Este año, a pesar de que el presidente de Estados Unidos recrudeció su guerra comercial con China, el gigante asiático siguió con sus planes de cara a lograr sus objetivos marcados a mediano y largo plazo: en opinión de Xulio Ríos, en 2025 Beijing demostró al mundo que ha entrado en una fase distinta en búsqueda de su equilibrio estratégico.
Un equilibrio que ni siquiera la vuelta de Donald Trump a la presidencia norteamericana ha podido romper, afirma el fundador y asesor emérito del Observatorio de la Política China en entrevista exclusiva con Vértigo.
“Para China, como últimamente casi todos los años, ha sido un ejercicio importante; sabe que tiene que afrontar retos y dificultades en condiciones muy particulares. Aunque es verdad que prácticamente todas las economías del mundo están en un momento de ajuste en función del cambio estructural que estamos experimentando a nivel global”, dice Ríos.
El también asesor de Casa Asia explica que este año para China estuvo marcado sobre todo por el final de su XIV Plan Quinquenal (2021-2025), que Beijing destaca por la estabilidad económica, la modernización industrial y el impulso verde.
“En él podemos ver ya muchos resultados. Y también ha sido el año de la reformulación del próximo plan quinquenal y un año donde el curso normal de la gestión económica se relaciona con importantes balances y decisiones estratégicas; por eso 2025 es un año de inflexión en China… Y de reflexión y de respuestas para un futuro inmediato”, remarca.
Parte del éxito chino obedece a que siempre mira hacia el horizonte, prosigue Ríos: “Ahora mira hacia 2035, cuando deberá consumar ese objetivo de doblar su PIB respecto de 2020; y eso supone un reto de un gran calibre para una economía como la de China”.
Coherencia
—Da la impresión de que el gobierno en Beijing ya estaba preparado para la vuelta de Trump con sus aranceles y se observa que ha salido mejor librada la economía china que durante el primer gobierno trumpista. ¿Cuál es su opinión?
—Sin duda este año China ha demostrado a todo el mundo que puede responder, que está en condiciones de responder y que tiene confianza para responder, a diferencia de Japón, Corea del Sur o de la propia Unión Europea que ante el pulso arancelario de Trump han optado por bajar la cabeza y entrar en el juego de los aranceles y las inversiones; así como en las presiones del gasto en defensa.
Para el también escritor y ensayista español, China ha demostrado una actitud mucho más coherente y dispuesta para hacer frente a la sinrazón de la administración Trump: “Para entender y tratar de auscultar un poco cuál puede ser la estrategia china frente a los aranceles de Trump hay que leer un texto de Mao Zedong titulado Sobre la guerra prolongada, porque estamos efectivamente en una guerra prolongada que no va a terminar aquí. Empezó en el primer mandato de Trump; sigue en este y seguirá probablemente en los próximos años con independencia de quién sea el inquilino de la Casa Blanca”.
En esta estrategia china Ríos destaca que en el primer mandato de Trump la posición de China era defensiva y en la actualidad está en una fase distinta, en la que busca un equilibrio estratégico e intenta llegar a acuerdos con EU poniendo en valor su capacidad de respuesta.
“China entrará en una etapa que veremos probablemente en 2030 o 2035: es la etapa de la ofensiva estratégica. Y en este sentido creo que el planteamiento de China será uno que va mucho más allá de las tensiones arancelarias actuales y que tiene en el horizonte toda esa perspectiva a la que acostumbró, de un enfoque estratégico para tratar este tipo de problemas que son estructurales y que de alguna forma condicionan la hegemonía y los equilibrios del siglo XXI. Ya no es solo en la cuestión económica, sino también en la cuestión política”, refiere.
La sartén por el mango
En 2025 el PIB chino tendrá un buen desempeño a pesar de la guerra arancelaria y las amenazas de Trump: el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa que la economía china logrará un crecimiento de 4.8 a 5% este año.
China requiere un crecimiento medio anual de 4.17% durante la próxima década para duplicar su PIB per cápita hasta los 20 mil dólares desde su nivel de 2020. La meta del gobierno es ampliar la clase media china y convertirse en un país moderadamente desarrollado.
Así es que a pesar de todas las presiones desde Washington el gobierno del presidente Xi Jinping sigue tomando decisiones serenas en materia de política económica y comercial.
Lo hace además sabedor de que tiene la sartén por el mango: posee un peso importante en la geoeconomía; es líder en tierras raras; sigue reportando avances tecnológicos novedosos; y pisa el acelerador en materia de Inteligencia Artificial (IA).
Al respecto, Ríos agrega que China tiene la voluntad política de poner todo esto sobre la mesa y convertirlo en una herramienta de negociación con EU y con otras economías relevantes.
“Será muy interesante la próxima visita del presidente Trump a China en abril… Quizá se concretará algún tipo de acuerdo que introducirá algún elemento de tregua”, confía.
En este equilibrio estratégico Ríos plantea que el gobierno de Xi ha demostrado su capacidad para negociar y no para someterse a las amenazas trumpistas como han terminado haciéndolo otros países.
—China, aunque es un actor silencioso, ha demostrado que no va a someterse al palo y a la zanahoria. ¿Cuál es su percepción?
—Es evidente que a nivel diplomático y de las relaciones internacionales China es un actor con el que tenemos que contar ya desde hace muchos años; es un actor sobre todo en el ámbito de la economía internacional a través del comercio; de las inversiones y de las infraestructuras. Cada vez es más relevante, incluso a pesar de los obstáculos que algunos actores pueden disponer con ansias proteccionistas. Si bien no lo es tanto aún en el orden de los temas políticos, lo que vemos en Palestina o Ucrania, con un papel más secundario… Pero sí está más presente que en décadas anteriores.
Ríos explica que quizá por eso una de las iniciativas diplomáticas más destacadas ha sido la Iniciativa de Gobernanza Global (IGG) de China, que busca reformar el sistema de gobernanza internacional promoviendo la igualdad soberana, el multilateralismo y el derecho internacional, en un contexto de creciente incertidumbre mundial.
“Y se une a otro tipo de iniciativas centradas en la seguridad, el desarrollo, la civilización y que apunta a diseñar estratégicamente cuál será su modelo de gobernanza a nivel global; y en esa gobernanza, qué papel va a desempeñar China ejerciendo una diplomacia cada vez más ideológica. Y sobre todo muy centrada en los países del sur global”, destaca el experto en Asia.
Apuestas de largo alcance
Fundamentalmente su apuesta es por la economía y el comercio; de ahí su programa estelar conocido popularmente como la Nueva Ruta de la Seda o Iniciativa de la Franja y la Ruta; es su mayor táctica global con una amplitud de proyectos para crear lazos con los cinco continentes.
—También hay la apreciación de que este año China ha dado un paso gigante en geopolítica al erigirse en eje regional y punto de cohesión con Rusia, Corea del Norte, los BRICS y otros países asiáticos. ¿Cómo lo visualiza usted?
—Sí, creo que estamos asistiendo a un proceso de transferencia de lo que es su capacidad económica a nivel global, a lo que es su capacidad política a nivel global. Entonces, esto se articula mediante una serie de propuestas conceptuales, como la Iniciativa de Gobernanza Global; y a través de una red de acrónimos nuevos que van reconfigurando una especie de mundo alternativo donde China desempeña un papel central.
Para este escritor español de temas internacionales no debe olvidarse el camino recorrido: “China está dando realidad a una serie de conceptos fundamentales, no solo la Franja y la Ruta, sino también el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura; o bien su participación en grandes acuerdos económicos y la creación de foros regionales o subregionales con países de relevancia”.
En esa realidad presente y futura el mundo tendrá que entenderse con China, una nación que también quiere redefinir las reglas de un orden en el que China antes no contaba. Dentro de las novedades, ha creado la Organización Internacional para la Mediación, que tendrá sede en Hong Kong y cuya finalidad es facilitar la resolución pacífica de los conflictos internacionales a través de la mediación.
—Luego están las relaciones de China con la Unión Europea y parece una película de amor y odio a la vez…
—Vivimos en una situación de gran confusión, porque en Europa, casi siempre, la unanimidad no es fácil de lograr y ese esquema de socio rival dificulta cada vez más la relación con China. Ahora mismo la habilitación de nuevos controles a las inversiones chinas en la Unión Europea, que representan muy poco en Europa, es una de las dificultades de esa relación. Creo que para la UE resulta muy complicado adaptarse a la nueva realidad con China como actor relevante.
—Y no podemos obviar los intereses de China en el espacio y en el Ártico…
—Sí, China no es un país que tenga frontera con el Ártico; pero ya forma parte del Consejo Ártico y tiene una gran importancia estratégica para el país; en primer lugar, por los recursos naturales, pero también por el valor de esa ruta comercial que es de gran trascendencia para una gran potencia comercial. Por lo tanto, hay una apuesta geoeconómica por el Ártico que viene de lejos y eso, además, tiene un valor añadido, que es su reforzamiento de la cooperación con Rusia.
Indudablemente, prosigue Ríos, esta ruta, en virtud del cambio climático y de sus consecuencias, se ve más viable de lo que era hace cinco o diez años: “China va a explorar este recorrido, esta ruta, conectando la Iniciativa de la Franja y de la Ruta con la Ruta de la Seda Polar: es una apuesta de largo alcance”.
Y respecto del espacio, Ríos explica que China es un actor central: “Como ha ocurrido en otros ámbitos, también aquí ha recorrido en muy poco tiempo un largo trecho y demuestra capacidades técnicas, logísticas, científicas y tecnológicas que le permiten situarse como una gran potencia espacial. Tenemos esa consolidación de la Estación Espacial Tiangong para realizar investigaciones científicas en el espacio… Además, yo añadiría que no es improbable que China llegue a la Luna”.

