Italia, 18 de agosto. El papa León XIV pasó el último domingo de sus vacaciones de verano con varias docenas de refugiados, personas sin hogar y en pobreza y los voluntarios de la Iglesia que los ayudan, celebrando una misa especial para ellos e invitándolos a la finca del Vaticano junto al lago para un almuerzo de lasaña y ternera asada.
Al darles la bienvenida para el almuerzo, el pontífice expresó que estaba feliz de “compartir el pan” con ellos “en un lugar tan hermoso que nos recuerda la belleza de la naturaleza, de la creación, pero también nos hace pensar que la criatura más hermosa es la creada a semejanza, a imagen de Dios, que somos todos nosotros”.
Entre los invitados estaban unas 110 personas atendidas por la oficina local de Cáritas —la organización de beneficencia de la Iglesia—, y los voluntarios que gestionan los refugios, clínicas y oficinas de servicios sociales de la diócesis. Muchos habían asistido a la misa con él en el cercano santuario de Santa María de Albano.
En su homilía, León elogió el “fuego de la caridad” que los había reunido.
“Y les animo a no distinguir entre quienes dan apoyo y quienes lo reciben, entre quienes parecen dar y quienes parecen recibir, entre quienes parecen ser pobres y quienes sienten que tienen algo que ofrecer en términos de tiempo, habilidades y ayuda”, manifestó.
En la Iglesia, señaló, todo el mundo es pobre y valioso, y todos comparten la misma dignidad.
León, bautizado con el nombre de Robert Prevost, pasó la mayor parte de su vida adulta trabajando con los pobres de Perú, primero como misionero agustino y luego como obispo. Antiguos feligreses y trabajadores eclesiásticos dicen que reforzó enormemente el trabajo de la oficina local de Cáritas, abriendo comedores y refugios para migrantes, y reuniendo fondos para construir plantas de oxígeno durante la pandemia de COVID-19.
El almuerzo se llevó a cabo en el Borgo Laudato Si’, el centro educativo ambiental del Vaticano en los jardines de la villa papal en Castel Gandolfo. El centro lleva el nombre de la histórica encíclica ambiental Laudato Si (palabras en latín que significan “Alabado seas") del papa Francisco, publicada en 2015.
Proveedores locales ofrecieron un menú de lasaña, berenjena a la parmesana y ternera asada. Para el postre, el menú incluía ensalada de frutas y dulces nombrados en honor al papa, “Dolce Leone”.
Entre los invitados en la mesa de León estaba Rosabal León, una refugiada peruana que ha estado en Italia unos meses, junto con su esposo y dos hijos. Otra que estuvo en su mesa fue Gabriella Oliveiro, una mujer de 85 años que vive sola en Roma, según los organizadores.
Se prevé que León concluya sus vacaciones el martes y regrese al Vaticano, pero hay indicios de que planea usar el retiro de Castel Gandolfo en forma regular para salir de Roma. Con ello retomará la tradición que el papa Francisco hizo a un lado, ya que en sus vacaciones prefería quedarse en la Santa Sede.
El hermano mayor de León, John Prevost, dijo a la filial de NBC en Chicago que el pontífice sí se relajó en su descanso, y que de hecho tenía esperanzas de leer un libro durante sus vacaciones —al papa le gustan las novelas de suspenso sobre casos judiciales—, pero no había encontrado el tiempo para hacerlo. Sin embargo, sí usó la cancha de tenis y la piscina de la finca, comentó.
Prevost, quien habla diariamente con el pontífice para comparar notas sobre el acertijo diario Wordle del New York Times, dijo que tenía entendido que lo que León más extrañaba hacer ahora que es papa es conducir.
“Conducir para él es totalmente relajante”, expresó Prevost, y añadió que, cuando estaban juntos, su hermano menor siempre insistía en conducir él mismo. “Desde luego, porque de lo contrario entonces criticaría mi forma de conducir”, agregó riendo.
En la entrevista, Prevost dio a conocer cuál es la pizza favorita del papa —salami— y su dulce favorito: Peeps.