Ciudad de México, 15 de agosto de 2025.- Las intensas negociaciones en Ginebra para establecer un tratado mundial que aborde la crisis de la contaminación por plásticos culminaron sin un acuerdo. Aunque la mayoría de las naciones reconocieron la urgencia de reducir la producción de plásticos y eliminar las sustancias tóxicas que afectan a los ecosistemas y la salud humana, un reducido grupo de países, respaldados por la poderosa industria petroquímica, bloqueó cualquier avance sustancial.
Ana Rocha, portavoz de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración, declaró que un tratado débil sería más perjudicial que la ausencia total de acuerdo, señalando que las negociaciones estuvieron marcadas por un proceso desordenado y excluyente. Rocha subrayó que la falta de transparencia y los cambios de última hora complicaron la participación de numerosos países, especialmente de aquellos del Sur Global, que se vieron desbordados por la presión política y la falta de un marco claro de negociación.
El tiempo jugó en contra durante las discusiones: las sesiones se extendieron hasta altas horas de la madrugada, y los anuncios finales se hicieron a último momento, lo que dejó a muchos delegados sin margen para una deliberación adecuada. Además, la exclusión constante de la sociedad civil, que fue relegada a un segundo plano durante las negociaciones, contribuyó a un ambiente de desconfianza y frustración generalizada.
A pesar de la falta de un tratado vinculante, el apoyo creciente de la sociedad civil, incluidos movimientos indígenas, sigue siendo un factor clave en la lucha global contra la contaminación plástica. Más de 100 países han manifestado su compromiso con la reducción de plásticos, lo que indica un cambio en la percepción global sobre este grave problema ambiental.
Aunque el fracaso en Ginebra no sella el destino del tratado, la presión sobre gobiernos y empresas permanece intacta. Para muchos, este estancamiento no es el fin, sino una señal urgente de la necesidad de actuar, con la esperanza de que el mundo, finalmente, reconozca la magnitud de una crisis ambiental y sanitaria que afecta a todos.