Washington, a 22 de mayo. Mientras el presidente Joe Biden efectúa una gira por Asia, su gobierno procura salvar la cumbre enfocada en América Latina del mes entrante.
La Cumbre de las Américas, de la que Estados Unidos es anfitrión por primera vez desde la reunión inicial de 1994, está en peligro de derrumbarse debido a las preocupaciones sobre la lista de invitados.
El presidente de México, Andrés Manuel López, amenazó con boicotearla si se excluye a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
A diferencia de Washington, que considera parias a los gobiernos autocráticos de las tres naciones, el mandatario izquierdista de México sostiene con ellos relaciones ordinarias.
Una cumbre vacía socavaría los esfuerzos de Estados Unido para reafirmar su influencia en América Latina ante los avances de China en la región al tiempo que aumentan las preocupaciones sobre un retroceso democrático en la zona.
De momento, Biden considera invitar a un representante cubano para que asista como observador a la cumbre, según un funcionario estadounidense que solicitó el anonimato para hacer declaraciones sobre deliberaciones delicadas.
Se desconoce si Cuba aceptará la invitación, que será extendida a alguien del Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla, no al canciller mismo, y si eso sosegará a López Obrador.
El presidente mexicano reiteró el viernes su deseo de “que se invite a todos” y expresó su deseo en que se alcance una solución. Agregó que tenía mucha confianza en el presidente Biden del que dijo ha sido respetuoso con México.
Aun si asistiera López Obrador, podría haber una ausencia notable, la de Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, el país más poblado de América Latina, quien se ha abstenido de precisar si acudirá a la cumbre.
La incertidumbre es indicio de una caótica planeación del encuentro, cuya realización está programada para dentro de dos semanas en Los Ángeles.
Normalmente, las reuniones con jefes de Estado son organizadas con bastante antelación con agendas claras y listas de invitados también claras.
“No hay excusa de que no tuvieron tiempo suficiente”, dijo Ryan Berg, alto miembro del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales. “Esta es nuestra oportunidad para establecer una agenda regional. Es una gran oportunidad. Y me temo que no la vamos a aprovechar”.
El Consejo de Seguridad Nacional no respondió de momento a una solicitud para que hiciera declaraciones sobre el asunto.
Ned Price, en declaraciones a nombre del Departamento de Estado, dijo que la primera tanda de invitaciones fue cursada el jueves, pero podría haber adiciones. Declinó precisar quiénes ya recibieron las invitaciones.
Señaló que era “comprensible” las conjeturas sobre quiénes acudirían y señaló que Biden será el primer mandatario estadounidense que participe en la cumbre desde 2015, cuando el presidente Barack Obama viajó a Panamá.
El ex presidente Donald Trump no asistió a la siguiente cumbre en Perú en 2018 y envió en su lugar al vicepresidente Mike Pence.
“La prioridad de nuestra agenda es que trabajemos juntos sobre los desafíos centrales que enfrenta nuestro hemisferio”, declaró Price, como la migración, el cambio climático y las repercusiones económicas de la pandemia de coronavirus.