Llaman a la comunidad internacional a avanzar en la agenda feminista para superar crisis

La sobrecarga de cuidados condena a las mujeres a la pobreza y discriminación

Redacción
Internacional
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Foto: Cuartoscuro

Organizaciones sociales, mujeres activistas, académicas y defensoras de derechos humanos feministas de ALC dieron a conocer recomendaciones de la agenda feminista latinoamericana, en tres ámbitos claves para el futuro de la región: derecho y trabajo de cuidados, medio ambiente y construcción de paz. Concluyeron que sin el avance de esta agenda será prácticamente imposible superar la crisis múltiple que ha agudizado la pandemia.

Dichas recomendaciones se trabajaron colectivamente durante tres talleres regionales convocados por la Fundación Friedrich Ebert y tres de sus proyectos regionales -FESminismos, Transformación Social-Ecológica y FES Seguridad- los pasados 12 y 18 de marzo. Mismas que se han presentado al Foro Generación Igualdad (FGI), reunión mundial convocada por ONU Mujeres y copresidida conjuntamente por los Gobiernos de México y Francia, que busca hacer un recuento de los avances y retos hacia la igualdad de género en el mundo, y que tendrá su primera parte del 29 al 31 de marzo de 2021.

Ailynn Torres, investigadora visitante de FLACSO Ecuador e integrante de la Red de FESminismos de la Fundación Friedrich Ebert, sostuvo que la pandemia ha colocado en el primer plano la centralidad de los cuidados para sostener la vida; ha propiciado un aumento de las necesidades de cuidados, ahora hiper concentradas en los espacios domésticos; y ha demostrado la fragilidad o inexistencia de sistemas de cuidados justos, basados en la corresponsabilidad entre Estados, mercados, familias y comunidades y entre hombres y mujeres, para perjuicio de las últimas.

Las mujeres de la región ya dedicaban, antes de la pandemia, el triple de tiempo al trabajo de cuidados y doméstico no remunerado que los hombres. La obligación de realizar ese trabajo es la razón principal por la cual las mujeres no consiguen autonomía económica vía los mercados laborales: casi una de cada tres latinoamericanas no cuenta con ingresos propios. Mientras, las trabajadoras del hogar y cuidadoras remuneradas (el 11,1% de las mujeres empleadas en la región) realizan su trabajo en condiciones de elevada precariedad de salario, derechos, organización. La organización desigualadora del trabajo de cuidados reproduce desigualdad, empobrecimiento y dependencia económica de las mujeres, especialmente de las racializadas, migrantes, empobrecidas, jóvenes; al tiempo que limita el derecho a cuidados de grandes grupos de personas.

Las recomendaciones en este ámbito abarcan cuatro ejes: 1) la politización del trabajo de cuidados, 2) las políticas públicas que garanticen el derecho al cuidado, 3) la contabilización de ese trabajo y 4) la organización y formalización del trabajo del hogar y de cuidados remunerado y no remunerado.

Olimpia Castillo, ambientalista mexicana, quien dirige la organización Comunicación y Educación Ambiental comentó que el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, mejor conocido como el Acuerdo de Escazú, tiene como objetivo garantizar la implementación plena y efectiva de los derechos de acceso en la región, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible.

Es además el único instrumento internacional que considera la protección de las personas defensoras del medio ambiente al contener un artículo que señala el compromiso de los Estados de garantizar un entorno seguro y propicio en el que las personas, grupos y organizaciones que promueven y defienden los derechos humanos en asuntos ambientales puedan actuar sin amenazas, restricciones e inseguridad, así como tomar las medidas adecuadas y efectivas para reconocer, proteger y promover todos los derechos de estas personas.

Un aspecto importante para lograr la efectiva implementación del Acuerdo de Escazú será la incorporación real de las mujeres en la garantía de los derechos de acceso. Conforme aumentan los conflictos ambientales por los recursos naturales en la región, se hace más claro el papel que tienen las mujeres para la defensa de los recursos naturales, la tierra, el territorio y la promoción de un medio ambiente sano.

Las recomendaciones en este caso se dirigen a los siguientes puntos: 1) derecho de acceso a la información de las mujeres, 2) toma de decisiones de las mujeres en asuntos ambientales, 3) defensa del medio ambiente y acceso a la justicia de las mujeres y 4) protección de las mujeres defensoras del territorio y los recursos naturales.

Claudia Mejía, abogada colombiana, parte de la Red Nacional de Mujeres y del Movimiento Defendamos la Paz, explicó la importancia estratégica de incorporar la perspectiva de género en las negociaciones y la construcción de paz. Recordó que el Acuerdo de Paz de 2016 en Colombia es considerado como el caso más avanzado a nivel mundial en la integración de dicha perspectiva. No obstante, también demuestra la dificultad de una agenda de paz con enfoque diferencial, territorial y de género después de la desmovilización de un actor armado.

Las recomendaciones para la agenda de mujeres, paz y seguridad en la región hacen énfasis en: 1) la participación paritaria de las mujeres en todas las etapas de negociación e implementación de un acuerdo de paz y su monitoreo, 2) el trabajo de la comunidad internacional con el gobierno para asegurar una implementación con enfoque transversal y diferencial, con la participación de las organizaciones de la sociedad civil y 3) profundizar el enfoque de género en el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.

El Foro Generación Igualdad, también conocido como Beijing + 25, se desarrolla a 25 años de la adopción de la Plataforma de Acción de Beijing -hoja de ruta en materia de derechos humanos de las mujeres a escala global-, cuyos logros han sido significativos, pero claramente insuficientes para garantizar que mujeres y niñas tengan una vida digna en un mundo libre de violencias. La pandemia y la situación de crisis múltiple que se vive hace más urgente el avance de la agenda feminista, dirigida a la erradicación de todas las desigualdades sociales.