LA HOSTILIDAD HACIA LOS MIGRANTES EN EU AFECTA A LAS REMESAS

“El miedo a ser deportados se reflejó en el número de operaciones de remesas”.

Remesas
Internacional
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Los efectos de las agresivas redadas migratorias encabezadas por el gobierno de Donald Trump cruzan otra frontera.

Ya no se trata solo de separaciones familiares y violaciones a los derechos humanos: la caza de personas indocumentadas que promete hacer a Estados Unidos great again— comienza a repercutir en la economía y en lo que va del año los mexicanos enviaron menos dinero al país, según el último reporte publicado por el Banco de México (Banxico).

De hecho, en un año el envío de remesas se desplomó 16.2% y tan solo en junio pasado los ingresos por remesas se ubicaron en cinco mil 201 millones de dólares, una caída significativa comparada con el mismo mes de 2024, que cerró con el envío de seis mil 207 millones de dólares.

La última vez que se registró una contracción de esa magnitud fue en septiembre de 2012, de acuerdo con datos del Banxico.

A nivel semestral también hubo pérdidas, pues de enero a junio de este año México recibió remesas por 29 mil 576 millones de dólares, representando una caída de 5.6% respecto de los 31 mil 326 millones del mismo periodo de 2024.

Las malas noticias no terminan ahí: el valor acumulado de los egresos por remesas de enero a junio de este año fue de 587 millones de dólares, una cifra considerablemente menor a los 687 millones de dólares del mismo periodo de 2024, lo que representa una reducción anual de 14.5 por ciento.

Caída libre

De acuerdo con datos de BBVA, desde su periodo más álgido en 2014 el flujo de remesas llevaba once años consecutivos de crecimiento, aumento que es probable que llegue a su fin este año.

Entre 2013 y 2024 las remesas casi se triplicaron, pues pasaron de 23 mil 90 a 64 mil 746 millones de dólares. Una cifra sorprendente si se tiene en cuenta que el volumen de migrantes mexicanos en Estados Unidos no ha cambiado significativamente: desde 2007 se mantiene en torno a los doce millones.

Pero este año el panorama parece distinto. No solo disminuyó la cantidad de dinero enviada, sino también el número de remesas realizadas. En el primer semestre de 2025, por ejemplo, se hicieron 12.7 millones de transacciones, de un promedio de 409 dólares cada una: una disminución de 14.3% en el número de envíos y de 2.2% en la cantidad de dinero enviada.

“El miedo a salir y ser deportado se reflejó en el número de operaciones de remesas”, mencionó Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Base.

Que la gente se resguarde en su casa explica el incremento de las detenciones al interior de Estados Unidos, que pasaron de ocho mil casos mensuales entre 2023 y 2024, a 19 mil en marzo y 32 mil en junio de 2025, según las estadísticas del Servicio de Control e Inmigración de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés); mientras que las detenciones en la frontera bilateral pasaron de 250 mil detenciones en diciembre de 2023 a solo seis mil en junio pasado.

Prefieren las transferencias

Expertos señalan que la caída de las remesas es consecuencia de esta violenta política migratoria que Trump inició apenas puso un pie en la Casa Blanca.

Muchos migrantes evitan salir y cambiaron sus patrones de trabajo y consumo para no ser sorprendidos por las redadas que desde hace varios meses no dan tregua, llegando incluso a lugares que antes eran seguros, como hospitales, refugios, escuelas e iglesias.

El temor a ser detenido en cualquier sitio explica también que la mayoría de las remesas sean enviadas mediante transferencias electrónicas.

Según el reporte de Banxico 99.1% de los ingresos por remesas —equivalentes a 29 mil 291 millones de recaudos— se realizaron mediante aplicaciones móviles, mientras que los envíos en efectivo, especie y money orders representaron solo 0.7% y 0.2% del monto total, alcanzando apenas los 217 millones y 68 millones de dólares, respectivamente.

Otra de las razones que provocaron las variaciones en el flujo de remesas a México en los últimos meses —de mayo a junio cayeron 3%— es una disminución en la contratación de latinos en el mercado laboral: menos oportunidades laborales significan menos ingresos disponibles.

Tal fue el caso de la planta cárnica Glenn Valley Foods, en Omaha, que luego de contar una década de ascensos constantes —nuevas contrataciones, nuevas líneas de fabricación, récords de ventas— hoy trabaja a 30% de su capacidad.

De un día para otro la mayor parte de sus trabajadores desaparecieron: “La mitad del personal estaba en proceso de deportación; el director de Recursos Humanos había dejado de ir al trabajo; y más de 50 empleados estaban retenidos en un centro de detención de la Nebraska rural”, dijo Chad Hartmann, presidente de Glenn Valley Foods.

La cosa no paró ahí. Al momento de recontratar personal se llevaron con otra sorpresa, pues la mayoría de los entrevistados mentía sobre algún aspecto de su documentación.

“Ninguna de las ocho personas recién contratadas era ciudadana estadunidense, pero ¿qué más quedaba? Hay trabajos que los norteamericanos no quieren hacer”, cerró Hartmann.

Darle la vuelta

A la disminución del envío de remesas —tanto en dinero como en número de transacciones— se suma otro factor que desmotiva: el impuesto que Estados Unidos aprobó como parte de su ley “grande y hermosa”, inicialmente pactado en 5%, que luego se redujo a 3.5% y finalmente a 1%, y solo para los envíos hechos en efectivo.

Según Mario Campa, economista y politólogo, esta medida es “otro juego de señales de Trump para mostrarse duro contra los migrantes”, pues uno de los miedos desatados entre los trabajadores es si la aplicación del impuesto conllevará algún tipo de registro que deje expuesta su presencia en el aparato burocrático del “país de la libertad”.

Para evadir el gravamen que entrará en vigor en enero de 2026 se señalaron varias estrategias, como pedir a familiares y amigos —con estatus legal— que sean ellos quienes hagan las transferencias, así como utilizar tarjetas bancarias de prepago.

Además, el gobierno de México lanzó la tarjeta Finabien, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, con la que podrán realizar depósitos y compras. Y según Rocío Mejía Flores, directora de Financiera para el Bienestar México, “es la mejor alternativa para las remesas”.

Con ella se podrán mandar hasta dos mil 500 dólares por envío y hasta diez mil dólares por mes, a través de una transferencia electrónica o con dinero en efectivo. Los depósitos en efectivo no tendrán comisión ni límite diario, mientras que los electrónicos tendrán una comisión de 2.99 dólares por envío.

Para solicitarla basta ir a cualquiera de los 53 consulados en Estados Unidos; en México estarán disponibles en algunas de las mil 700 sucursales del Banco del Bienestar o a través de su página web sin ningún costo extra.

México y las remesas

México es el segundo país a nivel mundial —solo por debajo de India— de destino de remesas y pasó de ser el cuarto con mayores envíos de remesas en 2014, al segundo en 2024, superando a China.

Del total de los 64 mil 745 millones de dólares que ingresaron al país en 2024 mediante envío de remesas, 96.6% —62 mil 529 millones— provino de Estados Unidos.

Las remesas provenientes de California, Texas y Colorado aportan 51.1% del monto total, siendo California el estado que encabeza la cifra con 20 mil 414 millones de dólares, es decir, 32.6% del total.

Michoacán ocupó en 2024 el primer lugar nacional en la recepción de remesas con cinco mil 647 millones de dólares, seguido muy de cerca por Guanajuato con cinco mil 645 millones y Jalisco con cinco mil 503 millones de dólares.

Las remesas aportaron en 2024 casi 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB).

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