SAO PAULO, Brasil, 19 de noviembre de 2025. — Mientras Brasil busca mejorar su reputación ambiental convirtiéndose en la sede de la cumbre climática de las Naciones Unidas, una propuesta para construir un ferrocarril a través de Amazonía amenaza con empañar esa imagen en medio de protestas de grupos indígenas y ambientalistas.
El proyecto ferroviario Ferrograo transportaría productos básicos, como maíz y soya, por casi 1.000 kilómetros desde una ciudad en el borde sur de la selva tropical hasta un puerto situado a lo largo de un importante afluente del río Amazonas. Desde allí, los productos serían transportados a un puerto más grande cerca de Belém, la ciudad anfitriona de la conferencia COP30, para su exportación a China y otros socios comerciales.
El gobierno brasileño espera avanzar con el ferrocarril una vez que el Supremo Tribunal del país dictamine sobre la legalidad de cambiar las fronteras de un parque nacional para permitir la construcción y que un organismo de control del Congreso apruebe los planes. Los manifestantes, entre los que se encuentran las poblaciones indígenas potencialmente afectadas, salieron a las calles y ríos de Amazonía este mes para oponerse.
Actualmente, los camiones que transportan soya y maíz a través de la selva tropical deben circular por carreteras que, en algunos lugares, no están pavimentadas, derramando grano que se empuja al costado de la carretera cada día. El ferrocarril propuesto seguiría una ruta similar desde la ciudad de Sinop hasta el puerto de Miritituba, en el río Tapajós, un importante afluente del Amazonas.
En julio de 2023, meses después de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva regresara al cargo, las autoridades locales estimaron que el proyecto ferroviario costaría alrededor de 20.000 millones de reales brasileños (3.800 millones de dólares). Analistas independientes calculan que el costo será un tercio más alto.
Cuando se le preguntó sobre Ferrograo y otros proyectos en el norte de Brasil, donde se encuentra la mayor parte de la zona de Amazonía del país, el ministro de Transporte, Renan Filho, dijo: “No es posible convertirse en uno de los mayores exportadores del mundo sin infraestructura”.
En declaraciones hechas en TV Band, Filho agregó: “Hoy, a diferencia del pasado, el centro de Brasil tiene mucha carga pesada y necesita ser transportada”.
Se esperan nuevas proyecciones el próximo año, cuando el Ministerio de Transporte de Brasil presente estudios ante el organismo de control del Congreso. El gobierno estima que un solo tren de 170 vagones podría reemplazar 422 camiones, reduciendo las emisiones de carbono en la región, según informes de medios locales.
Por otro lado, cualquier tala de bosques, sin importar para qué, a menudo genera más desarrollo. Eso sucedió en toda Amazonía, cuando Brasil emprendió importantes proyectos de carreteras en la década de 1970.
Desde su regreso a la presidencia, Lula ha hecho de la reducción de la deforestación en Amazonía una parte central de su agenda y ha logrado importantes avances. Ese esfuerzo parece ir en contra del importante proyecto ferroviario.

