Luego de una breve pausa en las redadas en algunos sectores productivos debido a las quejas de empresarios, el presidente norteamericano ordena reforzar las medidas antimigrantes.
Las redadas en centros de trabajo en Estados Unidos para detener a personas indocumentadas provocan una crisis laboral en sectores clave de la economía de ese país que dependen de la mano de obra inmigrante, daño que se extiende a los propios trabajadores, quienes ante el temor de ser capturados optan por no regresar a sus empleos mientras prosigan los operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
El sector de la construcción, restaurantes, centros comerciales, campos agrícolas, talleres de autos y servicios de todo tipo sufren desde hace semanas los efectos de la embestida de la política migratoria del presidente Donald Trump, medida que se ha extendido a ciudades declaradas como Santuarios para los inmigrantes, como Los Ángeles y Nueva York, donde viven y trabajan millones de personas sin documentos legales.
Las quejas de empresarios afectados por la agresiva política migratoria de Trump, quienes se inconformaron porque la embestida contra los inmigrantes genera la pérdida de valiosos trabajadores calificados, lo que provocó que el mandatario estadunidense anunciara cambios en breve.
Y si bien ordenó a los agentes del ICE que pausaran los operativos en la industria agrícola, hoteles y restaurantes después de una semana de intensas redadas en Los Ángeles, esa pausa duró muy poco: un día después de que cientos de miles de estadunidenses salieron a las calles para protestar contra la política antimigrante y otras medidas de su gobierno, el presidente republicano arremetió de nueva cuenta y pidió que los agentes de migración dieran prioridad a las deportaciones en ciudades gobernadas por los demócratas.
Fuerza laboral indispensable
El miedo a ser detenidos y deportados obliga a miles de trabajadores indocumentados a no acudir a sus labores para evitar los retenes y operativos que aplican los agentes del ICE en áreas urbanas y rurales a lo largo y ancho del territorio de la Unión Americana.
La intensificación de los operativos en ciudades Santuario en las que viven desde hace años cientos de miles de personas sin un estatus legal, se extendió hacia los campos agrícolas y otros centros de trabajo donde se sabe hay un uso intensivo de mano de obra inmigrante.
Sin importar que estén en plenas labores en restaurantes, centros comerciales, obras en construcción o en servicios de hotelería, los agentes del ICE continúan con las redadas para dar cumplimiento al objetivo de Trump de aumentar las deportaciones, pese a que estas acciones provocan fuertes afectaciones en sectores que basan su actividad económica en el trabajo de los inmigrantes, tanto legales como indocumentados.
La importancia del trabajo de los inmigrantes en diversas industrias, como la construcción o el campo, se extiende a otras actividades económicas que basan su operación y crecimiento en la labor de esta población.
Esa dependencia de la fuerza laboral inmigrante se reconoce incluso en estudios de universidades, organizaciones económicas y del propio gobierno estadunidense.
De acuerdo con el banco de inversión y servicios financieros global Goldman Sachs, los inmigrantes indocumentados constituyen cerca de 5% del total de la fuerza laboral de Estados Unidos, pero ese porcentaje aumenta a entre 15 y 20% o más en industrias como la producción agrícola, el procesamiento de alimentos y la construcción.
En tanto, el Instituto de Política Económica (EPI, por sus siglas en inglés), compuesto por un grupo no partidista de expertos, calcula que en ese país hay cerca de 2.4 millones de trabajadores agrícolas, de los cuales el Departamento de Agricultura estima que 40% carece de estatus legal.
Repercusiones económicas
La importancia de la comunidad migrante en la economía del campo y un gran número de ciudades en Estados Unidos es reconocida.
La alcaldesa demócrata de Los Ángeles, la demócrata Karen Bass, por ejemplo, afirma que hay sectores completos de la economía de esa ciudad (la segunda más grande del país, después de Nueva York) que no funcionarían si los trabajadores migrantes tienen demasiado miedo de ir a laborar o acudir a la escuela.
Una situación similar se vive en las grandes plantaciones de California, áreas que desde hace tiempo ya no eran objetivos de los agentes del ICE y donde de nueva cuenta se han vuelto a realizar redadas, convirtiendo las actividades agrícolas en riesgosas para las personas que realizan esa labor y tienen temor a ser deportados.
Los agentes del ICE no discriminan ninguna actividad en la que puedan encontrar migrantes ilegales, como ocurrió en una planta empacadora de carne en Omaha, Virginia, en la que después del arresto de unos 70 trabajadores sin documentos legales la empresa funcionó a solo 70% de su capacidad.
Otro ejemplo de la trascendencia de la actividad económica de los indocumentados en la Unión Americana es la industria restaurantera, que de acuerdo con el Centro de Estudios Migratorios emplea a cerca de un millón de trabajadores indocumentados.
Esta cifra equivale a 10% de la fuerza laboral total del sector, por lo que para los dueños de esos negocios sería muy complicado operar sin el trabajo de las personas sin documentos legales.
Los sectores de la construcción y el campo son otras actividades económicas en la que la mano de obra de migrantes es fundamental. De acuerdo con un informe de Oxford Economics la política de deportaciones de Donald Trump puede tener repercusiones en la disponibilidad de mano de obra en esas áreas.
“La disminución de la mano de obra presionará al alza los salarios y los costes, lo que se traduciría en precios más altos para los consumidores”, resalta el análisis.
Añade que en el sector de la construcción se estima que 14.4% de los empleados está indocumentado, mientras que en sector agrícola 10.4% se encuentra en esta situación.
Pérdida de producción
Para Oxford Economics una estrategia de deportación que impacte a 50% de la fuerza laboral de la construcción podría provocar una escasez significativa de mano de obra y reducir a la mitad las tasas de crecimiento durante el mandato de Trump, lo que supondría una pérdida de producción de más de 55 mil millones de dólares en caso de que continúen las deportaciones.
Advierte que los sectores que no logren sustituir esta mano de obra también podrían sufrir impactos por la pérdida de producción.
Y ante las quejas de empresarios de diversos sectores económicos por las redadas, el presidente admitió que la intensificación de las detenciones perjudica a los agricultores, hoteleros y restauranteros.
La orden fue entonces suspender todas las investigaciones y operaciones de cumplimiento de la ley en lugares de trabajo agrícola, en las que se incluyó a las plantas de acuicultura y empacadoras de carne, restaurantes y hoteles.
Se precisó que las indagaciones relacionadas con trata de personas, lavado de dinero y tráfico de drogas estaban permitidas, y se estableció que los agentes del ICE no debían realizar arrestos “de colaterales no delictivos”.
Sin embargo, la suspensión de los operativos en esas actividades duró muy poco, ya que dos días después Trump volvió a ordenar que el personal de migración diera prioridad a las deportaciones en ciudades gobernadas por los demócratas.
“No reyes”
Cientos de miles de estadunidenses salieron a las calles en ciudades de los 50 estados de ese país el sábado 14 de junio para protestar por las políticas del presidente Donald Trump, actos que se convirtieron en la manifestación más grande contra el mandatario republicano en su segundo periodo en la Casa Blanca.
Con la consigna “No reyes” (“No kings”) los opositores a Trump criticaron los abusos del gobierno federal, las políticas antimigrantes y la disminución a los programas de salud y educación, así como la corrupción.
Martin Luther King Jr., hijo del legendario líder del movimiento de los derechos civiles, pidió “no dejar morir la democracia”, además de manifestar su preocupación por el uso de la inmigración como chivo expiatorio para esconder otros problemas de Estados Unidos.