ROMA .— Italia firmó un plan con el Vaticano para convertir un campo de 430 hectáreas al norte de Roma, que una vez fue fuente de controversia entre ambos Estados, en una granja solar que, según la Santa Sede, generará suficiente electricidad para satisfacer sus necesidades y convertir a Ciudad del Vaticano en el primer estado del mundo neutral en carbono.
En el acuerdo se estipula que el desarrollo del sitio de Santa Maria di Galeria preservará el uso agrícola de la tierra y minimizará el impacto ambiental en el territorio, según un comunicado del Vaticano.
La Santa Sede estará exenta de pagar impuestos en Italia para importar los paneles solares, aunque no se beneficiará de los incentivos financieros de los que disfrutan los italianos cuando optan por la energía solar. Italia, por su parte, podrá usar el campo en su contabilidad para alcanzar los objetivos de energía limpia de la Unión Europea. Cualquier exceso de electricidad generado por la granja más allá de las necesidades del Vaticano se entregaría a la comunidad local, dijeron funcionarios, hablando bajo condición de anonimato porque el acuerdo no se ha hecho público.
Las autoridades del Vaticano han estimado que costará menos de 100 millones de euros (114 millones de dólares) desarrollar la granja solar, y que una vez que sea aprobada por el parlamento italiano, podrían licitarse los contratos para realizar el trabajo.
El ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano, el arzobispo Paul Gallagher, firmó el acuerdo con el embajador de Italia ante la Santa Sede, Francesco Di Nitto. El parlamento italiano debe aprobar el convenio, ya que tiene implicaciones financieras para el territorio, que cuenta con un estatus extraterritorial en Italia.
El sitio de Santa Maria di Galeria ha sido durante mucho tiempo fuente de controversia debido a las ondas electromagnéticas emitidas por las torres de Radio Vaticano ubicadas allí desde la década de 1950. El sitio, que alguna vez fue rural, se localiza a unos 35 kilómetros (21,7 millas) al norte de Roma y está dominado por dos docenas de antenas de radio de onda corta y media que transmiten noticias de la Iglesia Católica en docenas de idiomas alrededor del mundo.
Con los años, a medida que el área fue desarrollándose, los residentes comenzaron a quejarse de problemas de salud, como casos de leucemia infantil que atribuyeron a las ondas electromagnéticas generadas por las torres. El Vaticano negó que hubiera un vínculo causal, pero redujo las transmisiones.