Israel y Líbano se preparan para una guerra que nadie quiere

Analistas consideran que puede ser inevitable

ISRAEL-LÍBANO
Foto: AP
Redacción
Internacional
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Beirut, febrero 1.-La perspectiva de una guerra en gran escala entre Israel y la milicia libanesa Hezbollah aterra a la gente en ambos lados de la frontera, pero algunos la ven como una consecuencia inevitable de la guerra en curso de Israel contra Hamás en Gaza.

Una guerra así podría ser la más destructiva que cualquiera de las partes haya experimentado jamás.

Israel y Hezbollah tienen lecciones de su última guerra, en 2006, un conflicto de un mes que terminó en empate. También han tenido cuatro meses para prepararse para otra guerra, incluso mientras Estados Unidos intenta evitar que el conflicto se extienda.

Aquí presentamos un vistazo a los preparativos de cada bando, cómo podría desarrollarse la guerra y qué se hace para evitarla.

La guerra de 2006, seis años después de que las fuerzas israelíes se retiraran del sur del Líbano, estalló después de que Hezbollah capturara a dos soldados israelíes y matara a varios más en una incursión transfronteriza.

Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre en gran escala e impuso un bloqueo con el objetivo de liberar a los rehenes y destruir las capacidades militares de Hezbollah, una misión que finalmente fracasó.

Los bombardeos israelíes arrasaron amplias zonas del sur del Líbano y de los suburbios del sur de Beirut. Hezbollah disparó miles de cohetes no dirigidos contra comunidades del norte de Israel.

El conflicto mató a unos 1.200 libaneses, en su mayoría civiles, y 160 israelíes, en su mayoría soldados.

Una resolución de Naciones Unidas que puso fin a la guerra exigió la retirada de las fuerzas israelíes del Líbano y una zona desmilitarizada en el lado libanés de la frontera.

A pesar del despliegue de fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU, Hezbollah aún opera en el área fronteriza, mientras que Líbano dice que Israel viola regularmente su espacio aéreo y todavía ocupa zonas de tierra libanesa.

Una guerra entre Israel y Hezbollah “sería un desastre total”, advirtió el mes pasado Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en medio de una ola de gestiones diplomáticas por parte de Estados Unidos y Europa.

Hezbollah, que es respaldado por Irán, pareció tomado por sorpresa por el ataque de su aliado regional Hamás del 7 de octubre contra Israel. Desde entonces, Hezbollah e Israel han intercambiado ataques transfronterizos diarios que se han intensificado gradualmente. Israel también ha llevado a cabo asesinatos selectivos de figuras de Hezbollah y Hamás en el Líbano.

Más de 200 personas, en su mayoría combatientes de Hezbollah —pero también más de 20 civiles—, han muerto del lado del Líbano, y 18 del lado de Israel.

Decenas de miles han sido desplazados en ambos lados. No hay perspectivas inmediatas para su regreso.

Los líderes políticos y militares israelíes han advertido a Hezbollah que la guerra es cada vez más probable a menos que los milicianos se retiren de la frontera.

Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, no ha amenazado con iniciar una guerra, pero advirtió sobre una lucha “sin límites” si Israel lo hace. Hezbollah dice que no aceptará un alto al fuego en la frontera entre Israel y Líbano antes de que haya uno en Gaza, y ha rechazado una propuesta de Estados Unidos de retirar sus fuerzas a varios kilómetros (millas) de la frontera, según funcionarios libaneses.

A pesar de la retórica, ninguna de las partes parece querer la guerra, dijo Andrea Tenenti, el portavoz de la misión de paz de la ONU en el sur del Líbano. Sin embargo, “un error de cálculo podría desencadenar un conflicto más amplio que sería muy difícil de controlar”, agregó.

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