ISRAEL-IRÁN: OTRO FRENTE DE GUERRA

“¿Qué tipo de acción tomará Israel?”

Claudia Luna Palencia
Internacional
GUERRA ISRAEL-IRÁN

Los inversores analizan ya el riesgo de un ciclo de contraataques

y muchos miran al petróleo como guía para saber cómo responder.

Ya no es la añeja confrontación entre el capitalismo versus el comunismo: esto va del bloque de las democracias contra las autocracias y el futuro de la libertad está en juego, pues el reciente ataque histórico de Irán contra Israel no está aislado del mapa de confrontaciones geopolíticas actuales.

Tampoco de las consecuencias geoeconómicas; ni del impacto en los mercados internacionales; o los vaivenes que siguen sufriendo los commodities, fundamentalmente los petroprecios.

El bombardeo que ordenó el régimen fundamentalista que encabezan el ayatolá Seyyed Ali Jamenei y el presidente Ebrahim Raisi consistió en una lluvia de bombas sobre diversos objetivos israelíes, básicamente infraestructura de defensa.

El ejército israelí ya sabe ahora que un dron lanzado desde Irán demora ocho horas en llegar a su territorio y uno balístico menos de dos horas hasta alcanzar su objetivo.

Las imágenes del ataque del sábado 13 de abril (coincidiendo con el final del Ramadán) distribuidas por diversos medios de comunicación dejan sin palabras: una batería de 170 drones, 30 misiles de Crucero (algunos lanzados desde bases en Irak) y 120 misiles balísticos entrando coordinadamente al espacio aéreo israelí, mientras las alarmas suenan a todo pulmón y la gente corre a los refugios.

Este ataque, que Irán bautizó como Promesa verdadera, consistió en dos etapas: inundar de drones los radares israelíes y acto seguido lanzar los poderosos misiles. Israel, ante el asombro del mundo entero, derribó con una certera precisión 99% de los artefactos explosivos durante el ataque, que duró cinco horas. Eso sí: no lo hizo solo.

La artillería iraní se lanzó para impactar en los Altos del Golán; en la base de la Fuerza Aérea israelí en el desierto del Néguev; en Tel Aviv, en Jerusalén; en la ciudad de Nevatim, que aloja una relevante base aérea israelí; así como en Dimona, que cuenta con un reactor nuclear en las afueras, y Eilat, que es un relevante puerto de sur del Mar Rojo de Israel.

Hubo artillería amenazando a todo el territorio judío.

Lloyd Austin, secretario de Defensa de Estados Unidos, declaró que su país ayudó a las fuerzas armadas de Israel a interceptar docenas de misiles y drones lanzados desde Irán, Irak, Siria y Yemen.

A las maniobras para neutralizar el ataque se sumaron además los ejércitos de Francia, Reino Unido y Jordania. El Pentágono había enviado con días de anticipación al general Michael Kurilla, quien arribó a Tel Aviv para coordinar una estrategia de defensa común.

Según el diario The Washington Post el ejército norteamericano neutralizó 70 de los 170 drones gracias a la actuación de los cazabombarderos de los escuadrones 494.

También fue fundamental para neutralizar los misiles balísticos y de Crucero la pronta actuación de las baterías instaladas en los destructores USS Carney y USS Arleigh, desplegados en el Mediterráneo Oriental. Ambos están equipados con el sistema de defensa antiaérea Aegis, con el que derribaron misiles de Crucero y balísticos.

Vaticinio

Crónica de un ataque anunciado: el régimen chiita asevera que a través de sus embajadas en Turquía, Suiza, Irak y Siria dieron a conocer a Washington del ataque que preparaban contra Israel como represalia por el bombardeo perpetrado por sus fuerzas contra el consulado de Irán en Damasco, que mató a siete diplomáticos, entre ellos a un alto rango de la Guardia Revolucionaria.

De hecho, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, cinco días antes del ataque previno a la población para que comprase víveres y ubicase los refugios más cercanos; es más, 24 horas antes del bombardeo fue cerrado el espacio aéreo comercial civil en Israel, Jordania, Irak y Siria.

Jamenei dice que se han vengado y que no quieren una escalada bélica con el gobierno sionista; afirma que avisaron con anticipación porque no querían bajas humanas y que solo fue un “aviso leve”, al tiempo que advierte que si Israel responde, entonces habrá una guerra regional.

Una guerra a la que tanto el presidente norteamericano Joe Biden como su secretario de Estado, Antony Blinken, repiten a diestra y siniestra que “no están buscando tener con Irán”, aunque afirman que bajo ningún concepto dejarán solo a Israel. El palo y la zanahoria.

¿Qué repercusiones tendrá en Oriente Medio una confrontación entre Israel e Irán? Desde Jerusalén especialistas advierten que se ha cruzado una línea roja desde el punto de vista de la seguridad israelí. Nada volverá a ser igual en la región.

Netanyahu intenta dar una imagen de solidaridad mostrándose sonriente ante una población que ha visto cómo empeoran rápidamente sus niveles de seguridad; esencialmente, el ataque iraní echa por los suelos toda la capacidad de disuasión de la que por años presumió Israel. Disuadir para alejar las amenazas.

Sin lugar a dudas, el ataque terrorista masivo del 7 de octubre, perpetrado por Hamás con la ayuda de la yihad palestina y, según el Mosad, el dinero de Irán como cerebro, ha desencadenado una grave crisis geopolítica que ha dejado por los suelos al Derecho internacional y las principales instituciones multinacionales mientras la paz queda enterrada.

Los próximos pasos están en manos de Netanyahu y de su gabinete de guerra. En especial Yoav Gallant, ministro de Defensa, y Benny Gantz, exministro de Defensa y rival de Netanyahu, llevan días discutiendo una respuesta contundente del mismo calibre que la aplicada por las fuerzas iraníes.

Ojo por ojo y diente por diente. Un bombardeo a infraestructuras básicas y sobre todo relacionadas con el programa nuclear del régimen persa sin causar daños en vidas humanas.

Pero tanto Gallant como Gantz quieren ser más contundentes; creen en la superioridad militar de Israel; y ponen sobre la mesa la necesidad de acabar de una vez por todas con la pesadilla iraní.

La paz en la región, declaró recientemente Gallant, solo se logrará cuando se aplaste a Hezbolá en Líbano y se descabece a Irán. “Son el terrorismo puro”.

Factores

El ayatolá Jamenei dice que ellos se dan por vengados y que un contrataque en su territorio solo significará una declaración de guerra e Israel “estará acabado”, arrepentido por lo que hizo. Ninguna de las opciones está exenta de riesgos.

Hay tres factores principales que Israel debe sopesar antes de responder, según Raz Zimmit, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel que se centra en Irán. “Uno, cómo responderá Irán, ya que ha dejado muy claro que las represalias israelíes se encontrarán con una reacción aún más dura. En segundo lugar, la posición de Estados Unidos. A Biden no le interesa la escalada y quiere cerrar esta ronda de combates. Y tercero, desde el 7 de octubre Israel ha estado tratando de evitar la apertura de nuevos frentes para poder concentrarse en luchar contra Hamás en Gaza”.

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¿Qué tipo de acción tomará Israel? Cualquier ataque directo contra objetivos militares o de infraestructura dentro de Irán desencadenaría casi con certeza una guerra total, aunque algunas figuras de la línea dura del establishment de seguridad israelí pueden ver los acontecimientos de este fin de semana como una ventana de oportunidad para atacar las instalaciones nucleares de Irán.

¿Podría Israel hacer frente a una guerra con Irán, dado que ya lucha en Gaza? Hay estrategas dentro de Tel Aviv que alientan esa idea entre Netanyahu y su gabinete. “Mejor ahora que esperar a que Irán consiga la bomba nuclear y sea mucho más peligroso para la supervivencia futura del Estado judío”.

Analistas y oficiales militares confían en que Israel saldrá mejor parado que Irán si las dos partes van a la guerra: el país se ha preparado para un escenario de múltiples frentes durante años.

Israel tendría que tener una enorme capacidad: no es únicamente que Irán haya decidido salir a la luz como su enemigo directo tras años de maniobrar a través de sus proxys, con los hutíes atacando desde Yemen y controlando el Mar Rojo, el Canal de Suez y posiblemente harían lo mismo en el Mediterráneo y en el Estrecho de Ormuz; desde Líbano, Hezbolá atacando por aire, pero también por tierra; y también desde Siria habría ataques en los territorios controlados por la Guardia Revolucionaria. Sería un escenario con múltiples frentes a los que las fuerzas sionistas no podrían hacer frente solas y requerirían de una coalición.

Tecnología militar

¿Cómo se repele con éxito un ataque tan poderoso previamente anunciado, con 300 bombas de todo calibre en forma de drones, misiles balísticos y de Crucero?

Desde la Guerra de los Seis Días (en junio de 1967) Israel supo que su existencia dependía de sus capacidades defensivas y decidió apostar a desarrollar su industria militar incorporando innovaciones tecnológicas y los avances de la ciencia.

En promedio, Israel ha gastado desde entonces 5% de su PIB en el rubro de defensa, al tiempo que desarrolla un estricto programa de entrenamiento militar y servicio militar para todos los hombres y mujeres, que desde jóvenes deben cumplir con el llamado obligatorio desde el gobierno.

Tras neutralizar el ataque Netanyahu se fundió en abrazos con su gabinete, mostrando su regocijo por lo que acababan de demostrarle a Irán y al mundo.

La llamada Cúpula de Hierro o Iron Dome comenzó a construirse en 2007 con un presupuesto inicial de 210 millones de dólares, una parte financiada por Estados Unidos. Se probó en 2011 y a lo largo de los años se ha utilizado muchas veces para neutralizar los misiles lanzados desde Líbano por Hezbolá y por Hamás desde la Franja de Gaza.

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En los últimos años la Cúpula de Hierro se ha mejorado a través del uso de Inteligencia Artificial (IA), gracias a lo cual ha podido destruir todos los drones iraníes HESA Shahed 136 de tipo kamikaze.

La IA le ha permitido al ejército israelí añadir nuevos algoritmos que le ayudan a rastrear mucho mejor los misiles y otras amenazas que podrían volar a baja altura y ser de menor tamaño; de esta forma identificarlas en el radar y realizar los cálculos de tiro para destruirlos con una altísima precisión.

Este último ataque le ha permitido a Israel probar cómo 40 años de inversión en defensa antimisiles de largo alcance, a través del programa Guerra de las Galaxias de Israel, ha dado sus frutos. En 1991 Irak atacó a Israel con misiles Scud de largo alcance y ese fue el parteaguas para que el gobierno israelí decidiera desarrollar un mecanismo que blindase a sus ciudadanos.

Israel está prevenido, pero un ataque sorpresa no hubiese sido tan efectivo para neutralizar la destrucción y la muerte de personas. Estaba tan prevenido, que activó el sistema Honda de David, diseñado para interceptar cohetes de mediano y largo alcance. La Cúpula de Hierro es un sistema defensivo diseñado para interceptar cohetes de corto alcance (de cuatro a 70 kilómetros) y el Arrow 2 y Arrow 3 para los misiles.

A partir de 2014 la Honda de David se desplegó en varias áreas de Israel. Su funcionamiento sucede por capas; cada una tiene una finalidad; su mecanismo lo diseñaron el contratista de defensa israelí Rafael Advanced Defense Systems y el contratista de defensa estadunidense Raytheon.

El sistema está hecho para interceptar aviones enemigos, drones, misiles balísticos, cohetes de medio y largo alcance y misiles de Crucero disparados a distancias desde 40 hasta 300 kilómetros.

¿Y si esos misiles hubiesen tenido ojivas nucleares? Irán lleva años intentando conseguir la bomba atómica. Hace un par de meses la CIA reveló que Takeshi Ebisawa, uno de los líderes de la Yakuza, trató de vender plutonio a Irán. Que Irán logre la bomba nuclear sería una enorme preocupación en Oriente Medio… y para el futuro del mundo.

Relaciones peligrosas

Las relaciones entre Israel e Irán han sido una montaña rusa de altibajos a lo largo de las décadas, desde la colaboración hasta la hostilidad. En un momento fueron aliados con fuertes lazos diplomáticos y económicos, incluso con Israel importando 40% de su petróleo desde Irán a cambio de armas.

Sin embargo, tras la Revolución islámica de 1979 en Irán las tensiones se intensificaron y la defensa de la causa palestina por parte de Irán marcó un punto de inflexión en las relaciones bilaterales.

Irán cortó los lazos con Israel y cedió su embajada en Teherán a la Autoridad Nacional Palestina, consolidando su posición como defensor de los derechos palestinos.

En 1982 la intervención de Israel en la guerra civil libanesa llevó a Irán a apoyar el nacimiento de Hezbolá. En 1992 la Yihad Islámica, cercana a Irán, voló la embajada israelí en Buenos Aires, dejando 29 muertos.

El programa nuclear iraní ha sido una de las mayores preocupaciones de Israel, que busca evitar que los ayatolás obtengan armas atómicas. Por ello ha tomado medidas para frenarlo, incluso creando un virus informático para atacar instalaciones nucleares iraníes.

Según Irán, Israel también ha atentado contra varios de sus científicos. En 2011 Israel aprovechó la guerra civil en Siria para atacar la presencia militar iraní, argumentando una amenaza directa para su seguridad.

El conflicto entre Israel y Gaza aumenta la tensión, con ambos bandos atacándose indirectamente: Tel Aviv acusa a Irán de estar detrás de los atentados del 7 de octubre de 2023.

Última hora: respuesta israelí

Si bien los medios de comunicación hablaban de una respuesta bélica después de abril, de última hora Israel respondió la madrugada del viernes a Irán con un ataque calibrado y preciso justo en el día del cumpleaños de Alí Jamenei, el líder supremo iraní: 19 de abril.

Una pequeña batería de drones de tamaño menor atacó las ciudades de Isfahán y Tabriz, así como objetivos iraníes en Irak y en Siria, sin dejar ninguna víctima mortal; todos los drones fueron repelidos por los sistemas de la Guardia Revolucionaria.

Isfahán, uno de los blancos de Israel en la represalia informada por medios norteamericanos, es la tercera ciudad más grande de Irán, después de Teherán y Mashhad. Tiene dos millones de habitantes y es uno de los lugares con mayor cantidad de turistas al año en ese país. Pero además aloja tres reactores nucleares.

En febrero de este año Mohammad Eslami, el jefe del Centro de Energía Atómica iraní, anunció que empezaron a construir un cuarto reactor en esa ciudad. El nuevo reactor de diez megawatts tendrá varios usos, como pruebas de combustibles y materiales nucleares, y la producción de radioisótopos y radiofármacos empleados usualmente en el tratamiento de algunas enfermedades. En Isfahán está el centro nuclear de investigaciones. Cabe señalar que Irán tiene una sola planta nuclear en el sur y está construyendo otra.

Como resultado, la turbulencia se coló a los mercados financieros, con las principales plazas bursátiles en rojo; el precio del petróleo escalando hacia la barrera de los 100 dólares por barril; y las monedas de países emergentes debilitándose frente al dólar, la libra y el euro. El precio del oro sigue por las nubes, arriba de los dos mil 400 dólares la onza.

A nivel internacional se contiene el aliento porque no se sabe si habrá un contraataque, si bien la televisión iraní citó a diversas fuentes del gobierno diciendo que, por el momento, “no habrá ninguna represalia”.

El ataque israelí contó con un escaso despliegue de fuerzas, considerando que tiene entre 90 y 100 cabezas nucleares; solo usó pocos drones; se habla de menos de diez y de pequeño tamaño; es una ofensiva precisa, sin causar daños civiles, dirigida a instalaciones militares y plantas con producción de energía nuclear y ha sido decisiva, mostrando la voluntad de Israel de defender su territorio contra cualquier amenaza.

Israel ha vuelto a humillar a Irán decidiendo no gastar demasiada artillería en contraste con los centenares de drones, misiles y misiles de Crucero que usó la Guardia Revolucionaria y que significan muchos millones de dólares destruidos.

Todos los líderes internacionales han pedido a ambos países contenerse y dejar las hostilidades. A pesar de las múltiples peticiones del presidente Joe Biden hacia la contención, Tzachi Haneybi, asesor de Seguridad Nacional de Israel, informó a su homólogo norteamericano, Jake Sullivan, que llevarían a cabo el ataque unas doce horas antes de efectuarlo.