MARÍA CORINA MACHADO “HEROÍNA DE LA LIBERTAD”

“Un pueblo que elige ser libre no solo se libera a sí mismo, sino que contribuye con toda la humanidad”.

María Corina Machado
Internacional
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América Latina y el mundo se unen en el reconocimiento a la lucha incansable y valiente de la galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025.

Con palabras de esperanza para el pueblo de Venezuela que anhela la libertad; críticas puntuales contra el régimen de Nicolás Maduro; recuerdos dolorosos para los exiliados y quienes día a día padecen de violaciones sistemáticas a sus derechos humanos; y con muy sentidos agradecimientos a la comunidad internacional, María Corina Machado recibió —por vía de su hija Ana Corina— el Premio Nobel de la Paz 2025.

A su vez, Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel, pronunció un discurso en el que comenzó por narrar las historias de los actos de represión cometidos por el régimen venezolano contra “sus propios ciudadanos”, sean estos dirigentes opositores o personas comunes, incluidos los menores de edad: “Cualquiera que aún crea en decir la verdad en voz alta puede desaparecer”.

La entrega del Nobel de la Paz fue un retrato de lo que sucede en Venezuela: una líder opositora que se tiene que esconder para no ser secuestrada por las fuerzas de seguridad, como ya sucedió anteriormente; un bloque de mandatarios de América Latina que expresan su apoyo al pueblo venezolano en su lucha por la libertad; y un Comité del Nobel comprometido con los derechos y valores fundamentales de las personas: paz, democracia, libertad, dignidad, valentía.

Por lo pronto, para quienes promueven, defienden, anhelan y disfrutan las libertades fundamentales en cualquier país del mundo María Corina Machado es hoy la “heroína de la libertad”.

De la gloria al ocaso

Durante varios días se estuvo especulando si Machado se presentaría el pasado 10 de diciembre en la ciudad de Oslo, Noruega, para recibir el Nobel de la Paz, toda vez que ella debe esconderse de las fuerzas de seguridad del régimen de Maduro para no ser secuestrada, como sucedió en enero pasado.

De hecho, hace apenas unas semanas el fiscal general venezolano, Tarek William Saab, advirtió a la opositora que si abandonaba el país la consideraría una “fugitiva” y buscaría “arrestarla” en caso de que intentara regresar.

Llegó el día 9 de diciembre, un día antes de la entrega del premio, cuando por tradición la persona galardonada ofrece una conferencia de prensa. Habían llegado sus familiares, así como los mandatarios José Raúl Mulino, de Panamá; Javier Milei, de Argentina; Daniel Noboa, de Ecuador; y Santiago Peña, de Paraguay; además de venezolanos exiliados a causa de la persecución del gobierno de su país.

Sin embargo, ella no llegó a la conferencia ni se presentó al día siguiente en la ceremonia. El premio lo recibió su hija, Ana Corina Sosa, quien leyó el Discurso de aceptación redactado por su mamá, en el que se dirigió de manera solemne a sus majestades, altezas reales, distinguidos miembros del Comité Nobel, ciudadanos del mundo y sus queridos venezolanos.

Comenzó por contarles la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad, una marcha que la llevó hasta Oslo “como una voz entre millones de venezolanos que se han levantado una vez más para reclamar el destino que siempre les ha pertenecido”.

Les relató que “Venezuela nació de la audacia, moldeada por una fusión de pueblos y culturas. De España heredamos una lengua, una fe y una cultura que se hermanaron con nuestras raíces ancestrales indígenas y africanas”.

También habló de cómo fueron construyendo una nación con la firme idea de que “cada ser humano posee una dignidad soberana”.

Resaltó que la nación fue casa de migrantes y exiliados de todos los rincones del mundo: “Españoles que huían de la guerra civil, italianos y portugueses escapando de la pobreza y las dictaduras, judíos que dejaban atrás el Holocausto, chilenos, argentinos y uruguayos que huían de los regímenes militares, cubanos que repudiaban el comunismo y familias enteras de Colombia, Líbano y Siria que buscaban la paz”.

Añadió: “Les dimos hogar, escuela y seguridad, y todos ellos se hicieron venezolanos. Esta es Venezuela. Construimos una democracia que se convirtió en la más estable de América Latina, desatando toda la fuerza creadora de la libertad”.

Ana Corina Sosa

Manual del dictador

María Corina Machado reconoció que “incluso la democracia más fuerte se debilita cuando sus ciudadanos olvidan que la libertad no es algo que debamos esperar sino algo a lo que debemos dar vida”.

Pero, lamentablemente, en su país la democracia se fue perdiendo y un régimen opresor se apoderó no solo del gobierno sino también de las instituciones y los recursos.

“La concentración total de la renta petrolera en manos del Estado generó incentivos perversos y le dio al poder gubernamental un control inmenso sobre la sociedad, que terminó traduciéndose en privilegios, clientelismo y corrupción (…) Y entonces llegó la ruina: una corrupción obscena, un saqueo histórico. Durante los años del régimen, Venezuela recibió más ingresos petroleros que en todo el siglo anterior. Nos lo arrebataron todo”.

Al igual que lo han hecho los regímenes totalitarios del mundo a lo largo de la historia, el de Venezuela puso en práctica el manual de los dictadores: dividieron a la sociedad a partir de las ideas, origen o forma de vida; luego, desaparecieron la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y las instituciones autónomas; reprimieron las protestas contra el gobierno; manipularon las elecciones; y se apoderaron o desaparecieron los medios de comunicación independientes y críticos del gobierno.

Perseguidos, reprimidos, en la pobreza y sin esperanza cientos de miles comenzaron la migración forzada hacia otras naciones. Pero la lucha dentro del país no cesó. Siguieron las protestas a pesar de la represión y también la participación en las elecciones no obstante el control del gobierno en los procesos electorales.

En 2022 varios opositores lograron llegar a la Asamblea Nacional como diputados electos. La respuesta del régimen fue más represión, al grado de impedirle a la propia Machado postularse a la presidencia, por lo que el candidato en 2024 fue Edmundo González Urrutia, cuyo triunfo en las urnas no fue reconocido por el régimen: “La dictadura respondió aplicando el terror. Dos mil 500 personas fueron secuestradas, desaparecidas o torturadas. Marcaron sus casas, tomaron a familias enteras como rehenes. Sacerdotes, maestros, enfermeras, estudiantes: todos perseguidos por compartir un acta electoral. Crímenes de lesa humanidad, documentados por las Naciones Unidas; terrorismo de Estado, usado para enterrar la voluntad del pueblo”.

Pero, advirtió “aun así, el pueblo venezolano no se rinde”.

Dispuestos a luchar

A través de su mensaje la dirigente opositora venezolana subrayó que en ese histórico 10 de diciembre “resuena el clamor de millones de venezolanos que ya sienten cercana su libertad”.

El premio, dijo, “tiene un significado profundo: le recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz. Y lo más importante, el principal aprendizaje que los venezolanos podemos compartir con el mundo, es la lección forjada a través de este largo y difícil camino: si queremos tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad”.

Agregó: “La libertad se conquista cada día, en la medida en que estemos dispuestos a luchar por ella. Esa es la razón por la cual la causa de Venezuela trasciende nuestras fronteras. Un pueblo que elige ser libre no solo se libera a sí mismo sino que contribuye con toda la humanidad”.

La Premio Nobel de la Paz aseguró que Venezuela volverá a respirar: “Abriremos las puertas de las cárceles y veremos salir el sol con miles de inocentes que fueron encarcelados injustamente, abrazados al fin por quienes nunca dejaron de luchar por ellos”.

Puntualizó: “Mis queridos venezolanos, el mundo ha quedado maravillado por lo que hemos logrado. Y pronto presenciará una de las imágenes más conmovedoras de nuestro tiempo: el regreso de los nuestros a casa. Yo estaré ahí, nuevamente”.

El mensaje concluyó rindiendo un homenaje a los héroes del camino en busca de la libertad: “A nuestros presos políticos, a los perseguidos, a sus familias y a todos los que defienden los derechos humanos; a quienes nos protegieron, nos alimentaron y lo arriesgaron todo por cuidarnos; a los periodistas; a los artistas; a los líderes del mundo que nos acompañaron y defendieron nuestra causa; a mis tres hijos, a mí papá adorado, a mi mamá, a mis tres hermanas y a mi valiente y querido esposo, quienes me han sostenido durante toda mi vida.

“Y, sobre todo, a los millones de venezolanos anónimos que arriesgaron sus hogares, sus familias y sus vidas por amor. Ese mismo amor del que nace la paz, el que nos sostuvo cuando todo parecía perdido y que hoy nos une y nos guía hacia la libertad. A ellos pertenece este honor. A ellos pertenece este día. A ellos pertenece el futuro. Seguimos de la mano de Dios”.

Renuncia de Maduro

Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel, comenzó su discurso relatando una serie de arrestos y desapariciones de opositores a la dictadura en Venezuela; entre ellos el caso de Samantha Sofía Hernández, una adolescente de 16 años que “el mes pasado fue brutalmente secuestrada por hombres enmascarados de las fuerzas de seguridad del régimen de Maduro. La sacaron de la casa de sus abuelos. No sabemos dónde se encuentra actualmente, probablemente en uno de los centros de internamiento de la dictadura”.

Aseguró que las historias de represión, de arrestos y de desaparecidos por el régimen no son únicas: “Esta es la Venezuela de hoy. Es como el régimen venezolano trata a sus propios ciudadanos”.

Reprochó que ese “régimen ni siquiera perdona a sus niños. Más de 200 menores fueron detenidos tras las elecciones de 2024. Las Naciones Unidas documentaron lo que sufrieron”.

Para Frydnes no hay duda de que “Venezuela se ha convertido en un Estado brutal y autoritario sumido en una profunda crisis humanitaria y económica. Mientras tanto, una pequeña élite en la cúspide, protegida por el poder, las armas y la impunidad, se enriquece”.

Agregó: “A la sombra de esta crisis, miles de mujeres y niños se ven empujados hacia la prostitución y la trata de personas. Una cuarta parte de la población ya ha huido del país, lo que supone una de las mayores crisis de refugiados del mundo”.

Venezuela

Lamentó que en la actualidad “cada vez más países, incluso aquellos con una larga tradición democrática, están derivando hacia el autoritarismo y el militarismo. Los regímenes autoritarios aprenden unos de otros. Comparten tecnologías y sistemas de propaganda. Detrás de Maduro están Cuba, Rusia, Irán, China y Hezbolá, que suministran armas, sistemas de vigilancia y vías de supervivencia económica. Hacen que el régimen sea más robusto y más brutal”.

Luego de recordar el fraude electoral de 2024, cuando el régimen desconoció el triunfo opositor, el presidente del comité expresó de manera tajante: “Aquí, en esta sala —con toda la solemnidad que acompaña al Premio Nobel de la Paz y a esta ceremonia anual—, diremos aquello que más temen los líderes autoritarios: su poder no es permanente; su violencia no prevalecerá sobre un pueblo que se levanta y resiste”.

Aseveró: “Señor Maduro: debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo. Debe sentar las bases para una transición pacífica hacia la democracia. Porque esa es la voluntad del pueblo venezolano (…) Cuando se escriba la historia de nuestra época no serán los nombres de los gobernantes autoritarios los que destaquen, sino los nombres de quienes se atrevieron a resistir”.

Y concluyó: “A todos aquellos en Caracas y en otras ciudades de Venezuela que se ven obligados a susurrar el lenguaje de la libertad, que nos escuchen ahora. Que sepan que el mundo no les da la espalda. Que la libertad se acerca. Y que Venezuela volverá a ser un país pacífico y democrático. Que amanezca una nueva era”.

Audacia y valor

De acuerdo con diversas notas periodísticas que circularon el día 10, María Corina Machado salió finalmente de Venezuela el martes 9 de diciembre en un barco rumbo a Curazao y de ahí voló a Noruega.

Dicha decisión, de acuerdo con las publicaciones, fue para mantener en secreto los detalles del viaje por la necesidad de resguardar su seguridad.

La mañana del día 10 de diciembre se dio a conocer que Machado y Jørgen Watne Frydnes sostuvieron una conversación telefónica en la que ella expresó: “Bueno, en persona les contaré lo que tuvimos que pasar y tanta gente que arriesgó su vida para que yo pudiera llegar a Oslo. Les estoy muy agradecida. Esto es una muestra de lo que significa este reconocimiento para el pueblo venezolano. Nos sentimos muy emocionados y muy honrados. Por eso me entristece mucho informarle que no podré llegar a tiempo a la ceremonia. Pero estaré en Oslo, estoy camino a Oslo ahora mismo”.

Alrededor de la medianoche del 10 de diciembre María Corina Machado apareció en el balcón de un hotel de Oslo y minutos después salió al encuentro de sus seguidores, con quienes coreó el grito de “libertad, libertad” y “Venezuela libre”.

Hasta ese momento habían pasado 16 meses de no aparecer en público, pues permanecía escondida por temor a ser arrestada por fuerzas de seguridad del gobierno venezolano.

Al día siguiente sostuvo diversos encuentros con medios de comunicación y explicó que para salir de Venezuela recibió apoyo de personas muy cercanas que incluso “arriesgaron sus vidas”, así como “ayuda del gobierno de Estados Unidos”.

Asimismo, la dirigente opositora resaltó que fue a Noruega a recibir el Nobel de la Paz “en nombre del pueblo venezolano”.

De igual forma, aseguró que volverá con el premio a Venezuela: “No diré cuándo ni cómo se hará, pero haré todo lo posible para poder regresar y también para poner fin a esta tiranía muy pronto”.

Ante las preguntas de una posible ocupación de las fuerzas armadas de Estados Unidos a su país, la líder opositora respondió: “La verdadera ocupación ya es realizada por regímenes totalitarios como los de Rusia, Irán, Cuba, de grupos terroristas como Hezbolá y Hamás, así como por cárteles de la droga o de la guerrilla de Colombia”.

Esa es, afirmó, “la verdadera ocupación. Nosotros le pedimos al mundo sí ayuda para bloquear el ingreso de estos recursos que provienen de actividades ilegales, que es lo que soporta la estructura represiva del régimen. Y eso viene por tráfico de armas, por tráfico de drogas, por tráfico de oro, por tráfico de seres humanos”.

Triunfo con fraude

Es por todo ello que el régimen de Nicolás Maduro lleva varios años bajo la observación de organismos y asociaciones civiles internacionales defensores de los derechos humanos: durante un largo tiempo se ha denunciado y documentado la sistemática violación a las garantías individuales que sufre el pueblo de Venezuela.

Luego de que Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, la Organización de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y organizaciones civiles como Amnistía Internacional presionaron lo suficiente, el régimen de Maduro accedió a celebrar elecciones presidenciales en 2024, confiado en que el control de los organismos electorales, la coacción del voto, la represión contra opositores y el control de los medios de comunicación le permitirían ganar.

Llegó el 28 de julio y millones de venezolanos salieron a votar. El resultado (con actas rescatadas por ciudadanos opositores y auditadas por organismos y asociaciones internacionales) fue: Edmundo González, 67%, con 7.4 millones de votos; Nicolás Maduro, 30%, con 3.3 millones. La participación rebasó 60%, considerando que alrededor de una cuarta parte de la población (según estimaciones de organismos internacionales) emigró por la pobreza, la inseguridad, el desempleo, la falta de alimentos o bien por ser perseguidos políticos del régimen.

La historia es conocida: el Consejo Nacional Electoral, con un significativo retraso de varios días (con el argumento de un hackeo al sistema), dio a conocer que Maduro obtuvo 51% de la votación, contra 44% de González, pero no accedió a exhibir las actas de escrutinio.

La Misión de Observación Electoral de la OEA reportó a finales de julio de 2024:

“A lo largo de todo este proceso electoral se vio la aplicación por parte del régimen venezolano de su esquema represivo, complementado por acciones tendientes a distorsionar completamente el resultado electoral, haciendo que ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante”.

El régimen madurista, indicó, “se burló de importantes actores de la comunidad internacional durante estos años y nuevamente se fue a un proceso electoral sin garantías ni mecanismos y procedimientos para hacer valer esas garantías. El manual completo del manejo doloso del resultado electoral fue aplicado en Venezuela, en muchos casos de manera muy rudimentaria”.

Y concluyó: “Teniendo en cuenta que el comando de campaña opositor ya presentó las actas por las que habría ganado la elección y el madurismo aún no ha podido presentar las actas por las que habría ganado (…) la consecuencia es aceptar su derrota electoral y abrir el camino al retorno a la democracia en Venezuela. De no hacerlo, sería necesaria la realización de nuevas elecciones, pero en este caso con la vigilancia de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos”.

Trump

El 7 de agosto pasado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una “orden ejecutiva” en la que anunció una “acción judicial” contra Nicolás Maduro y ofreció una recompensa de 50 millones de dólares por su captura; lo acusó de delitos de “narcotráfico y crimen organizado”.

Una semana más tarde, el 14 de agosto, el gobierno de Estados Unidos comenzó la movilización de fuerzas aéreas y navales hacia las aguas del Mar Caribe, muy cerca de Venezuela.

Como resultado, desde el pasado 2 de septiembre y hasta la fecha suman 23 botes destruidos por fuerzas militares estadunidenses en 22 distintos ataques en aguas frente a Venezuela.

Durante más de cuatro meses se ha intensificado el intercambio de acusaciones entre los mandatarios estadunidense y venezolano, así como entre sus respectivos funcionarios.

El 3 de diciembre pasado Maduro y Trump sostuvieron una llamada telefónica: para el venezolano, se trató de una plática “cordial”; en tanto que el estadunidense expresó: “No diría que salió bien o mal”; pero lo cierto es que las acciones militares continúan y de los ataques a las pequeñas embarcaciones con “supuestos” cargamentos de drogas, las fuerzas militares estadunidenses pasaron a incautar un buque petrolero.

El 10 de diciembre el mandatario estadunidense informó: “Como probablemente saben, acabamos de incautar un petrolero en la costa de Venezuela. Un gran petrolero, muy grande, el más grande jamás incautado, de hecho”.

Dicha incautación se produjo en el marco de la entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado y el viaje “clandestino” que tuvo que realizar para poder trasladarse desde Venezuela hasta Noruega.

El 11 de diciembre Trump se refirió al retorno de la líder opositora venezolana a su país y advirtió: “No me gustaría que la arrestaran, no estaría contento con eso”.

Finalmente, en recientes declaraciones el presidente de Estados Unidos dijo que “no descartaría ni confirmaría” una invasión terrestre a Venezuela, pero al referirse a Maduro aseguró que “sus días están contados”.

La frase alentó las esperanzas de los millones de exiliados y refugiados, así como los millones que se oponen al régimen venezolano y, por supuesto, de María Corina Machado, calificada por líderes del mundo, la comunidad internacional y por su pueblo como la “heroína de la libertad”.

Trayectoria

María Corina Machado nació en la ciudad de Caracas en octubre de 1967.

Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello y tiene especialización en Finanzas.

Además, se graduó del Programa de Líderes Mundiales en Políticas Públicas de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

Fue cofundadora de la Fundación ATENEA, centro para el cuidado y la rehabilitación de niños huérfanos y jóvenes abandonados.

Fue cofundadora de SÚMATE, organización dedicada a la promoción y defensa de los derechos políticos.

Es miembro del Capítulo Venezolano del Foro Internacional de la Mujer, de la red de Jóvenes Líderes Mundiales.

Fue electa diputada a la Asamblea Nacional, donde destacó por ser una voz defensora de la democracia y la libertad.

Participó en la formación de Vente Venezuela, organización política centroliberal en la que ejerce como coordinadora nacional.

En la campaña presidencial opositora de 2013 participó como coordinadora internacional.

Lideró el movimiento La Salida, que impulsó numerosas protestas en el país para exigir la renuncia de Nicolás Maduro.

En 2014 fue destituida de su cargo de diputada en la Asamblea Nacional.

En octubre de 2014 fue premiada con el galardón Charles T. Manatt por la Fundación Internacional para Sistemas Electorales.

En 2015 fue galardonada con el Premio Libertad Cortes de Cádiz, en España, por “el empeño y sacrificio demostrados en defensa de las libertades en su país”.

En noviembre de 2018 la BBC la incluyó en la lista de las 100 mujeres inspiradoras e influyentes de ese año.

En 2019 recibió el Premio a la Libertad 2019 otorgado por la organización Liberal International.

En 2024 se le impidió ser candidata a la presidencia de Venezuela.

En 2025 ganó el Premio Nobel de la Paz.

Héroes de la libertad

A finales de noviembre pasado se llevó a cabo en la Universidad de la Libertad (UL) la segunda edición del Festival de Escribidores México, en el que participaron escritores, académicos, periodistas y cineastas para reflexionar en torno del tema “Escribir en un mundo cambiante”.

El festival contó con la presencia de Ana Corina Sosa Machado, quien habló de la falta de libertades en su país, Venezuela.

Durante el primer día de conversaciones su mamá, María Corina Machado —quien estaba convocada— envió un mensaje a los participantes del festival. Luego de agradecer al Centro Ricardo B. Salinas Pliego la invitación, la Premio Nobel reconoció el compromiso del presidente de Grupo Salinas con la defensa de la libertad, “algo que muy pocos empresarios llevan a cabo, la defensa y promoción de la democracia”.

Asimismo, exhortó al auditorio a defender la libertad en sus respectivos países para que no padezcan lo que hoy ocurre en Venezuela, donde “la libertad se fue perdiendo poco a poco y hoy los venezolanos son víctimas de un gobierno opresor, autoritario, que está aliado con narcoterroristas”.

Ricardo Salinas Pliego, presidente y fundador de Grupo Salinas, quien también participó en el festival, envió a su vez un mensaje a María Corina Machado: “Ella ha tenido un valor increíble, que solamente una madre que ha sufrido puede tener. La circunstancia en que se encuentra es realmente adversa. Es admirable su actitud.

“Su Premio Nobel nos llena de orgullo a todos los que creemos en la libertad. Sin duda, es la heroína de la libertad en América Latina. Sé que no se dará por vencida. Y ojalá que muy pronto ese régimen criminal y corrupto (en Venezuela) caiga, como tienen que caer todos los regímenes criminales y corruptos”.

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