Rabat, Marruecos, 3 de octubre. Manifestantes liderados por jóvenes salieron a las calles de Marruecos ayer por sexta noche consecutiva, a pesar de los temores de más violencia después de que la policía matara a tres personas la noche anterior.
Los manifestantes en al menos una docena de ciudades, incluida Casablanca, exigen mejores escuelas y hospitales, y algunos piden la dimisión del primer ministro Aziz Akhannouch.
Los llamados para su renuncia surgieron después de que la policía matara a tres personas el miércoles, cuando protestas mayormente pacíficas se convirtieron en disturbios, en los que se quemaron coches y se saquearon comercios.
Aunque el rey de Marruecos es la máxima autoridad del país, las protestas en Marruecos suelen centrarse en el gobierno encargado de llevar a cabo su agenda. El jueves, cientos corearon para que el rey Mohammed VI interviniera contra el gobierno. Las multitudes gritaban “El pueblo quiere derrocar a Akhannouch” y "¡Fuera el gobierno!”, mientras las manifestaciones se desarrollaban pacíficamente.
Tensiones en aumento
La promesa de nuevos esfuerzos para abordar las protestas se dio un día después de que las autoridades indicaron que alborotadores armados habían tomado por asalto edificios públicos, y las manifestaciones antigubernamentales mostraban pocos signos de disminuir.
Las fuerzas de seguridad dispararon contra los manifestantes el miércoles, matando a tres personas en Leqliaa, un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad costera de Agadir. El Ministerio del Interior de Marruecos dijo que los tres fueron baleados durante un intento de apoderarse de armas de la policía, aunque ningún testigo pudo corroborar el informe.
El ministerio informó que 354 personas, en su mayoría policías, habían resultado heridas. Indicó que cientos de coches resultaron dañados, así como bancos, tiendas y edificios públicos en 23 de las provincias del país. En todo el país, aproximadamente el 70% de los manifestantes eran menores de edad, según estimaciones del ministerio.
Las manifestaciones, organizadas por un movimiento sin líder conocido como Gen Z 212 dominado por jóvenes, han tomado al país por sorpresa y son algunas de las más grandes en Marruecos en años. A mediados de semana, parecían extenderse a nuevos lugares a pesar de la falta de permisos de las autoridades.
Frustraciones en aumento
Los participantes en las protestas de la Generación Z denuncian lo que consideran una corrupción generalizada a expensas de la gente común. A través de cánticos y carteles, han contrastado el flujo de miles de millones hacia la preparación para la Copa del Mundo 2030, mientras que muchas escuelas y hospitales carecen de fondos y permanecen en un estado lamentable.
“Primero la atención médica, no queremos la Copa del Mundo”, ha surgido como uno de los estribillos más populares de la semana en la calle.
Señalando los nuevos estadios en construcción o en renovación en todo el país, los manifestantes han coreado: “Los estadios están aquí, pero ¿dónde están los hospitales?”.
Las recientes muertes de ocho mujeres en un hospital público en Agadir se han convertido en un grito de protesta contra el declive del sistema de salud de Marruecos.
Marruecos también se prepara para albergar la Copa Africana de Naciones de fútbol este año, y los políticos se preparan para una elección parlamentaria en 2026, y ese vínculo ha llamado la atención sobre cómo persisten profundas disparidades en el reino del norte de África. A pesar del rápido desarrollo —según algunos indicadores—, muchos marroquíes se sienten desilusionados por su desigualdad, y las inequidades regionales, el estado de los servicios públicos y la falta de oportunidades alimentan el descontento.