LA ONU CUMPLE 78 AÑOS EN SU ANIVERSARIO MÁS NEGRO

“Se volvió a empantanar la búsqueda de consensos”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
ANIVERSARIO ONU

Hace 78 años nació la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como garante de la paz y de la seguridad internacional. Una paz que tras el final de la Segunda Guerra Mundial no ha logrado evitar más de una treintena de conflictos que han estado a punto de provocar otra gran conflagración global.

En la más reciente crisis bélica, entre Israel y los palestinos de la Franja de Gaza, que también empieza a extenderse a Cisjordania, Líbano y Siria, un cruce de reproches entre António Guterres y la diplomacia hebrea ha dejado sin visado a todos los funcionarios de la ONU que quieran viajar a Israel. Incluso desde Tel Aviv exigen públicamente la renuncia de Guterres.

En una reunión de urgencia en la sede de la ONU en Nueva York, convocada para reunir a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, el tono discordante en la sala de plenos volvió a empantanar la búsqueda de consensos en torno de la respuesta bélica llevada a cabo por Israel tras los lamentables actos terroristas cometidos por Hamás y la Yihad Palestina en varias partes del territorio israelí.

Desde el atril Guterres defendió que hasta las guerras tienen sus propias normas y condenó las acciones bélicas del gobierno israelí contra la población palestina de la Franja de Gaza, a la que ha dejado desde hace más de dos semanas sin agua, sin luz, sin gas, sin combustible y sin víveres. “Son más de dos millones de personas encerradas sin ninguna posibilidad más que recibir ayuda humanitaria internacional”.

En determinado momento de su alocución, el titular de la ONU señaló: “El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante. Pero las quejas del pueblo palestino no pueden justificar los terribles ataques de Hamás. Y esos ataques atroces no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino”.

Fue Eli Cohen, ministro de Exteriores israelí, quien airado tomó el micrófono para responder que no comprendía la postura abordada por Guterres y que el pueblo israelí, en cambio, esperaba que el jefe de la ONU condenase la “brutal masacre” de mil 400 personas y el secuestro de más de 200 de varias nacionalidades retenidas por Hamás. “Señor secretario general, ¿en qué mundo vive usted? Definitivamente ese no es nuestro mundo”, afirmó.

Cohen dio por canceladas las reuniones programadas en Nueva York tanto con Guterres como con otros funcionarios de Naciones Unidas.

Asimismo, Lior Haiat, portavoz del gobierno de Israel, declaró a la BBC que la cabeza de la ONU solo emitió “palabras vacías sobre las atrocidades cometidas por los terroristas de Hamás” y que contribuyen al fomento del terrorismo.

“En lugar de apoyar a las víctimas, la culpa de una atrocidad que no hemos visto desde el Holocausto. En lugar de lanzar un mensaje que diga ‘Nunca más’, en realidad les está diciendo a los terroristas que lo hagan otra vez, que aceptan su brutal terrorismo porque Israel tiene la culpa”.

A su vez, Gil Erdan, embajador de Israel ante la ONU, afirmó que “el secretario general está completamente desconectado de la realidad en nuestra región. No hay justificación ni sentido en hablar con aquellos que muestran compasión por las atrocidades más terribles cometidas contra los ciudadanos de Israel y el pueblo judío”.

El tono de indignación de Israel ha llegado a tal extremo, que decidió cancelar todas las reuniones con la ONU y no expedir ningún visado a su personal.

En la sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU China y Rusia, junto con Brasil, intentaron sacar adelante una resolución para un inmediato alto al fuego en Gaza, pero Estados Unidos se opuso.

El Consejo de Seguridad está compuesto por 15 miembros; cinco son permanentes (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) y hay diez miembros no permanentes que son rotatorios (en estos momentos figuran Albania, Emiratos Árabes Unidos, Brasil, Gabón y Ghana, que terminan su actividad rotatoria este año; y Ecuador, Japón, Malta, Mozambique y Suiza, que la concluirán en 2024).

Así, el Consejo de Seguridad y la capacidad de veto que poseen los cinco miembros permanentes han convertido a dicho órgano esencial para el funcionamiento de la ONU en un auténtico fango que deja empantanadas muchas resoluciones a favor de parar los conflictos, porque todo depende de la jugada estratégica de EU o de China o de Rusia. Los acuerdos deben ser por unanimidad.

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De acuerdo con declaraciones de John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional de EU, su país no apoyará ningún alto al fuego porque eso solo beneficiará a Hamás y, además, dijo, hay rehenes que rescatar. “Cuando todos los rehenes estén a salvo en sus casas, hablaremos entonces de un alto al fuego”.

Lo que sí, avanzó Kirby, es que EU propondrá en el Consejo de Seguridad algunas pausas en los bombardeos y más facilidades para que la ayuda humanitaria ingrese a Gaza. Según la ONU ya hay cerca de diez mil muertos en Gaza, la mitad son niños y solo quedan en pie un tercio de los hospitales porque los demás ya han consumido sus reservas de luz.

Será a través de Antony Blinken, secretario de Estado de EU, que dicha resolución llegará como una propuesta más ante el Consejo de Seguridad y solo podrá prosperar si China, Rusia, junto con Reino Unido y Francia, la apoyan.

Una ONU avejentada

A sus 78 años de existencia la ONU necesita modernizarse y reactualizarse en un mundo con necesidades cambiantes y múltiples amenazas. Ya no solo de un Estado contra otro Estado, sino también ante la creciente presencia de actores no estatales, pero con una enorme capacidad para infligir un fuerte daño en vidas humanas.

La ONU nació con una vocación pacifista el 24 de octubre de 1945, como resultado de un gran esfuerzo multilateral por evitar que los demonios de la ambición terminasen dinamitando la paz mundial y convirtiendo al globo terráqueo en pasto de la devastación con guerras de todo tipo de calibre.

Su finalidad mediadora entre los conflictos se ha visto socavada con el paso de los años: si bien empezó con mucho ímpetu tras la devastación provocada por la Segunda Guerra Mundial, más pronto que tarde se enfrentó con múltiples desavenencias —sobre todo fronterizas— que han terminado en nuevas guerras.

La gente ha seguido matándose por todo tipo de razones: religiosas, culturales, étnicas, cuestiones de minorías, pretextos limítrofes; y por apoderarse de los recursos naturales del otro, esgrimiendo tácticas defensivas o por equilibrio geopolítico.

Siempre la ONU ha estado constantemente a prueba con diversos conflictos, como la guerra de Vietnam; la de Indochina; la primera guerra de Palestina; o la guerra árabe-israelí de 1948. Fueron avisos de que el mundo seguiría siendo guerrero, voraz y trepidante y que sostener la paz, a veces, depende tan solo de la voluntad de un gobernante.

La década de los sesenta estuvo plagada de conflictos bélicos en África, con matanzas lamentables y en Oriente Medio acontecería la Guerra de los Seis Días que involucró a Israel, Egipto, Siria, Jordania e Irak.

Ha sido un discurrir del tiempo lleno de violencia bélica, de atrocidades, de invasiones, de genocidios, de magnicidios, de pisotear una y otra vez a una paz herida, convertida en el objetivo número uno de supremacistas y mesiánicos.

A 1956 la ONU llegó con la idea bien plantada de desarrollar una fuerza de emergencia, una unidad militar que coloquialmente se conoce como cascos azules. Básicamente es una brigada conformada por fuerzas especiales de diversas partes del mundo y actualmente supera los 40 mil cascos azules. No tiene una función bélica, más bien la protección de la población civil, que es la más perjudicada cuando hay una guerra; también actúa ante catástrofes humanitarias o bien puede inclusive servir de garante en unas elecciones para evitar un baño de sangre. Tiene muchas funciones.

Pero el organismo cuya dura misión es sostener la paz global gime agonizante desde hace varios años porque las grandes potencias no lo respetan, no valoran la concordia, por encima de sus ambiciones estratégicas.

Sistema de votación

El artículo 27 de la Carta de Naciones Unidas establece que: 1) cada miembro del Consejo de Seguridad dispondrá de un voto; 2) las decisiones del Consejo de Seguridad sobre cuestiones de procedimiento se adoptarán por el voto afirmativo de nueve miembros; y, 3) las decisiones del Consejo de Seguridad sobre todos los demás asuntos se adoptarán por el voto afirmativo de nueve miembros, incluidos los votos concurrentes de los miembros permanentes; sin embargo, en las decisiones adoptadas en virtud del capítulo VI y del párrafo 3 del artículo 52 una parte en una controversia se abstendrá de votar.

Asimismo, los creadores de la Carta concibieron que cinco países fueran los miembros permanentes del Consejo de Seguridad: China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos.

La elección se dio por su “papel clave en el establecimiento de las Naciones Unidas” y porque seguirían desempeñando un papel importante en el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales.

Se les concedió la condición especial de Estados Miembros Permanentes en el Consejo de Seguridad, junto con un poder de voto especial conocido como “derecho de veto”. Los redactores acordaron que si alguno de los cinco miembros permanentes emitía un voto negativo en el Consejo de Seguridad, formado por 15 miembros (cinco permanentes más diez rotatorios), la resolución o decisión no sería aprobada.

Si un miembro permanente no está plenamente de acuerdo con un proyecto de resolución, pero no desea ejercer el veto, puede optar por abstenerse, permitiendo así que la resolución se apruebe si obtiene el número requerido de nueve votos favorables.