El frenético regreso del presidente republicano ya tiene consecuencias: la economía estadunidense experimenta una desaceleración, en Wall Street prevalece la incertidumbre, los índices bursátiles fluctúan y el nerviosismo afecta transacciones e inversiones en el comercio mundial.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió los primeros 100 días de su segunda etapa al frente de la Casa Blanca, durante los cuales ha desplegado una actividad frenética, sumiendo a su país y al mundo en un caos al generar inestabilidad en el mercado internacional con la aplicación irracional de aranceles comerciales.
Durante estos pocos más de tres meses de administración desde que el 20 de enero rindió protesta como el mandatario número 47 de la gran potencia económica y militar, Trump ha mostrado estar también empeñado en cumplir la “venganza” que anunció en su campaña contra quienes actuaron en los procesos penales que enfrentó antes de las elecciones de noviembre pasado, por lo que inició un desmantelamiento del gobierno federal sin precedentes en la historia de ese país, sobre todo en el Departamento de Estado.
Con prácticamente todo el poder político y repitiendo la fórmula de gobernar mediante decretos, lo que le permite saltarse al Congreso pese a que los republicanos son mayoría en las cámaras de Representantes y Senadores, el magnate se encuentra empeñado en cumplir con sus principales promesas de campaña.
Sin embargo, sus medidas provocan afectaciones a la economía estadunidense, que en el primer trimestre del año mostró ya una desaceleración: en Wall Street prevalece la incertidumbre, los índices bursátiles de las principales empresas han registrado caídas históricas no vistas desde hace 50 años y el nerviosismo afecta las transacciones e inversiones en el comercio internacional.
Fractura democrática
Las medidas disruptivas aplicadas por Trump provocan una fractura en el sistema democrático de Estados Unidos al ejercer una presidencia autoritaria, prácticamente sin contrapesos, como lo muestran los desacatos a las resoluciones judiciales a varias de sus medidas, su resistencia a cumplir con los fallos de la Corte Suprema y su injerencia en el funcionamiento de las instituciones independientes, como la amenaza de despedir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
En política exterior destruye la frágil recomposición lograda por su antecesor, Joe Biden, al romper prácticamente de nueva cuenta con sus aliados políticos y comerciales. Y muestra una actitud imperialista al pretender “comprar” e incluso apoderarse de Groenlandia, con el pretexto de que esa isla es estratégica para los intereses de Washington, así como sus amenazas de recuperar el control del Canal de Panamá y con ello evitar la influencia que dice tiene China sobre ese estratégico paso marítimo en América Central.
Y con la aplicación de aranceles a las importaciones hacia la Unión Americana para prácticamente todo el mundo Trump sacude al comercio mundial y desata una guerra comercial con China que los expertos aseveran afecta el crecimiento, genera inestabilidad y volatilidad en los mercados financieros y provoca una dislocación en las cadenas de producción y suministro global.
Este panorama de caos y revanchismo contra las instituciones democráticas de la Unión Americana provoca duras críticas de cientos de miles de estadunidenses, quienes en dos ocasiones han salido a protestar en decenas de ciudades para denunciar lo que califican como amenazas de Trump a los ideales y fundamentos democráticos de ese país.
Contradictorio
Con su populismo de derecha Trump parece estar dispuesto a terminar con la arquitectura mundial impuesta por el propio Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial, la que permitió mantener la paz internacional durante 80 años.
Tan solo en estos 100 días de regreso a la Oficina Oval su gobierno ha sido caótico, contradictorio y ha generado temor e incertidumbre entre los propios estadunidenses, lo que propició su caída en el nivel de aceptación en las encuestas.
De acuerdo con la medición de la cadena CNN su aprobación es de 41% (en otras consultas la cifra es 39%), la más baja en 70 años para un mandatario de ese país en los primeros 100 días de gobierno.
Esa baja aprobación refleja el impacto negativo que entre sus conciudadanos tienen las acciones y medidas adoptadas por Trump, al mostrar el arranque de una administración con bajos niveles de confianza en los temas más importantes para los ciudadanos, como su capacidad de manejar los problemas, la economía, la aplicación de aranceles, el despido de decenas de miles de empleados del gobierno y la reducción o retiro de presupuesto a instituciones educativas y otras áreas de la administración federal.
En este arranque furioso ha insistido que cumplirá con su promesa de reducir la inflación, lo que permitirá que los precios de los alimentos y otros bienes disminuyan. Sin embargo, la Reserva Federal advirtió que la aplicación de aranceles provocará aumentos por el gravamen a las exportaciones extranjeras.
En este periodo también ha tomado acciones severas contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas provenientes de México y Canadá, sus principales socios comerciales, a los que aplicó un arancel de 25% a sus exportaciones como medida de presión para que impidan la llegada de inmigrantes y sellen sus fronteras contra el paso de drogas.
Después de los aranceles contra Canadá, México y China, Trump anunció impuestos generalizados a las importaciones extranjeras el 2 de abril, que llamó el “Día de la Liberación”, medida que reconsideró más tarde al optar por negociaciones con las diferentes naciones.
Mantiene vigente los aranceles de 145% a China, país que a su vez impuso 125% de gravamen a las importaciones estadunidenses.
Ante el preocupante panorama económico, el 21 de abril, día en que cumplió 100 días en la presidencia, Trump anunció una reducción de aranceles a la importación de automóviles, por lo que su gobierno hará reembolsos relacionados con las autopartes importadas de los coches que sean ensamblados en Estados Unidos, entre otros beneficios.
De la “paz” al resort
En política exterior, el presidente de Estados Unidos prometió alcanzar la paz entre Rusia y Ucrania, pero en estos 100 días si bien ha convocado a reuniones y presentado un plan para terminar con el conflicto no ha logrado el cese de las hostilidades.
El mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, se ha negado a aceptar los términos de un acuerdo que incluye la entrega de la península de Crimea y otros territorios de los que se apoderó Rusia.
Mientras, el mandatario estadunidense mantiene su postura de confrontación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al reiterar su acusación contra los aliados de la Unión Americana en el sentido de que no invierten lo suficiente en defensa y dependen de Washington para hacer frente a la amenaza rusa o china.
Durante la Conferencia de Seguridad de Múnich el vicepresidente J.D. Vance dejó en claro la relación que establecerá la administración de Trump con los países europeos, al asegurar que la mayor amenaza que enfrenta el continente no proviene de Rusia o China, sino “desde dentro”.
Vance acusó a los gobiernos europeos de alejarse de sus valores e ignorar las preocupaciones de los votantes sobre la migración y la libertad de expresión, lo que provocó la indignación de los representantes de la OTAN, de entre quienes volvieron a surgir voces de alerta acerca de la necesidad de prepararse para afrontar las amenazas externas sin el apoyo de Washington.
Respecto del conflicto entre Israel y Gaza, Trump apoya de manera decisiva las acciones del presidente Benjamín Netanyahu y propuso un plan para evitar el regreso a la región de cientos de miles de palestinos desplazados por la guerra, para convertirla en un “resort de gran lujo”, lo que provocó la indignación de los países árabes y gran parte de la comunidad internacional.
La mayor confrontación
Para expertos de diversas partes del mundo la palabra pánico resume lo que está detrás de la profundización de la guerra comercial de Estados Unidos, la misma que repite Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de la Política China en España, para analizar la ansiedad en la Casa Blanca para intentar frenar el inminente relevo hegemónico en este siglo. “Probablemente en cinco o diez años se pueda producir un relevo en la hegemonía global”, en favor de China, afirma Ríos en entrevista.
El analista español explica que la primera guerra comercial fracasó y la guerra tecnológica tampoco ha impedido que China siguiera desarrollando importantes avances tecnológicos, lo que significa que todo eso ha fallado y no ha tenido el efecto esperado.
Subraya que con la nueva ola arancelaria pasará exactamente lo mismo, con el agravante de que se va a aislar mucho más a Estados Unidos y además perderá más simpatías.
Ríos explica a Vértigo con preocupación que para como está el escenario internacional bien podría ser la antesala de una mayor confrontación. “El gran temor es que esto conduzca a un escenario peor, donde efectivamente se intente hacer uso de problemas como Taiwán o el Mar de la China Meridional para iniciar una deriva bélica; es decir, resucitar la hegemonía por una vía que no sea la comercial o la tecnológica. Hay un gran peligro”, recalca.
Agrega que debe haber mucha responsabilidad de todos los demás actores internacionales, desde España y la Unión Europea, para abrir espacios de diálogo o de moderación que permitan “asegurar la estabilidad y este proceso de nueva era tecnológica ante nuestros ojos”.
El economista y escritor norteamericano Paul Krugman también aborda en varios de sus artículos el pánico que él observa en Trump y su equipo al tomar decisiones poco acertadas para tratar de frenar a China y reconducir a la economía norteamericana por un camino de superávits y menor endeudamiento (con información de Claudia Luna Palencia).
Diálogo y comunicación
Al comentar la relación y negociaciones establecidas con Donald Trump en estos 100 días, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que se han abierto mecanismos de comunicación que le han permitido dialogar y comunicarse con el gobierno de Estados Unidos, tanto a nivel de presidentes como con los secretarios de Estado, en particular entre los titulares de Economía, Marcelo Ebrard y Howard Lutnick; y el titular de Hacienda, Edgar Amador Zamora, con el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Agregó que seguirán dialogando para mantener una buena relación. A principios de febrero México desplazó diez mil elementos de la Guardia Nacional (GN) a la frontera con EU para impedir el paso de migrantes y combatir a los grupos delictivos que trafican con personas y drogas, medida que permitió que la aplicación de aranceles a las exportaciones mexicanas se suspendieran por un mes.