Najwan Darwish. Durmiendo en Gaza. Valparaíso. Trad. Diana Sofía Calderón y Alí Calderón. 63 pp.
¿Cómo saber lo que realmente sucede en la Franja de Gaza? En la era de la posverdad las noticias se crean e inventan según intereses y simpatías. Un viejo dicho advierte que “en la guerra la primera baja es la verdad”. En paralelo al dominio territorial hay una disputa igual de importante y quizá con más resonancia: la narrativa. Cada polo intenta imponer la que considera o al menos intenta vender como su verdad, aun a sabiendas de que esta se sostiene sobre alfileres.
Hay, sin embargo, pequeños espacios en los que todavía se puede encontrar algo del impacto que en la condición humana tiene un conflicto bélico tan complejo como el que enfrenta a Israel con Hamás.
Justo en esos pequeños resquicios pone su mirada una buena película y, más aún, la literatura y en particular la poesía.
Desde hace varios años el palestino Najwan Darwish (Jerusalén, 1978) se erige como uno de los poetas árabes más destacados de su generación. “Fado, dormiré como hace la gente/ cuando caen las bombas,/ cuando el cielo se abre como carne viva./ Soñaré, pues, como hace la gente/ cuando caen las bombas:/ soñaré con traiciones./ Despertaré a medio día y le preguntaré al radio/ las preguntas que la gente pregunta:/ ¿Ha terminado el bombardeo?/¿Cuántos fueron asesinados?”, leemos en Durmiendo en Gaza, el poema que da nombre al libro que nos ocupa.
Sin consigna
Darwish tiene el pulso suficiente como para hacer costumbrismo de la tragedia, pero sin caer en el maniqueísmo ni la consigna. El poemario nos habla de refugiados, soledad, muerte, pero también de amor, música y esperanza.
“Todos necesitan una palabra final./ Una palabra que se parezca a la oración/ por el descanso de alguien que ha muerto,/ mientras el cura, como buen plomero,/ jala la cadena del alma hacia las cañerías de la eternidad./ Por ello, una última palabra es necesaria/ siempre para suplicar el perdón”, escribe en Una palabra final, el poema que cierra la lectura.
Darwish nos lleva por un cúmulo de escenas y sensaciones que no pretenden aleccionar ni convencer. Su aspiración es más simple y a la vez llegadora: busca emocionar y conmover; solo así, y una vez cumplido el objetivo, es posible tender un puente y tal vez, si se tiene la disposición, comprender al otro para dejar de verlo como adversario o alguien lejano; y comenzar a asumir que a final de cuentas, y más allá de las diferencias, tenemos los mismos miedos, sueños y aspiraciones.
Otros títulos de Najwan Darwish son Nada más que perder y Exhausto en la cruz.
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