Washington, agosto 5.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está presionando a China e India para que dejen de comprar petróleo a Rusia y de ayudar a financiar la guerra del Kremlin contra Ucrania.
Trump plantea esta cuestión mientras busca presionar al presidente de Rusia, Vladímir Putin, para que acepte un alto el fuego.
Pero el petróleo ruso barato beneficia a las refinerías en esos países, además de satisfacer sus necesidades energéticas, por lo que no muestran ninguna intención de resistir.
China, India y Turquía son los principales destinatarios del petróleo que solían ir a la Unión Europea. La decisión de Bruselas de boicotear la mayor parte del crudo ruso transportado por mar desde de enero de 2023 provocó un cambio masivo en los flujos de crudo de Europa a Asia.
Desde el boicot del bloque, China ha sido el principal comprador de energía rusa, con aproximadamente 219.500 millones de dólares en petróleo, gas y carbón, seguida por India, con 133.400 millones, y Turquía, con 90.300. Antes de la invasión rusa de Ucrania, la India importaba relativamente poco petróleo ruso.
Hungría importa algo de petróleo ruso a través de un oleoducto. Aunque es miembro de la UE, el presidente húngaro, Viktor Orbán, ha sido crítico con las sanciones contra Moscú.
Uno de los grandes motivos: es barato. Dado que el petróleo ruso se comercializa a un precio más bajo que el Brent, el referente internacional, las refinerías pueden aumentar sus márgenes de beneficio cuando convierten el crudo en productos utilizables como el diésel.