Los franceses no reclaman el valor económico sino el valor histórico de las nueve joyas sustraídas del siglo XIX.
Los franceses reaccionan con perplejidad, pero también con indignación, al robo cometido en el Museo del Louvre, cuyo botín estimado ronda los 88 millones de euros, mientras la prensa en Europa lo cataloga como el robo del siglo.
Nadie da crédito todavía a cómo cuatro ladrones, a plena luz del día, consumaron un atraco en una de las pinacotecas más visitadas del mundo y que aloja una vasta colección de arte y de joyas históricas.
El presidente Emmanuel Macron, metido en un torbellino político del que no logra salir indemne, enfrenta ahora los señalamientos de partidos de oposición que acusan al macronismo de ser el culpable de la degradación de París y de toda Francia.
También hay agrios cuestionamientos contra Anne Hidalgo, alcaldesa de París desde 2014. Esta política nacida en España no pertenece al partido de Macron, sino que milita en el Partido Socialista y es como alcaldesa la responsable de la seguridad en las calles parisinas.
Otra en la diana es la directora del Museo de Louvre, Laurence des Cars, quien ya presentó su dimisión, pero fue rechazada por el presidente Macron en un momento de enorme tensión, porque el sentir de los franceses es de agravio y de humillación: la forma en que sucedió el atraco ridiculizó a los servicios de seguridad del museo y dejó al descubierto las deficiencias de la policía francesa.
Zafiros, diamantes, esmeraldas…
Los franceses no reclaman el valor económico sino más bien el valor histórico de las nueve joyas sustraídas pertenecientes al siglo XIX; solo se ha recuperado una, la corona de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, una exquisita joya tallada, con mil 354 diamantes y 56 esmeraldas, que en la huida se le cayó de las manos a uno de los ladrones. De película.
El resto de las joyas, en total ocho, están en paradero desconocido. La prensa francesa, desde Le Monde hasta Le Fígaro o France24, analiza con diversos expertos la enorme posibilidad de que los ladrones arranquen gema por gema y las joyas terminen despiezadas para agilizar su venta en el mercado negro.
También hay la loca hipótesis de que el atraco es obra de un coleccionista extranjero.
En todo caso, el tiempo juega en contra de la policía, que desplegó controles no solo en París sino en toda Francia, con revisiones exhaustivas en aeropuertos, trenes y carreteras.
Por su parte, medio centenar de investigadores realiza sendas averiguaciones en todo el personal del Louvre y en sus respectivas familias, así como en trabajadores relacionados con la seguridad, la limpieza y las reformas.
En cuanto a las joyas sustraídas, hay quienes señalan que simplemente fueron tomadas al azar. Por ejemplo, llama la atención que no robasen el diamante Regente, que pesa 140 quilates y es la joya más valiosa de toda la colección.
Entre lo que sí se llevaron destacan un collar con un impresionante conjunto de zafiros perteneciente a la reina María Amélie y a la reina Hortensia y está compuesto por ocho zafiros y 631 diamantes; y una tiara de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, que tiene casi dos mil diamantes.
Macron prometió que darán pronto con los ladrones y recuperarán las joyas históricas; además, conminó al museo a acelerar las nuevas medidas de seguridad. “Encontraremos las obras y los autores serán llevados ante la justicia”, dijo.
Destacó, asimismo, que se está haciendo todo lo posible, en todas partes, para dar con los ladrones; y reiteró que es un ataque a un patrimonio que “apreciamos mucho en nuestra historia”.
Flancos débiles
Ante la prensa, y también en la Asamblea Nacional, la directora del Louvre reconoció que existen debilidades perimetrales en el circuito de vigilancia del museo y que eran conocidas por las personas que trabajaban ahí.
“Hay un punto débil, que es la falta de suficientes cámaras de vigilancia para cubrir todo el perímetro de la fachada. Ha sido un terrible fracaso, del que asumo la parte de mi responsabilidad”, afirmó Des Cars.
En su comparecencia, la directiva explicó que la única cámara en la fachada del Sena estaba orientada hacia el oeste. Ese fue el punto elegido por los secuaces para ascender hacia una ventana para acceder a la Sala Apolo.
De esta manera, en la logística del robo, los ladrones conocían de antemano ese punto muerto, así es que el montacargas que utilizaron para subir hacia la ventana y luego usar una radial para facilitar el acceso, jamás fue captado por las cámaras de seguridad internas.
Respecto de las alarmas, algunas sonaron al momento de romper la ventana de la Galería Apolo, que en esos momentos se encontraba abierta al público, al igual que el resto del Louvre, como en una mañana normal de un domingo cualquiera.
En algunos teléfonos móviles quedaron grabadas las imágenes con los rostros cubiertos de los ladrones con chalecos amarillos rompiendo las vitrinas para robar parte de las joyas de la colección de Napoleón, ante la mirada atónita de los visitantes.
También flaqueó la vigilancia: el sindicato de trabajadores del Louvre llevaba meses denunciando la falta de personal de vigilancia en el museo; de hecho, el pasado verano hubo una huelga de trabajadores reclamando más personal y la mejora de sus condiciones laborales.
Al respecto, Elise Muller, responsable de seguridad del Louvre, subrayó que en la última década el museo ha perdido 190 puestos de seguridad y vigilancia; esto supone un recorte de 15% de la plantilla.
Y luego está el tema de la calidad de las vitrinas. Los medios de comunicación galos y de otros países europeos cuestionan con asombro que las vitrinas donde se exhiben joyas históricas llenas de diamantes, esmeraldas, rubíes, perlas y otras piedras preciosas no estuviesen blindadas. Y ahora se sabe que ninguna pieza está asegurada.
Encontrar a los culpables
Los investigadores de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC, por sus siglas en francés) recuperaron un casco y un guante pertenecientes a los cuatro autores del robo en el Louvre. La fiscal de París, Laure Beccuau, quien atribuyó el robo a un comando del crimen organizado, reconoció que los asaltantes pueden haber desmontado las piezas para intentar sacarlas del país.
La posibilidad de que se trate de una minuciosa banda criminal dedicada a grandes robos pone sobre la mesa el nombre de diversos comandos extranjeros, entre los que figuran mafias de Europa del Este, de China, Rusia y hasta de España.
La ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati, reconoció las enormes dificultades en materia de seguridad en una pinacoteca que mide 73 mil metros cuadrados y que aloja unas 35 mil obras de arte. “Sabemos muy bien que hay una gran vulnerabilidad en los museos franceses”.
Antes de este gran atraco, el más reciente también cometido en Louvre tuvo lugar en 1998, cuando se robó una pintura del pintor francés Camille Corot. Se trata de Le Chemin de Sèvres, una pintura del siglo XIX, que nunca se recuperó.
La BBC señala que Francia es víctima constante de robos en sus museos y trae a colación que el mes pasado unos ladrones irrumpieron en el Museo Adrien Dubouche, en Limoges, y robaron obras de porcelana valuadas en 9.5 millones de euros.
También en septiembre una persona robó varias pepitas de oro del Museo de Historia Natural en París por valor de 1.5 millones de euros. Hace unos días fue detenida en Barcelona una mujer de nacionalidad china relacionada con este robo.
“Entre el botín robado figuran una pepita originaria de Bolivia entregada a la Academia de Ciencias en el siglo XVIII, otra de los Urales regalada por el zar Nicolás I de Rusia en 1833; así como otra de California, extraída durante la fiebre del oro en el siglo XIX; otra de más de cinco kilogramos hallada en Australia en 1990, y un trozo de cuarzo con un gran contenido de oro descubierto en Guyana a finales del siglo XIX”, de acuerdo con Europa Press.
Pero el año pasado también ocurrieron otros robos: en noviembre un total de siete artículos de gran valor histórico fueron robados del Museo Cognacq-Jay de la capital. De estos, cinco ya fueron recuperados. Mientras, el Museo Hieron en Borgoña sufrió un asalto a mano armada y los ladrones se llevaron varias obras de arte del siglo XX.
Una humillación
El diario alemán Der Spiegel recogió en un editorial el sentimiento en Francia: “Este robo descarado se trata de algo más que oro, piedras preciosas: es una vergonzosa falla de seguridad y el sentimiento francés de que algo interno está desmoronándose”.
Una semana después del atraco no hay pistas y sí un creciente malestar y sentimiento de agravio. El político ultraderechista Jordan Bardella refirió que “este hecho que permitió a los ladrones robar joyas de la corona de Francia es una humillación insoportable para nuestro país”.
Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional, declaró: “Este no es el momento para la controversia. Sin embargo, la responsabilidad nos obliga a señalar que nuestros museos y edificios históricos no están seguros en la medida de las amenazas a las que se enfrentan. Debemos reaccionar”.
A su vez, el sindicato Solidaires destacó que este robo extremadamente organizado demuestra fallas de seguridad de una gravedad sin precedentes y, sin embargo, en gran medida anticipables. “La responsabilidad de la dirección es abrumadora, y ya es hora de que el presidente y la ministra de Cultura tomen en consideración las alertas emitidas por el personal y sus representantes”, de acuerdo con el sindicato.

Tras este bochornoso suceso serán reforzados todos los museos y el Louvre tendrá un plan especial, porque cada año lo visitan entre ocho y nueve millones de personas y no hay suficiente personal para cada sala.
Lo más intranquilizante, como destaca Il Corriere Della Sera, son los robos cometidos de día, esos que nadie ve venir y suceden rompiendo los esquemas de las bandas organizadas para robar bajo el sigilo de la noche.
Otro país que observa con atención este último atraco es España, con pinacotecas tan relevantes como el Museo del Prado o el Reina Sofía, y que también tiene otros museos pequeños y escasos de seguridad con obras de Dalí en Figueres o de Picasso en Málaga. Recientemente desapareció un Picasso que era trasladado de Madrid a Granada para participar en una exposición; se trata del cuadro Naturaleza muerta con guitarra, valorado en 600 mil euros. Llegaron todas las obras que participarían en la exposición… menos esa.
Para el programa de televisión Código 10, en España, fue entrevistado uno de los atracadores más famosos, El Dioni, quien reiteró que vender las joyas tal y como fueron robadas del Louvre es prácticamente imposible.
El Dioni llegó a deslizar que en este “encargo” bien podría estar detrás un Estado que podría utilizar ese botín como arma de intercambio para pagar algún favor.
De la logística, dijo, debió ser un comando muy potente, con alguien como compinche; y que todo fue estudiado hasta la más mínima precisión partiendo del día elegido y la hora.
El atraco se realizó el domingo 19 de octubre a las 9:30 de la mañana. El Louvre llevaba media hora abierto y los miles de visitantes estaban accediendo y muchos guardias estaban tomando café. Por la hora y el día, no había policías en la calle en ese momento…
Una acción al mejor estilo de película de Hollywood.
Joyas históricas robadas
- Diadema del conjunto de joyas de la Reina Marie-Amélie y la Reina Hortensia.
- Collar del conjunto de zafiros de la Reina Marie-Amélie y la Reina Hortensia.
- Pendientes, parte del conjunto de zafiros de la Reina Marie-Amélie y la Reina Hortensia.
- Collar de esmeraldas del conjunto de joyas de Marie-Louise.
- Par de pendientes de esmeraldas del conjunto de joyas de Marie-Louise.
- Broche conocido como broche relicario.
- Diadema de la Emperatriz Eugenia.
- Gran nudo de corsage de la Emperatriz Eugenia.

