Sin lugar a dudas, juegan un papel clave dentro del desarrollo de diversos conflictos armados en el mundo.
A raíz de la invasión rusa a Ucrania la tecnología de los drones ha cobrado un papel relevante en la industria armamentista mundial a tal punto, que ha llegado para transformar no solo las guerras del siglo XXI, sino también los esquemas de seguridad de los Estados.
Los soldados ucranianos, por ejemplo, han hecho incluso una canción con estribillos de victoria dedicados al Bayraktar TB2, el dron de fabricación turca que ha destruido decenas de carros de combate rusos.
Estos vehículos aéreos no tripulados han mostrado su eficacia para el reconocimiento táctico: obtienen un plano completo del campo de batalla; anticipan el movimiento de tropas, visualizan el mapa de las trincheras y de las posiciones del enemigo y, desde luego, permiten ataques de precisión, con misiles y artillería.
El Bayraktar TB2 provisto a las tropas ucranianas es un avión pequeño con cámaras a bordo que puede armarse con bombas guiadas por láser y el precio por unidad es de dos millones de dólares.
Otro de los drones es el DJI Mavic 3, que cuesta alrededor de dos mil dólares la unidad y es fabricado por la empresa china DJI. Al parecer habría presiones desde el Kremlin para que el gobierno chino impidiese la comercialización de estos drones en Ucrania.
También Estados Unidos ha provisto a Kiev de 700 drones Switchblade. Son unos vehículos kamikaze desechables que pesan 2.5 kilogramos y cuestan seis mil dólares cada uno.
Por su parte, Rusia utiliza el Orlan-10, considerado como pequeño y práctico, que tiene un costo de 87 mil a 120 mil dólares por unidad y está fabricado por la rusa Special Technologies Center Ltd; y también compra los drones Shahed-136 fabricados por Irán, con un costo de entre 20 mil y 50 mil dólares por unidad.
A estos kamikazes el ejército ruso los llama Geranium-2 y miden 3.5 metros de largo, tienen cámaras y transportan pequeñas bombas. Son de reciente creación (2021), desarrollados por HESA, una empresa pública iraní que fabrica estos vehículos ligeros con la tecnología al alcance de su mano, considerando que su economía está vetada de buena parte del comercio mundial y enfrenta una serie de sanciones comerciales y económicas que le impiden acceder a muchos componentes de otros países.
Relevancia táctica
Sin lugar a dudas, los drones juegan un papel clave dentro del desarrollo de diversos conflictos. Por ejemplo, son los favoritos del aparato de inteligencia estadunidense y, por supuesto, del Pentágono, dirigidos a cometer asesinatos quirúrgicos contra diversos líderes yihadistas y de Al-Qaeda, sobre todo en Afganistán.
En 2022 un dron norteamericano disparó dos misiles Hellfire contra Ayman el-Zawahiri, líder de Al-Qaeda, en su residencia de Kabul, cuando se encontraba asomado en el balcón de su casa. Fue una operación limpia y precisa mientras a miles de kilómetros, en la sala de seguridad del Pentágono, se festinaba el éxito de una operación milimétrica.
Un año después un documento militar proporcionado a los congresistas norteamericanos destacó la relevancia táctica de utilizar la tecnología de los drones y de sus ventajas: 1) Tiene más aspectos positivos que negativos, partiendo del hecho de que reduce el riesgo de perder la vida de un piloto en un avión caza o bien de que sea capturado; los drones han demostrado su capacidad destructiva sin necesidad de poner en riesgo la vida de un piloto; 2) los actuales avances tecnológicos, de los satélites y el GPS permiten crear una sinergia de altísima precisión para destruir uno o varios objetivos; 3) el costo de producción de un dron es infinitamente inferior a un caza; y el tiempo de fabricación, entre uno y otro, lo hace mucho más accesible; un piloto de drones puede estar entrenado en un mes y el piloto de un caza mínimo en un año.
Papel crucial
El Centro Europeo de Análisis Político (CEPA, por sus siglas en inglés) refiere que la guerra con drones remodela la seguridad global al permitir operaciones de bajo costo y alto impacto para países como Ucrania, Rusia, Israel, Estados Unidos, China y los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Un análisis de Michael Newton para el CEPA destaca que el surgimiento de la guerra con drones es una característica definitoria del conflicto del siglo XXI y que inclusive ha alterado la estrategia militar, las adquisiciones y la dinámica del campo de batalla.
“Los vehículos aéreos no tripulados y los dispositivos marítimos ahora sirven como facilitadores clave de ataques profundos, con objetivos de precisión e inteligencia en tiempo real. El conflicto en Ucrania, en particular, ilustra la escala, la velocidad y el impacto estratégico de estos sistemas; y explica por qué las naciones están rápidamente adaptándose a las nuevas realidades tecnológicas y de defensa”, indica Newton.
Y aunque parecería que son novedosos, en realidad no es así y menos en el campo de batalla cuando se busca infligir daño al enemigo: su forma primitiva se utilizó en 1839 por parte de Austria, que entonces envió diversos globos con bombas para atacar a la ciudad de Venecia.
De acuerdo con información del Museo Imperial de la Guerra, los vehículos no tripulados son aeronaves sin tripulación ni pasajeros a bordo. Pueden ser drones automatizados o vehículos pilotados a distancia. Los no tripulados pueden volar durante largos periodos de tiempo a un nivel controlado de velocidad y altura.
Este museo británico recalca que los primeros vehículos sin piloto se desarrollaron en Reino Unido y Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial. “El Aerial Target de Gran Bretaña, un pequeño avión controlado por radio, se probó por primera vez en marzo de 1917, mientras que el torpedo aéreo estadunidense conocido como Kettering Bug voló por primera vez en octubre de 1918. Ninguno se usó en dicho conflicto armado”.
Durante el periodo de entreguerras continuó el desarrollo y las pruebas de aviones no tripulados: en 1935 los británicos produjeron una serie de aviones controlados por radio para utilizarlos como objetivos con fines de entrenamiento. Se cree que el término dron comenzó a adaptarse en este momento, inspirado en el nombre del modelo DH.82B Queen Bee.
Los vehículos aéreos no tripulados de reconocimiento se desplegaron por primera vez a gran escala en la guerra de Vietnam, como señuelos en el combate.

A partir de 1980 otros países comenzaron a explorar la tecnología aérea no tripulada y los nuevos modelos se volvieron más sofisticados, con una resistencia mejorada y capacidad de mantener una mayor altura.
En las últimas tres décadas los drones han venido desarrollando toda una amplia industria probando sus aspectos positivos más allá del terreno de lo militar; por ejemplo: sirven para monitorear el cambio climático; llevar a cabo operaciones de búsqueda de personas después de desastres naturales; así como labores de fotografía, filmación y entrega de mercancías.
Auge en la industria militar
El CEPA indica que varios miembros de la OTAN están estableciendo centros de innovación de drones y programas de desarrollo conjunto para estandarizar las tácticas de enjambre, la coordinación de la Inteligencia Artificial (IA) y las comunicaciones resistentes.
De acuerdo con Magpilot la industria de los drones está siendo testigo de rápidos avances en la última década y los vehículos aéreos no tripulados desempeñan un papel crucial en aplicaciones militares, comerciales y de vigilancia.
“A medida que avanzamos en 2025, varias naciones se han convertido en líderes en tecnología de drones, invirtiendo fuertemente en investigación, desarrollo y producción”, señala.
Esta consolidada empresa australiana especializada en diversos servicios de drones ubica a los siguientes países como los diez más relevantes en la industria de los drones a nivel global: 1) Turquía; 2) EU; 3) China; 4) Rusia; 5) Israel; 6) Reino Unido; 7) Irán; 8) India; 9) Francia; y, 10) Alemania.
Turquía se ha consolidado en esta industria gracias a la guerra que libra Ucrania contra el invasor ruso. El Bayraktar ha permitido destruir decenas de columnas de carros de combates rusos atascados en la estepa ucraniana o incluso en los meses más nevados.
El gobierno de Kiev ha encontrado en los drones una fuente no solo de defensa sino también de ataque; y en los últimos dos años ha comenzado a fabricar sus propios drones para atacar diversas partes del territorio ruso y, sobre todo, de su infraestructura energética.
La agencia norteamericana AP destaca cómo un país sin casi capacidad militar, como Ucrania, ha logrado que el ejército ruso se mantenga, ocupando 20% de su territorio, conteniéndolo, pero también atacándolo. La última vez que un país atacó a Rusia fue Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
“Los drones ucranianos en lugar de volar 500 kilómetros están volando mil kilómetros; de esta forma, en los últimos meses son cada vez más frecuentes los ataques de Ucrania contra la infraestructura energética rusa”, destaca AP.
A su vez, The Independent recuerda que los drones ucranianos solo este año han atacado repetidamente 16 importantes refinerías rusas, lo que representa alrededor de 38% de la capacidad nominal de refinación del país.
El dron ucraniano se llama AN-196 Liutyi, fabricado por Ukroboronprom, una de las empresas ucranianas que figuran dentro de las 50 más relevantes del mundo militar. El Liutyi (significa “feroz” en ucranio) muy pronto estará disponible para ser exportado por Ucrania y su precio de fabricación es de 55 mil dólares la unidad, lo que significa que será bastante competitivo.
La Agencia Internacional de Energía, con sede en París, afirma que los repetidos ataques con aviones no tripulados han reducido la capacidad de refinación de Rusia en unos 500 mil barriles diarios. Eso provoca escasez de combustible interno y frena las exportaciones de diésel y combustible para aviones, incluso cuando la producción mundial de petróleo en general se mantiene estable, así como los precios.
Los ucranianos aceptan que su fabricación es una versión barata del Bayraktar turco, que también siguen utilizando. Turquía, de hecho, controla más de 65% del mercado mundial de drones armados y sus avanzados vehículos aéreos no tripulados se han utilizado ampliamente en operaciones militares en todo el mundo.
En cuanto a Estados Unidos, es una potencia con su dron MQ-9 Reaper, que participa en operaciones especiales de inteligencia, vigilancia y ataques de precisión, lo que solidifica el dominio del país en la guerra aérea.
Por su parte, China continúa produciendo modelos como la serie Wing Loong. Estos vehículos aéreos no tripulados son exportados a buena parte de sus países aliados, mientras que Rusia apuesta su tecnología al dron Hunter, capaz de llevar a cabo misiones de largo alcance y transportar armamento sofisticado para ser lanzado desde el aire.
Por último, Israel tiene su propia serie de drones sofisticados, como las series Hermes y Heron; y en el caso de Reino Unido la apuesta del ejército pasa por el Sky Guardian, capaz de realizar misiones de larga duración.
¿Cuánto dinero podría estar movilizando la industria de los drones a nivel mundial? Al respecto, Grand View Research señala que es un negocio boyante tanto en el presente como en el futuro: “Todos quieren tener drones”.
El tamaño del mercado mundial de drones alcanzó los 73 mil seis millones de dólares el año pasado y se prevé que crezca hasta 163 mil 60 millones para 2030, de acuerdo con esta empresa norteamericana de consultoría.
La increíble Operación Telaraña
El ejército ucraniano realizó un exitoso ataque con drones en territorio ruso, que demostró todo el potencial de estos aparatos en un combate sorpresa: el pasado 1 de junio se llevó a cabo la Operación Telaraña, que causó daños significativos a la aviación rusa, afectando a más de 40 aviones y provocando pérdidas estimadas en siete mil millones de dólares.
De esta operación escribieron José Juan Gámez y Fernando Salinas en El Debate, de España, destacando lo magistral de esta maniobra que Ucrania estuvo preparando durante ocho meses.
“En la Operación Telaraña planificada por el SBU bajo supervisión de Volodimir Zelenski se utilizaron 117 drones kamikazes ocultos en soportes de madera en camiones. Los vehículos lograron acercarse lo suficiente, a unos 40 kilómetros, de las cinco bases militares rusas bombardeadas; esa es la distancia de autonomía que tienen los aviones no tripulados utilizados”, de acuerdo con Gámez y Salinas.
Lo más chocante es que a Ucrania este ataque le salió barato: “El modelo DJI FPV permite al piloto que controla en remoto el aparato tener visibilidad de la zona que sobrevuela el dron a través de una cámara incorporada. Ironías de la historia: se puede adquirir por Amazon, pero Ucrania introdujo las modificaciones necesarias para que pudieran cumplir con la misión que ha sorprendido a la Federación Rusa y al mundo”.
Zelenski declaró que este ataque terminará en los libros de historia e indicó que su ejército y aparato de inteligencia lograron no solo burlar la seguridad en Rusia, sino también a los servicios secretos del Kremlin.

