El Poder Legislativo se une a la consulta de datos para una posible renegociación del acuerdo comercial.
No hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla: en julio de 2026 México, Canadá y Estados Unidos—cual socios incómodos que buscan saldar viejas cuentas— revisarán el tratado comercial que mueve 1.5 billones de dólares al año entre las tres economías.
Lo que está en juego es la posible renovación del TMEC hasta 2032 o, en el peor de los escenarios, la revocación del acuerdo.
A partir de septiembre pasado se abrieron los procesos de consulta: mientras que México optó por sesiones públicas, el gobierno de Canadá solo recibe comentarios privados y Estados Unidos anunció que la audiencia por la que se darán a conocer las inquietudes de los sectores productivos se pospondrá para el 3 de diciembre, cuando inicialmente estaba prevista para el 17 de noviembre.
En la discusión —ya de por sí tensa— interviene cada tanto el presidente Donald Trump con la amenaza de acabar con todo y pactar nuevos acuerdos con México y Canadá por separado.
¡Al ataque!
Aun cuando hace pocos días la Secretaría de Economía dio por finalizadas las consultas —se organizaron mesas públicas de debate en los 32 estados del país con 30 sectores productivos—, el Senado de la República continúa “impulsando conversaciones directas con empresarios, productores y sectores estratégicos”, afirma en exclusiva para Vértigo el senador ecologista Waldo Fernández, presidente de la Comisión de Seguimiento a la Implementación y Revisión del TMEC.
—¿Cuál será el papel del Senado en todo esto?
—La cámara alta, como poder soberano, se une a las consultas que las Secretarías de Comercio de los tres países que integran el TMEC realizan, para saber quién ganó, quién perdió, qué industrias hay que mejorar, cuáles están rezagadas, etcétera.
Puntualiza que “estamos recabando información propia y convocamos a los electores productivos del país a venir, con miras a que sean ellos quienes nos den sus datos y nos informen cómo les está yendo”.
Una vez hechas las consultas, dice, “prepararemos un documento único” que se entregará al Poder Ejecutivo “para que en caso de que sean necesarias mesas de renegociación o ajuste México cuente con parámetros claros, defendibles y construidos desde la realidad productiva nacional”.
—¿Cuál es el ambiente que reina en la negociación?
—Como imaginarás, hay presiones. Todos los días diferentes sectores de la Unión Americana dicen cosas en sus paneles; tratan de ganar cosas en el proceso de la revisión. Lo mismo sucede del lado mexicano, tenemos las mismas presiones por parte del sector privado. Es perfectamente lógico y normal que sea así: estamos ante un documento comercial en el que todo el mundo trata de quedar lo mejor parado posible.
Explica: “Si tú rentas tu casa o eres inquilina, lo entenderás. No hay momento más incómodo del proceso que el de la negociación —cuánto te van a aumentar, si hay que dar o no depósito—. Es lógica y hasta ética esa actitud: estamos viviendo una operación comercial en donde se juegan cosas muy importantes”.
El diablo está en los detalles
—¿Cuáles son los sectores en los que México intentará renegociar?
—Los sectores que más nos importa discutir tienen que ver con la industria del acero y el aluminio, sobre todo los relacionados con el sector automotriz. Los aranceles que EU fijó aplican a ciertos productos que están fuera del TMEC, algo que es válido, pero no para el acero y el aluminio.
Señala en este sentido que los estadunidenses “ya comienzan a tener problemas de desabasto por estos gravámenes. Entonces, lo que estamos pidiendo —así como ellos piden paneles para ciertos temas— es que consideren el asunto arancelario, que es una violación al TMEC”.
México, afirma, “ha sido un socio responsable, solidario y respetuoso. Se nos acusa de vender demasiado acero. Esto es falso y carece de fundamento. Somos deficitarios en esta relación: el acero que se importa desde Estados Unidos a México es mayor que el que exportamos; en el caso del aluminio es lo mismo, por eso estamos diciendo faul”.
—¿Ha conversado con gente de la industria acerera?
—Sí, he hablado con tres de las empresas más importantes del país y pronto me voy a reunir con la Canacero para hablar de este caso, así como con dos empresas dedicadas al aluminio. Todos coinciden en que el TMEC era beneficioso hasta que se fijaron los aranceles. Estas empresas hicieron inversiones millonarias en el país y ahora están preocupadas, porque si bien es cierto que la planta laboral se ha mantenido, cada vez es más difícil hacerlo si no se arregla este asunto.
—¿Es Trump un socio comercial tan abusivo como en su discurso?
—Soy muy respetuoso del presidente de Estados Unidos, que fue democráticamente electo, y no me gustaría calificarlo de ningún modo. Ni a él ni a su discurso. Él está en lo suyo, que es defender sus intereses, así como defendemos los nuestros. Lo que te puedo decir es que, en los hechos, México ha sido uno de los países mejor tratados por el gobierno estadunidense. Y no lo digo yo. Hace unos meses tuve una reunión por Zoom con un banco internacional y un diplomático italiano reconoció la manera en que México ha sorteado diplomáticamente la situación con el presidente Trump. Entonces, hay que esperar.
Mirando a futuro
—¿Qué está a nuestro favor?
—Nuestro principal aliado en esta situación es la realidad, y hoy nos dice que si se quiere contrarrestar el fenómeno comercial que es China —que comienza a imponerse en el mundo entero—, México y Estados Unidos deben trabajar de la mano, ser socios.
Sería ridículo que de pronto nos cerraran esa puerta. ¿Cómo van a preferir comprarle mercancías a un país que está a diez mil o 15 mil kilómetros de distancia, cuando México —que ha sido tu principal socio comercial desde hace años— está a un paso?
Agrega: “Mi pronóstico es que va a haber TMEC, que Estados Unidos, México y Canadá terminarán construyendo una alianza estratégica global para enfrentar a China y que viene lo mejor para los tres países”.
—Un pronóstico optimista…
—La realidad se impone. Estados Unidos ya está batallando con el suministro de algunos productos. Y otra prueba de que los hechos son más grandes que las ideas o suposiciones es que buena parte del TMEC se ha respetado: 84 % de las mercancías que llegan a Estados Unidos desde México no paga aranceles.
En este sentido, el senador Fernández indica que “50% del mercado de la industria automotriz lo tiene Asia; 16% lo tienen México, Estados Unidos y Canadá; y Europa, 15%. ¿Es el arancel al acero la vía correcta? No lo es. Tarde o temprano abrirán los ojos. Además, las empresas automotrices que operan en nuestro país son estadunidenses, la riqueza generada va para ellos. Es imposible ignorar la realidad: los norteamericanos están entendiendo que requieren de México y los mexicanos entendemos claramente que nuestro futuro está con Estados Unidos.
—¿Algún mensaje para el sector privado?
—Que sigan como hasta ahora, con tranquilidad. Vamos a terminar en una buena revisión, confíen en que vamos por el camino correcto. Y, por supuesto, invitarlos a que vengan al Senado de la República a expresar sus inquietudes, para tomarlas en cuenta en el documento que vamos a presentar. Mi oficina siempre está abierta y si quieren conversar conmigo aquí estamos.

