Al metal dorado lo impulsan factores que van desde geopolíticos hasta geoeconómicos, bélicos, inestabilidad en el mercado de las materias primas y otros subjetivos, como un futuro incierto.
Los locales que tasan y compran oro en España no se dan abasto en los meses más recientes ante la cantidad de personas que llevan sus joyas personales para vender aprovechando que el oro sigue subiendo: en lo que va del año la onza oro registra un incremento de 51 por ciento.
En el mercado internacional la onza de oro inició el 1 de enero del año en curso cotizando en dos mil 534.45 dólares y el pasado 29 de septiembre rozó otro máximo histórico al ubicarse en los tres mil 830 dólares la onza.
Y todavía no se ve que toque techo, porque las previsiones aquí en Europa son de cuatro mil dólares la onza a mediados de octubre y caminando hacia los cinco mil dólares para 2026.
Nadie sabe cuándo va a pinchar esta burbuja dorada. Ningún analista serio se atreve a pronosticarlo, sobre todo porque el oro es un metal muy codiciado y cotizado que actúa como valor refugio un tanto caprichoso que reacciona alrededor de una serie de factores: desde geopolíticos hasta geoeconómicos, bélicos, inestabilidad en el mercado de las materias primas, y otros subjetivos, como un futuro incierto.
Hoy predomina una mescolanza de todos estos factores, a los que se suman la guerra comercial entre EU y China, los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump contra múltiples países y aliados, los recientes problemas de financiación del gobierno norteamericano, así como la decisión de la Reserva Federal (Fed) de reanudar los recortes en las tasas de interés.
Esta combinación causa una efervescencia que funciona como burbujas de champán impulsando al preciado metal dorado hacia una carrera sin fin. Y no parecen buenas noticias.
Mayores poseedores
El oro es una especie de termómetro respecto de lo mal que va la situación internacional y a ello se añade la presión que ejercen diversos bancos centrales al comprar el metal áureo porque es fundamentalmente un valor de reserva.
Diversos medios de comunicación, como el Financial Times y hasta The Washington Post, la BBC y el periódico Cinco Días abordan la noticia sobre la revalorización en las reservas de oro acumuladas por los bancos centrales del mundo.
Tan solo en Estados Unidos las reservas de oro superaron el billón de dólares; se trata además del país con las mayores reservas de lingotes en el mundo.
De acuerdo con Bloomberg el valor de un billón de dólares en oro es más de 90 veces superior que la cifra oficial del balance del gobierno de once mil millones de dólares. “El valor oficial permanece fijo en el precio estipulado por el Congreso de 1973, que es de 42.22 dólares por onza, a pesar del aumento sustancial del precio del mercado en los años posteriores”.
Además, es interesante que en EU las reservas de oro en lugar de estar en manos del banco central se encuentran en manos del gobierno. De esta manera, la Fed tiene certificados de oro que coinciden con el valor de las tenencias del Tesoro y a cambio proporciona créditos en dólares al gobierno.
Eso significa que una posible revaluación de las reservas de oro a los precios actuales del mercado inyectaría aproximadamente 990 mil millones de dólares en las cuentas del Tesoro. Desde Scott Bessent, secretario del Tesoro, hasta otros funcionarios de la institución analizan el impacto de reajustar las reservas de oro a precios de mercado. Se trata de una acción que ya llevan a cabo los bancos centrales de Alemania, Italia o Sudáfrica.
A partir de información del World Gold Council, en el segundo trimestre de este año EU poseía ocho mil 133 toneladas de oro; es decir, una cuarta parte de las reservas totales de oro del mundo que se encuentran bajo custodia de la Reserva Federal y de la base militar de Fort Knox.
Le sigue Alemania con tres mil 352 toneladas: en la última década, el país germano ha repatriado gran parte de su oro de bóvedas en el extranjero apostando por una mayor seguridad financiera.
Después figuran otros dos países europeos: Italia y Francia, con dos mil 452 y dos mil 437 toneladas, respectivamente.
Luego está Rusia, que durante la era de Vladimir Putin sigue ampliando sus reservas de oro, que suman ya dos mil 336 toneladas; le sigue con dos mil 280 toneladas China, otro actor clave en la geoeconomía y que construye meticulosamente sus tenencias de oro como parte de una estrategia más amplia para desafiar el dominio del dólar estadunidense.
Seguirá en alza
No parece que vaya a ser algo pasajero: el mercado seguirá alcista. Hace unos días, un análisis al respecto publicado en el periódico italiano La Repubblica abordó el tema como “la edad de oro y las tres razones por las que llegará a los cuatro mil dólares la onza”.
El texto, escrito por Walter Galbiati, hace alusión a las previsiones de los principales bancos de inversión estadunidenses, como JP Morgan, Bank of America y Goldman Sachs, cuyos informes predicen que para 2026 el precio superará el techo de los cuatro mil dólares.
“En los últimos días se alcanzaron nuevos máximos por encima de los tres mil 800 dólares la onza, debido a las incertidumbres que rodean la política económica estadunidense. El último suspiro se produjo con el fracaso de llegar a un acuerdo entre el presidente Trump y los líderes del Congreso sobre el refinanciamiento de la deuda”, señala.
Sin embargo, para el periodista italiano hay tres razones fundamentales en esta espiral de la onza de oro: 1) Los recortes en las tasas; 2) la disminución del atractivo de los bonos norteamericanos; y, 3) la demanda de los inversores.
Sobre los recortes en las tasas Galbiati, quien es editor adjunto y responsable de economía de La Repubblica, opina que el regreso de la Fed a los recortes de tasas pone nuevo combustible en los precios. En su reunión de septiembre la Reserva Federal decidió recortar las tasas en 0.25 puntos básicos. “Eso demuestra que teme que el mercado laboral se desacelere más que la inflación, a pesar de que la inflación subió a 2.9% en la encuesta de agosto, muy por encima del objetivo de la Fed, de 2 por ciento”.
Además, recordó que el metal precioso se ha recuperado cada vez que la Fed ha recortado las tasas, cuando el índice de precios al consumidor de EU estaba por encima de 2% al mismo tiempo. “Y hoy estamos en la misma situación”.
Al respecto, Bank of America calcula que desde 2001 el oro registra una subida media anual de 13% en un contexto en que el banco central estadunidense ha reducido el costo del dinero y hay una inflación alta.
¿Habrá otros factores que lo impulsen? Desde hace un par de meses los analistas hablan de estanflación en EU; es decir, una inflación superior al crecimiento económico, que puede ser más lento o incluso estancarse. Para el mercado de metales preciosos es una señal alcista.
También se observa que en la medida en que los inversores ven decrecer su confianza hacia la política económica de Trump sucede un efecto de castigo contra los bonos del Tesoro, para buscar refugio a largo plazo en activos como el oro.
“Bank of America calcula que los bancos centrales ahora tienen más oro a cambio que los bonos del gobierno de EU y continuarán aumentando su exposición también por razones geopolíticas, aunque a un ritmo más lento que en los últimos dos años, precisamente por los precios”, de acuerdo con Galbiati.
El analista italiano refiere que en el segundo trimestre de 2025 un total de 166.5 toneladas de oro terminaron en las arcas de las instituciones nacionales, el nivel más bajo desde el segundo trimestre de 2022, precisamente porque el crecimiento del precio hace que la compra sea menos conveniente y, al mismo tiempo, a medida que crece, aumenta orgánicamente el valor del oro que ya está en la cartera.
¿Y cuánto comprarán? Según JP Morgan 2025 y 2026 cerrarán con compras por parte de los bancos de entre 700 a 800 toneladas, un nivel que sigue siendo elevado en comparación con las aproximadamente 400 toneladas de compras promedio antes de 2022. “Este es un flujo más débil que en los últimos dos años, pero suficiente para mantener la tendencia alcista”.
Ante la pregunta, ¿dónde está China en todo este lío áureo?, Galbiati señala que el gigante asiático es el mayor comprador mundial de oro en la actualidad y posee alrededor de 8% de reservas de oro, en comparación con alrededor de 70% de Estados Unidos, Alemania, Francia e Italia juntos.
“Si China apuntara a una mayor acumulación y mantuviera un ritmo promedio de alrededor de 40 toneladas por mes, en línea con las tendencias recientes, tomaría unos tres años alcanzar una cuota de oro de 20%”, refiere el experto italiano.
El mercado manda
A este flujo hacia el oro se suma el tercer componente, que es la demanda de los inversores y que según los analistas debería compensar y aumentar la de los bancos centrales.
Los fondos de inversión relacionados con el oro que cotizan en bolsa, según Bloomberg, alcanzaron un valor de 112 mil 500 millones de dólares a finales de septiembre, el más alto de la historia. “Las compras se mantuvieron fuertes durante todo septiembre, registrando la mayor entrada desde mediados de abril”.
Como señala Galbiati, después de todo hay espacio para el crecimiento en las carteras de los inversores porque el mercado del oro es pequeño: “Tiene un valor de nueve mil 400 millones de dólares, lo que equivale a 4% de todas las inversiones globales, incluidas las acciones, la renta fija y los activos alternativos”.
Pero de que hay una fiebre actual por el oro, sin duda. En opinión del economista español Gumersindo Ruiz, desde 1970, cuando desapareció la convertibilidad, los bancos centrales comenzaron a reducir sus reservas de oro y solo en la última década iniciaron la compra.
“Sin embargo, el volumen llamativo de estas reservas se debe más a la revalorización que a las compras masivas. Los inversores, por su parte, compran directamente o a través de fondos”, indica.
Ruiz, quien es emérito de la Universidad de Málaga, subraya que el oro en sí da la satisfacción material de poseerlo, pero no produce nada: como una acción que reparte dividendos, un bono de deuda con un interés o un inmueble que genera una renta.
“El mercado del oro no se corresponde con el de la minería; esto ya se aprecia en las películas antiguas, pero si hay suerte permite, como en La quimera del oro, salir de la miseria y encontrar la felicidad y el amor; o en El tesoro de Sierra Madre la minería crea amistades y violencia y está la fascinación por el metal”, comenta.
Haciendo alusión a las enseñanzas del pasado, Ruiz agrega que brilla el oro cuando el mundo se oscurece por la desconfianza: “Hace unos días la carta de un lector publicada en el Financial Times mencionó que el rally del oro no es una señal de inversión inteligente, sino un funeral para la economía internacional; y cuando la confianza muere, todos somos más pobres”.
Antes de finalizar septiembre Jamie Dimon, presidente y CEO de JP Morgan, advirtió que la tendencia alcista del oro podría ser parte de una burbuja más amplia en todas las clases de activos.
“Nos estamos metiendo en cosas de burbujas aquí. No digo que no sepa dónde estamos, pero hay mucho sentimiento positivo que impulsa los precios de diversos activos: los precios de las acciones están altos; el oro marcando récords y las criptomonedas subiendo”, de acuerdo con el dueño de JP Morgan.
Pero, cuidado, porque la especulación y la volatilidad que ha traído la era de Trump no durará para siempre: los grandes inversores que movilizan el mercado internacional empiezan a olfatear que detrás de esta montaña de subidas, cuando estalle, podría arrastrar a otra gran crisis financiera a más de un país. No todo lo que brilla es oro.
Reservas de oro en el mundo
País Reservas (en toneladas)
Estados Unidos Ocho mil 133
Alemania Tres mil 352
Italia Dos mil 452
Francia Dos mil 437
Rusia Dos mil 336
China Dos mil 280
Suiza Mil 40
India 876
Japón 846
Turquía 615
Fuente: Elaboración propia con datos del World Gold Council

