Belém, Brasil, 6 de noviembre de 2025. — Los líderes mundiales que acudirán esta semana a la cumbre anual sobre clima de Naciones Unidas en Brasil no necesitarán mirar mucho más allá de las vistas desde la ventana de su avión para percibir lo que está en juego.
Alrededor de la ciudad costera de Belém se extiende una alfombra verde esmeralda adornada con ríos sinuosos. Pero la vista también revela llanuras áridas: alrededor del 17% de la cobertura forestal del Amazonas ha desaparecido en los últimos 50 años, devorada por la agricultura, la tala y la minería.
A menudo descrita como el “pulmón del mundo” por su capacidad para absorber grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que calienta el planeta, la biodiversa selva amazónica ha sido cada vez más asfixiada por incendios forestales y talada para la ganadería.
Es aquí, al borde de la selva tropical más grande del mundo, donde el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, espera convencer a las potencias mundiales para movilizar fondos suficientes para frenar la continua destrucción de los ecosistemas que estabilizan el clima y que están amenazados en todo el mundo, y avanzar en otros objetivos climáticos críticos.
Los organizadores esperan que la Conferencia de las Partes de este año —conocida informalmente como COP30— arroje compromisos económicos y de acción para apoyar los objetivos establecidos en cumbres anteriores, presentándola como la “COP de la implementación”. Pero tendrán que superar la reducida participación de los mayores emisores del mundo, ya que los líderes de las tres naciones más contaminantes —China, Estados Unidos e India— no viajarán a Brasil.
Estas tensiones se pondrán de manifiesto en la reunión preliminar de líderes que arranca el jueves, antes del inicio de las conversaciones formales sobre clima la próxima semana.
La ausencia de EEUU se cierne sobre la cumbre de líderesDonald Trump, que retiró a Estados Unidos de los Acuerdos del Clima de París el mismo día que asumió la presidencia de ese país, no enviará a ningún funcionario de alto perfil. China estará representada por su viceprimer ministro, Ding Xuexiang.
Esto hace que el resto de los líderes que acudirán a la reunión —como el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer; el canciller de Alemania, Friedrich Merz; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron— tengan que enfrentar no solo las consecuencias de una crisis climática global cada vez más grave, sino también una serie de retos políticos desalentadores.
Activistas y diplomáticos han mostrado preocupación porque la ausencia de Estados Unidos —que a veces ha jugado un papel clave en convencer a China para restringir las emisiones de carbono y de garantizar el financiamiento para países pobres— pueda indicar un retroceso más global en política climática.

