GOLPEADA POR EL COVID-19, IBEROAMÉRICA SE AFERRA A LOS ODS

Rumbo a la XXVII Cumbre Iberoamericana

Claudia Luna Palencia
Internacional
United Nations Building in New York
Mikhail Palinchak

Las relaciones en Iberoamérica no pasan por su mejor momento: la pandemia obliga a que las prioridades esenciales sean más que nunca internas y se relacionen con salvar la vida de los enfermos más graves afectados por el SARS-CoV-2, así como avanzar con la vacunación antiCovid, frenar la exponencial expansión del virus e instrumentar rescates económicos y subsidios.

La XXVII Cumbre Iberoamericana en Andorra, el 21 de abril, en el pintoresco pueblecito de esquiadores de Soldeu, será la viva imagen del momento histórico de los nexos trasatlánticos con la región de América Latina.

El evento se anunció con la presencia del presidente de España, Pedro Sánchez; el jefe de Estado español, Felipe VI; acompañados por los mandatarios de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; Guatemala, Alejandro Giammettei; República Dominicana, Luis Abinader; y el jefe del gobierno del Principado de Andorra, Xavier Espot.

Este último, anfitrión del evento, explicó que han sido dos años incansables para ser la sede de la Cumbre Iberoamericana y todos los trabajos que conlleva preparar la discusión marco del reciente cónclave, titulado Innovación para el desarrollo sostenible. Objetivo 2030. Iberoamérica frente al reto del coronavirus.

“Andorra ha liderado los trabajos de la cumbre desde la inclusión, la empatía, la responsabilidad con todos los ciudadanos del espacio iberoamericano; a mitad de nuestra presidencia irrumpió con fuerza por todo el planeta la pandemia del coronavirus. Y como no podía ser de otro modo, reorientamos con firmeza y convicción todos nuestros esfuerzos y liderazgo de la conferencia a la lucha de la crisis sanitaria y sus efectos derivados”, señaló Espot.

El seno del encuentro semipresencial (fundamentalmente telemático) se intentará aprovechar para lograr consensos entre los presidentes y jefes de Estado de los 22 países que conforman el espectro iberoamericano: Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay Venezuela.

Para Espot hoy más que nunca es imprescindible “no dejar a nadie atrás”, sellando acuerdos para superar las consecuencias del Covid-19 siempre bajo criterios de responsabilidad medioambiental y teniendo en cuenta el bienestar general.

“Sobre todo respetando la diversidad de los 22 países iberoamericanos, por eso son necesarios estos espacios de diálogo y de cooperación entre la sociedad civil, los gobiernos y las empresas; para los retos de la región hay que encontrar las soluciones adecuadas, paliar el impacto de la pandemia y a la vez diseñar la recuperación económica y social de Iberoamérica apostando por la agenda medioambiental, la innovación y la agenda sostenible”, reflexionó el jefe de Gobierno de Andorra.

La región más transparente, como la calificó el escritor Carlos Fuentes, figura severamente sacudida por el impacto en seco de la pandemia en economías con patologías previas y con sus propias complejidades que ante la emergencia sanitaria y el daño colateral en el PIB padecen una vorágine preocupante.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima en 3.3% la contracción del PIB global en 2020. España Exportación e Inversiones (ICEX) señala que el PIB en su conjunto de América Latina se desplomó -7.4% y el propio FMI cifra esa caída sobre -7 por ciento.

Pero tampoco España, Andorra ni Portugal han evitado el golpe mayúsculo: los otros tres socios que conforman el espectro iberoamericano están duramente cimbrados por los constantes confinamientos, cuarentenas, toques de queda y múltiples restricciones a la movilidad, que ante una franca dependencia hacia el turismo internacional tienen su propia debacle.

Prácticamente el espectro iberoamericano llega magullado por el coronavirus, lamiéndose los arañazos y buscando el cauce más certero para que el rebote natural esperado este 2021 no decaiga nuevamente en 2022 y abra otra recesión larga como la experimentada desde 2008 y que en los países europeos duró una década.

¿Cómo llegan a este encuentro semipresencial? Andorra con una caída estimada de -12% en su PIB; con España más o menos en la misma sintonía con una contracción de -11%, y Portugal con un retroceso de -7.6% en 2020.

De América Latina las dos grandes economías de la región también han padecido lo suyo: Brasil con una contracción estimada de -4.1% en 2020 y México con un PIB de -8.2 por ciento.

Pero hay otros países igualmente muy afectados: Perú con una caída de -11.1%; seguido de Argentina, con un PIB de -10%. Otra economía relevante para la región, la de Colombia, se contrajo -6.8%. Y la de Chile -5.8 por ciento.

Nunca habían llegado tan destrozados a una reunión en la que 95% de los dignatarios se ha conectado de forma virtual y no coincide entre sí con un tête à tête en los pasillos, ni salutaciones cordiales, abrazos fundidos… Verse a la cara y extenderse esas salamerosas invitaciones de visitas de Estado que un mandatario hace a otro para estrechar lazos.

Todo se realizará en una fría pantalla con un breve discurso por participante y al fondo la montaña nevada de Soldeu con los esquiadores ajenos a todo lo que allí se discuta.

Como ajenos son los países a los problemas de los demás, porque el mayor desafío en este instante es controlar y vencer al coronavirus. Y para eso necesitan vacunas.

Iberoamérica no va a tiempo con el tema de las inmunizaciones: Brasil es hoy por hoy el gran foco de la región, muchas veces señalado por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) como ejemplo de descontrol y por ser emisor del virus; la recuperación de su PIB en buena medida pende de las capacidades de maniobra de su presidente, Jair Bolsonaro, cuestionado por sus métodos tanto dentro como fuera de su país.

En Iberoamérica, según el número de fallecidos preliminares que cada país reporta y la Universidad John Hopkins, se contabilizan 923 mil 669 muertos por coronavirus y varias naciones iberoamericanas lamentablemente lideran el ranking de decesos a nivel global: Brasil ocupa el segundo sitio después de Estados Unidos, con 358 mil 425 fallecidos; le sigue México, con 210 mil 282 muertes; en décimo sitio está España, con 76 mil 625 muertos por Covid-19; inmediatamente después Colombia, con 66 mil 480, y en lugar decimocuarto figura Argentina, con 58 mil 174 defunciones.

Hablar de futuro y de estrategias implica una acción coordinada en pro de la cooperación por las vacunas; y el rezago es considerable tanto en América Latina como en España, Portugal y Andorra.

Tedros Adhanom, titular de la OMS, denuncia que diez naciones acaparan 75% de las vacunas antiCovid. Hay países en África, en Asia y también en América Latina que no han recibido nada.

Según los datos proporcionados por el organismo hasta mediados del mes de abril, se habrían suministrado 600 millones de dosis de vacunas para una población mundial de siete mil 700 millones de personas.

Mientras España, Portugal y Andorra han suministrado viales antiCovid a 4% de su población, en América Latina hay naciones como Nicaragua, Honduras y Cuba que no han recibido ninguna. Precisamente Cuba está a punto de tener su propio suero con dos distintas patentes, una llamada Soberana 02 y la otra Abdala.

Algunos más han inyectado poquitas, como Paraguay, Ecuador y El Salvador. En total, en América Latina y el Caribe se han aplicado 37 millones de viales; y de estos 87% ha sido suministrado a Brasil (15 millones), Chile (8.6 millones), México y Argentina (cada uno con cuatro millones).

Recuperarse y cumplir

Sin el oxígeno financiero del Banco Mundial y del FMI la región estaría todavía en peores condiciones. De acuerdo con el Banco Mundial, a nivel global en el primer año de la pandemia al espectro de la pobreza habrían caído entre 119 a 124 millones de personas más de forma global.

La Asociación Internacional de Fomento (AIF) acepta que ha redoblado esfuerzos financiando a 74 naciones con 82 mil millones de dólares; sobre todo son economías africanas, latinoamericanas y del Caribe.

Sin las ayudas a América Latina y el Caribe en la región se habrían incrementado entre 20 a 30 millones el número de nuevos pobres; y por el momento se ha logrado contener.

Para España, Andorra y Portugal la preocupación hacia sus socios latinoamericanos pasa por que puedan controlar ese cinturón de miseria y que no se ensanche más.

Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas (ONU) varios se dirigen hacia una serie de valores seguros: erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria, garantizar una vida sana, lograr la igualdad de género, tener una educación de calidad y asegurar el acceso al agua y la energía necesarias, así como promover el crecimiento sostenido.

Son 17 puntos marcados dentro de los ODS que por supuesto incluyen la acción por el clima, el trabajo decente, la salud y el bienestar, el respeto a la vida de los ecosistemas, la paz y justicia, y las ciudades y comunidades sostenibles.

España quiere que sus socios latinoamericanos, en esa reconstrucción del tejido socioeconómico necesario para dejar la crisis económica desatada por la pandemia, suceda de forma armónica con los compromisos medioambientales, verdes y sustentables.

La región es un área de influencia económica para la nación ibérica, que no quiere ver menguar porque eso debilitaría la marca España del otro lado del Atlántico.

María Peña, consejera delegada del ICEX, señala que la crisis sistémica provocada por la pandemia ha tenido resultados visibles en la Inversión Extranjera Directa (IED) emitida desde América Latina.

“Era de esperar que la inversión se redujera pero no se detuvo a pesar del más duro embate económico en generaciones; que la inversión latinoamericana en el exterior haya sobrevivido, haya encontrado un soporte irreducible, es augurio de buenas cosas por venir”, expresa la directiva.

La IED desde América Latina (no es la que ha recibido sino la que ha salido a otras partes) acumula 750 mil millones de dólares, 70% más respecto de 2011.

“Hay razones para pensar que el tejido económico e inversor de la región está bien posicionado para izarle velas a este viento a pesar del impacto que la pandemia tiene en las pequeñas y medianas empresas. Las razones son especialmente dos: los principios que mueven a este tejido y los sectores en los que invierte”, destaca.

En cuanto a los sectores en los que se invierte, más de la mitad de las transacciones de capital de los inversionistas latinoamericanos está ligada a los sectores de internet, comunicaciones y tecnología.

Del volumen de transacciones, de acuerdo con Peña, en los últimos seis años el capital de riesgo orientó nueve mil 400 millones de dólares a inversiones internacionales que son “casi cinco veces más” todo lo invertido en los tres quinquenios pasados.

“Esto habla de la madurez y vivacidad del sector tecnológico latinoamericano. En años recientes atrajo a poderosos inversores como Softbank, de Japón, y Tencent, de China. El resultado son 22 startups valoradas en más de mil millones de dólares”, añade la experta.

Curioso pero real: diversos análisis del ICEX dan cuenta de cómo América Latina saltó a ser uno de los principales inversionistas en España, un dato importante que hace la diferencia con otras crisis pasadas.

Los cuatro mayores inversores en el país ibérico son Francia, Reino Unido, Estados Unidos y toda la región de América Latina. En este primer año de la pandemia la IED latina subió 45% con cinco mil 807.5 millones de dólares.

Los buenos augurios tienen bases y argumentos.