todos los países, muchos indicadores recobrarán su ritmo previo a la pandemia.

“Acelerar la producción y el despliegue de las vacunas es la mejor política económica con la que contamos en la actualidad para que nuestras economías y el empleo vuelvan a crecer”, remarca en su más reciente informe.

En las Perspectivas económicas provisionales de marzo analiza que en 2021 el PIB de India será de 12.6%, prácticamente el único país con tal dinámica, seguido por China con un PIB de 7.8% y en tercera posición EU con 6.5 por ciento.

Otros países integrantes del G-7 y del G-20 experimentarán un tirón relevante en su PIB: Turquía (5.9%), Francia, España y Reino Unido (también por encima de 5 por ciento).

Las perspectivas para Argentina, México y Brasil son igualmente halagüeñas con un PIB aproximado de 4.6, 4.5 y 3.7%, respectivamente; buena parte de la producción mexicana podría registrar un mejor desempeño en la medida en que la Unión Americana logre una mayor y más rápida expansión.

En general el camino pasa por un rebote ansiado y esperado. Unos sectores tenderán a una salida más veloz. La propia OCDE cree que la producción mundial alcanzará a mediados de año niveles previos a la pandemia.

“En el escenario al alza las perspectivas de crecimiento mejorarían si la producción y distribución de dosis se acelera, si hay una mayor coordinación global y una anticipación a las mutaciones del virus. Esto permitiría relajar antes las medidas de contención y el crecimiento se acercaría a las previsiones de actividad previas a la pandemia”, remarca el organismo internacional.

Hay que dejar atrás los malos tiempos. El balance de 2020 varía desde la caída de 4.3% en el PIB mundial según el Banco Mundial o la contracción de 3.4% de acuerdo con la OCDE; sin embargo no todos se perdieron en la marea de la debacle que provoca la emergencia sanitaria y el daño colateral en el tejido socioeconómico: China habría cerrado el año pasado con un PIB de 2.3% y Turquía de 1.8 por ciento.

Vacunas y estímulos

Un cielo despejado en el horizonte económico pende en buena medida de la eficacia de las vacunas, de su inmediato alcance demográfico y contar con herramientas útiles que permitan continuar con ciertos protocolos de higiene y cuidados personales.

A la fecha hay seis laboratorios con las inmunizaciones aplicándose a distintos porcentajes de la población mundial: Sputnik V, Sinopharm, Pfizer-BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Janssen.

A mediados de marzo las personas vacunadas (sin distinguir si han recibido una o dos dosis correspondientes) superan los 231 millones; afortunadamente son menos los casos de contagio con 121 millones de seres humanos; ambos datos se actualizan día tras día.

El problema con las vacunas, denuncian tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización de Naciones Unidas (ONU), es que diez países acaparan 75% de las vacunas antiCovid.

António Guterres, responsable de la ONU, advierte que la distribución equitativa de las vacunas es “la mayor prueba moral” que enfrenta la humanidad; pero está siendo tremendamente “injusta” y “desigual”.

“Si se permite que el virus se propague como la pólvora en el Sur global mutará una y otra vez. El G-20 debería formar un grupo de trabajo para elaborar un plan mundial de inmunización y poner además el financiamiento necesario para lograr los objetivos”, sugirió Guterres.

Hasta el momento un total de 130 países no han recibido ninguna de las vacunas. Esa misma preocupación la comparte la OCDE en su informe provisional publicado en marzo.

Advierte el mismo documento que problemas con el retraso de las vacunas —por una serie de factores— impedirían un rebote rápido de reacción en los agentes económicos y volvería la incertidumbre tanto en los consumidores como en los empresarios e inversores.

El nexo entre vacunas y recuperación puede ser un círculo virtuoso o bien todo lo contrario: convertirse en un bucle de repetición de ciclos entre una población cansada de restricciones, confinamientos, semiconfinamientos, cuarentenas, toques de queda y limitaciones a la movilidad como imperativo de control en los países.

La gran duda es igualmente si habrá o no el tan esperado rebote. Para Pablo Martínez y Miguel Otero, del Real Instituto Elcano, si bien la aplicación de diversas vacunas permite vislumbrar un horizonte con un final en las restricciones a la movilidad todavía existe “una enorme incertidumbre” al respecto.

La parte más resiliente que proporciona cierta tranquilidad deriva de lo que Martínez y Otero consideran como la buena determinación de los principales gobiernos y bancos centrales por aplicar “todas las medidas” laborales, fiscales y monetarias —como si hubiese un nuevo consenso keynesiano— para suavizar el impacto del shock que causa la pandemia.

La palabra clave es dar estímulos. El presidente de EU, Joe Biden, ha sumado un paquete cuantioso para reflotar la economía norteamericana inyectándole 1.9 billones de dólares.

No solo prevé rescates a las empresas sino también ayudas directas en forma de cheques de mil 400 dólares para familias de ingreso medio y bajo apretadas durante la pandemia. La intención es reanimar el consumo.

El denominado paquete de rescate estadunidense no tiene precedente salvo, en cierto sentido, en los fondos de gasto y ayuda aplicados por el entonces mandatario Franklin Delano Roosevelt tras el hundimiento de la economía por los efectos del crack de 1929, que terminarían combinándose con una serie de factores y provocando la Gran Depresión.

Esta especie de New Deal a lo Biden pretende tener el mismo efecto acelerador de la macro y la microeconomía. Incluye inclusive ayudas mensuales por hijos a las familias menos favorecidas y que peor lo están pasando.

Algunas consultoras como Morgan Stanley evalúan favorablemente este paquete a tal punto que reestiman el PIB de EU en 7.5% para este año.

Lo llamativo de los planes de la Casa Blanca es que Biden no ha dado ninguna señal ni ha hecho intento alguno por deshacer la política arancelaria comercial impuesta de forma unilateral por su antecesor en el gobierno: hacia el exterior sigue imperando la política heredada por el republicano Donald Trump.

Biden, como demócrata, tampoco tiene mucha prisa en quitar el exceso de impuestos a Europa ni a China ni al resto del mundo al que se castigó con alzas en los aranceles ad valorem a las importaciones de aluminio y de acero.

Geopolítica: variable preocupante

El curso de la pandemia no reduce las tensiones globales previas a la irrupción del SARS-CoV-2. La nueva administración en Washington tampoco está conforme con los resultados preliminares proporcionados por un grupo de élite de la OMS que in situ en Wuhan, China, recabó información acerca del origen del virus.

El presidente Biden dejó bien clara su postura vía telefónica a su homólogo chino, Xi Jinping: por el momento no habrá una reducción arancelaria porque las recriminaciones hacia la política comercial del gigante asiático se mantienen en el mismo tono.

Además hay una persistente condena en el tema de los derechos humanos por los roces con Hong Kong, Taiwán y las denuncias de la población uigur en Sinkiang. Y para el Pentágono la principal debilidad en el renglón de la seguridad está en el mar de la China Meridional y en el conjunto del Pacífico.

En los informes de Defensa proporcionados a Biden tanto China como Rusia siguen siendo las dos mayores amenazas a la seguridad y a la estrategia estadunidense.

Las repentinas declaraciones del nuevo inquilino de la Casa Blanca contra el presidente ruso, Vladimir Putin, llamándolo “asesino”, desataron la polémica diplomática con Moscú.

En una entrevista televisiva para ABC en relación al caso del opositor ruso Alexei Navalny, quien estuvo al borde de la muerte por un supuesto envenenamiento con Novichok, el entrevistador cuestionó a Biden si él creía que Putin era un asesino y el mandatario estadunidense respondió que “sí, lo creo”.

Ya envalentonado Biden amagó con nuevas sanciones y represalias contra Rusia si comprueban que Putin tuvo alguna injerencia en las elecciones presidenciales de noviembre pasado.

La sombra de la injerencia rusa sobrevoló todo el mandato de Trump con informaciones vertidas de que él podría haber ganado en 2016 con la ayuda del Kremlin.

Ante los comentarios de Biden el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso llamó a consulta al embajador estadunidense en Moscú, seguida de múltiples condenas a los comentarios.

Después están las relaciones en campo minado entre Reino Unido y la Unión Europea (UE), que la consumación del Brexit ya había vuelto difíciles y que exacerban ahora los problemas con la vacuna antiCovid de la británica AstraZeneca.

La postura oficial desde Downing Street pasa por defender los intereses de sus multinacionales. El primer ministro Boris Johnson esgrime que la vacuna es segura contra el coronavirus y no tiene grandes efectos secundarios, al tiempo que apoya los cupos de producción y distribución de AstraZeneca.

Desde Bruselas la Comisión Europea tiene otra versión: la farmacéutica no cumple con los cupos ni plazos de entrega de los viales acordados y preadquiridos, en detrimento de alargar una vuelta a la normalidad de la población que, sin las vacunas, seguirá bajo medidas restrictivas.

Controversia por AstraZeneca

Ha pasado un año de la declaración de pandemia (11 de marzo pasado) y con el primer trimestre a punto de concluir el mundo sigue sin ponerse de acuerdo en asuntos torales en torno de la cadena de producción y distribución de las vacunas: no hay una liberalización de patentes para que los sueros puedan producirse en los países que tengan los recursos para hacerlo y los gobiernos mantienen el control en su distribución sin posibilidad de que la gente elija qué vacuna ponerse comprándola en una farmacia.

Lo último en los conflictos entre Reino Unido y la Unión Europea (UE) incluye una suspensión temporal de la inmunización con la vacuna de AstraZeneca tras detectarse casos inusuales de trombos, ictus o hemorragias en gente vacunada y registrarse fallecimientos sospechosos en Dinamarca, España e Italia.

A mediados de marzo había 18 países europeos que dejaron de aplicar la vacuna de AstraZeneca de forma momentánea, a la espera de mayor evidencia causa-efecto clínica.

Tanto la OMS como la Agencia Europea del Medicamento (EMA) insisten en que son más los beneficios que los perjuicios que provoca esa vacuna, pero analizan a las personas detectadas con afectaciones, cruzando datos al respecto y contrastándolos con los ensayos experimentales que registró AstraZeneca.

Para elevar la tensión y los reproches mutuos Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, logró el apoyo para evitar que desde suelo europeo se exporten vacunas producidas dentro del continente hacia terceros países sin honrar primero los acuerdos de distribución previamente pactados con el laboratorio británico.

La OTAN gasta más

La Organización del Tratado del Atlántico Norte emitió su informe anual de 2020, que refleja la situación del gasto en defensa realizado por sus 30 países integrantes.

De acuerdo con la alianza los recursos militares de las naciones europeas, junto con Canadá, tuvieron un incremento en términos reales de 3.9% de 2019 a 2020.

Se trata del sexto año consecutivo en que aumenta el gasto militar de la OTAN y once países integrantes lograron cumplir con la meta de destinar 2% de su PIB a defensa.

Entre 2014 y 2020 los aliados europeos y Canadá gastaron en forma conjunta 190 mil millones de dólares para fortalecer sus objetivos militares, proveyéndose una mayor seguridad.

La nación que más dinero destina en el mundo para defensa sigue siendo Estados Unidos: en 2020 su gasto militar representó 53% de todo lo que la OTAN ejerció ese año.

En su conjunto el gasto militar de la OTAN el año pasado creció hasta un trillón de dólares; el documento plasma que la pandemia no ha contenido las amenazas geopolíticas.

Al respecto Reino Unido anunció que incrementará su arsenal nuclear como una nueva estrategia de cara a 2030 que implicará pasar de 180 ojivas nucleares a 260.

Desde Downing Street señalan que el principal peligro geopolítico y militar para Reino Unido es Rusia, mientras que China es la mayor amenaza geoeconómica para el poderío británico.

Mayor PIB mundial 2021

Países PIB estimado

Mundo 5.6%

India 12.6%

China 7.8%

EU 6.5%

Turquía 5.9%

Francia 5.9%

España 5.7%

Reino Unido 5.1%

Indonesia 4.8%

Canadá 4.7%

Argentina 4.6%

México 4.5%

Australia 4.5%

Italia 4.1%

Brasil 3.7%

Corea del Sur 3.3%

Fuente: OCDE