Estados Unidos, 20 de agosto. Poco importó que los cruces irregulares por la frontera de Estados Unidos estén en su nivel más bajo en décadas: el gobierno de Donald Trump dio un paso más en su agresiva política migratoria.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció que todo el muro fronterizo será pintado de negro para que sea más difícil que la gente lo escale. La idea es que el metal absorba más calor hasta el punto de ser demasiado caliente al tacto.
“El muro es alto, lo que lo vuelve muy muy difícil de escalar, casi imposible. También es hondo, se hunde muy profundo en el suelo; tampoco se puede cavar por debajo. Y hoy también vamos a pintarlo de negro”.
Mike Banks, el director de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, destacó que la pintura ayudaría a prevenir la oxidación.
El cambio entra gracias a los más de 46 mil millones de dólares que le aprobaron gracias a su ley grande y hermosa para completar el muro… y de paso, pintarlo de negro.
“Se nos asignó una cantidad increíble de recursos en la ‘gran y hermosa ley’, y eso nos permitirá continuar con la construcción”, dijo Noem, luego de asegurar que el Gobierno está construyendo aproximadamente 800 metros por día.