El año pasado marcó un sombrío hito para la libertad de expresión en el mundo, puesto que por sexto año consecutivo en 2024 el número de escritores encarcelados aumentó: según el Índice Libertad para Escribir de PEN America, publicado recientemente, un total de 375 escritores fueron encarcelados en 40 países, frente a los 339 del año anterior.
Este patrón ascendente no solo indica una tendencia peligrosa, sino que evidencia también un deterioro estructural de los derechos humanos fundamentales, en especial la libertad de expresión.
¿Qué significa ser escritor? Las profesiones más comunes entre las personas encarceladas en 2024 fueron: comentaristas en línea (203), periodistas (127), escritores literarios (115), activistas (92), académicos (68), poetas (67), artistas creativos (37), cantautores (35), traductores (14), editores (12), editores de publicaciones (11) y dramaturgos (4).
No se trata únicamente de cifras; este informe revela historias silenciadas, contextos opresivos y gobiernos autoritarios que perciben la palabra como una amenaza. Desde China hasta Myanmar, los escritores son castigados por ejercer su derecho a la crítica, a la memoria y a la imaginación.
Desde 2019, cuando PEN America comenzó a recopilar y verificar casos de escritores encarcelados por su labor expresiva, los números no han dejado de crecer. En 2024 se revelaron varias tendencias alarmantes, incluyendo un mayor número de mujeres escritoras encarceladas y un aumento de escritores clasificados como “comentaristas en línea” detenidos por opiniones publicadas en internet.
También se observó un aumento continuo de escritores detenidos sin cargos o en prisión preventiva, pasando de 76 casos en 2023 a 80 el año pasado.
Lo que podría parecer una suma de casos aislados es en realidad parte de una estrategia global de control autoritario. “Encarcelar a un solo escritor por sus palabras es una injusticia, pero la represión sistemática representa una erosión de la libertad de expresión, antesala de la pérdida de otros derechos humanos”, afirmó Karin Deutsch Karlekar, directora del programa Escritores en Riesgo de PEN America.
Represión
China, incluyendo sus regiones autónomas, encabeza el índice con 118 escritores presos. Aproximadamente un tercio son comentaristas digitales y 33 están detenidos sin cargos o en prisión preventiva. Nueve son mujeres. La mayoría fueron encarcelados por escribir sobre democracia, derechos de minorías étnicas y críticas al Partido Comunista Chino.
Destaca el caso de escritores uigures, tibetanos y mongoles, quienes constituyen cerca de la mitad de los encarcelados. Se les acusa con frecuencia de “separatismo” en procesos judiciales opacos. En China la infraestructura estatal permite un control casi total de la información digital, lo que convierte cualquier disidencia escrita en un riesgo altísimo.
Con 43 escritores presos (30 hombres y 13 mujeres), Irán ocupa el segundo lugar. Aunque representa una ligera disminución respecto de 2023, sigue siendo el país con mayor número de mujeres escritoras encarceladas. Muchas de ellas han sido castigadas por oponerse a las leyes del hiyab obligatorio o por su participación en las protestas “Mujer, Vida, Libertad”.
Los escritores kurdos, músicos y artistas continúan siendo blanco de una represión intensa. Incluso después de ser liberados muchos se exilian o permanecen bajo estricta vigilancia. Nuevos arrestos y sentencias fueron comunes durante 2024, consolidando un panorama de censura prolongada.
Arabia Saudita mantuvo 23 escritores presos en 2024, muchos de ellos blogueros y comentaristas en redes sociales. Las penas son severas: ocho de los encarcelados cumplen condenas superiores a once años. Varias detenciones se vinculan con críticas a normas religiosas o a la defensa de los derechos de las mujeres.
Vietnam, también con 23 escritores presos, comparte el tercer lugar. El país ha estrechado su control sobre todos los canales de expresión, incluidos los medios tradicionales, la industria editorial e internet. Figuras como Pham Doan Trang, honrada por PEN en 2024, enfrentan largas condenas por “propaganda contra el Estado”. La censura se ha intensificado, mientras el cierre de programas internacionales como la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés) amenaza aún más la disidencia.
Israel ocupó el quinto lugar, con 21 escritores encarcelados en 2024, incluyendo siete nuevos casos de detención administrativa sin cargos. En muchas ocasiones los detenidos son palestinos, arrestados por motivos vagos y sin debido proceso. Además del encarcelamiento, las autoridades atacaron directamente la infraestructura cultural palestina, como el Palestinian Educational Bookshop en Jerusalén Este.
El impacto de la guerra en Gaza ha sido devastador: PEN America documentó la muerte de 125 figuras culturales debido a la ofensiva israelí, incluidos 24 escritores, 83 profesores, doce poetas, y otros artistas e intelectuales.
A pesar de que Asia se lleva el primer lugar en encarcelamiento de escritores, esta investigación incluye también al continente americano, donde el índice de región geográfica señala únicamente a dos países: Cuba, con siete detenidos, y Nicaragua, con dos. Lamentablemente el encarcelamiento no es la única represión que han sufrido los escritores. El Balance de Reporteros sin Fronteras de 2024 colocó a nuestro país como el cuarto lugar más peligroso para ser periodista, registrando cinco asesinatos, cinco desapariciones y un secuestro.
Cada uno de los 375 escritores encarcelados en 2024 representa un síntoma del miedo que las autoridades tienen frente a las ideas. Mientras la represión avanza, también lo hace la necesidad de una solidaridad internacional en defensa de la palabra. Karlekar afirma: “Los regímenes autoritarios están desesperados por controlar la narrativa histórica y reprimir la verdad sobre lo que están haciendo. Por eso los escritores son tan importantes y por eso vemos que estos regímenes intentan silenciarlos”.