Casi 41 millones de personas sufren hambre en América Latina

Los fenómenos climáticos y las tensiones económicas aumentan la precariedad alimentaria de millones de personas en la región

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ONU
Internacional
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Ginebra. 18 de noviembre de 2025. El mundo entrará en uno de los años más críticos en materia de seguridad alimentaria, advirtió este miércoles el Programa Mundial de Alimentos (PMA), alertando de que en 2026 más de 318 millones de personas enfrentarán niveles de hambre de crisis o peores, más del doble de lo registrado en 2019.

En su nuevo informe sobre el panorama alimentario, el PMA señala que pese a la gran cantidad de personas que precisan ayuda, la disminución del financiamiento a su trabajo humanitario solo le permitirá asistir a 110 millones de los hambrientos más vulnerables, cerca de un tercio del total que necesitará apoyo urgente.

El PMA necesitaría 13.000 millones de dólares para socorrer a todas las personas que pasan hambre, pero las proyecciones actuales indican que obtendrá apenas la mitad de esos recursos.

La crisis se agudiza
“El mundo está lidiando con hambrunas simultáneas en Gaza y en partes de Sudán. Esto es completamente inaceptable en el siglo XXI”, dijo la directora ejecutiva del PMA.

Cindy McCain aseveró que el hambre se está volviendo “más arraigada” en todas las regiones y sentenció que, sin un incremento en el financiamiento, millones de vidas quedarán en un riesgo aún mayor.

Durante 2025, los esfuerzos de prevención de hambrunas del organismo lograron evitar situaciones catastróficas en varias comunidades. Aun así, los factores que alimentan la crisis global -como conflictos, eventos climáticos extremos e inestabilidad económica-, continúan agudizándose, lo que anticipa otro año extremadamente complejo para 2026.

Impacto en América Latina
El informe destaca que en América Latina y el Caribe, los efectos combinados de fenómenos climáticos como huracanes, sequías prolongadas, inundaciones extremas y El Niño, aunados a las tensiones económicas, han aumentado la vulnerabilidad de millones de personas.

Un estudio regional conjunto de varias agencias de la ONU indicó que el 74% de los países latinoamericanos y caribeños enfrentan una alta exposición a eventos climáticos extremos que erosionan la productividad agrícola y dificultan las cadenas de suministro.

El PMA señaló que en la región hay 40,8 millones de personas que sufren hambre. De ellas, la agencia estima que 14,2 millones deben ser priorizadas para recibir asistencia directa.

Países del Corredor Seco de Centroamérica, como Honduras, Guatemala y El Salvador, han experimentado pérdidas de cosechas varias veces en los últimos años, dejando a comunidades rurales con reservas mínimas y una creciente dependencia de la asistencia alimentaria.

En el Caribe, las crisis climáticas cada vez más frecuentes y devastadoras afectan con particular fuerza a Haití, un país que, además, enfrenta un grave deterioro de la seguridad y una escasez crónica de alimentos básicos.

En Sudamérica, los fenómenos extremos y la volatilidad económica siguen impactando en los hogares más pobres.
Regiones agrícolas de Bolivia, Perú, Paraguay y Argentina han registrado pérdidas por inundaciones o sequías, mientras que millones de migrantes y refugiados venezolanos continúan requiriendo asistencia humanitaria para acceder a alimentos y servicios esenciales.

En este contexto, el PMA señaló que la reducción de fondos internacionales representa un riesgo directo para la región, ya que la disminución de la capacidad operativa de la agencia podría afectar programas de transferencias monetarias, distribución de alimentos, nutrición infantil y fortalecimiento de capacidades locales, que en muchos países han sido clave para amortiguar los impactos de la crisis alimentaria.

El reto de la agencia en la región es doble: por un lado, debe asistir con recursos cada vez más escasos; por otro, los choques climáticos se multiplican.

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