Bruselas, Bélgica, 17 de diciembre. Los líderes de la Unión Europea (UE) están a punto de intentar algo que nunca han probado antes. Las posibilidades de fracaso son significativas. Sus acciones esta semana podrían sentar precedentes peligrosos y un movimiento en falso podría socavar la confianza entre los 27 países miembros del bloque durante años.
En una cumbre que inicia mañana, muchos de los líderes presionarán para que decenas de miles de millones de euros en activos rusos congelados en Europa se utilicen para satisfacer las necesidades económicas y militares de Ucrania durante los próximos dos años.
Ucrania está al borde de la bancarrota. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que requerirá un total de 137 mil millones de euros (160 mil millones de dólares) en 2026 y 2027. Debe obtener el dinero para la primavera. La UE se ha comprometido a reunir los fondos, de una forma u otra.
"Una cosa está muy, muy clara", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a los legisladores de la UE, "tenemos que tomar la decisión de financiar a Ucrania durante los próximos dos años en este Consejo Europeo".
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, quien presidirá la cumbre, ha prometido mantener a los líderes negociando hasta que se alcance un acuerdo, incluso si toma días.
Préstamo de alto riesgo
La Comisión Europea ha propuesto que los líderes utilicen algunos de los activos congelados —que suman 210 mil millones de euros (246 mil millones de dólares)— para respaldar un "préstamo de reparaciones" de 90 mil millones de euros (105 mil millones de dólares) a Ucrania. Reino Unido, Canadá y Noruega pondrían el faltante.
El plan es controvertido. La Comisión Europea insiste en que su razonamiento y base legal son sólidos. Pero el Banco Central Europeo ha advertido que la confianza internacional en el euro podría verse dañada si se sospecha que los líderes están confiscando los activos.
La mayoría de los activos congelados pertenecen al Banco Central de Rusia y están retenidos en la cámara de compensación financiera Euroclear, que tiene su sede en Bruselas. Bélgica teme represalias rusas, a través de los tribunales o de otras maneras más nefastas.
Euroclear teme por su reputación. Cree que la idea de la comisión es legalmente inestable y que los inversores internacionales podrían buscar otros lugares si transfieren los activos rusos a un instrumento de deuda de la UE, como exige el plan de Von der Leyen.
La semana pasada, el Banco Central de Rusia presentó una demanda contra Euroclear en un tribunal de Moscú. Las posibilidades de que el caso tenga éxito parecen limitadas, pero la acción aumenta la presión sobre todas las partes antes de la cumbre.
Un plan B poco probable
La Comisión Europea, el poderoso brazo ejecutivo de la UE, ha propuesto una segunda opción: recaudar el dinero en los mercados internacionales, de manera similar a como respaldó un importante fondo de recuperación económica tras el inicio de la pandemia de coronavirus.
Bélgica prefiere esta opción. Pero el plan B requeriría que los 27 líderes estuvieran de acuerdo para que funcione, y Hungría se niega a financiar a Ucrania. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se considera un pacificador. También es el aliado más cercano del presidente ruso Vladímir Putin en Europa.
En contraste, el plan A —el préstamo de reparaciones— solo requiere una mayoría de alrededor de dos tercios de los países miembros para ser aprobado. Hungría no puede vetarlo sola. Eslovaquia podría decir que no. Bélgica, Bulgaria, Italia y Malta aún deben ser convencidos.
Incluso si los seis países rechazan el préstamo a Ucrania —que solo sería reembolsado si Rusia termina su guerra y paga cientos de miles de millones de euros en daños de guerra, algo que muchos europeos dudan que Putin haga—, aún no tendrían una minoría de bloqueo.
Pasar por encima de Bélgica, que tiene un gran interés en el resultado y profundas preocupaciones sobre el préstamo, podría socavar todo el proyecto europeo, haciendo infinitamente más difícil encontrar mayorías de votación en otros temas en el futuro.
Pero en vísperas de la cumbre, seguía sin estar claro cómo funcionaría exactamente el plan, qué tipo de garantías daría cada país para asegurar a Bélgica que no enfrenta a Rusia sola, e incluso si los líderes pueden realmente aprobarlo directamente esta semana.
"Es un enfoque realmente nuevo. Todos tienen preguntas", según un alto diplomático de la UE involucrado en las negociaciones, que continuaron el miércoles. "Estás hablando de movilizar finanzas públicas. Los parlamentos podrían necesitar intervenir. No es fácil".
El diplomático fue designado para informar a los periodistas sobre los últimos desarrollos con la condición de que no se revelara su nombre.

