TENSIÓN INTERNACIONAL

“Según Occidente, Rusia sabe que va perdiendo la guerra”.

Russia Ukraine War
Evgeniy Maloletka/AP
Internacional
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Dice que no es un farol. Vladimir Putin está dispuesto a llevar al límite la situación de Ucrania e incluso amaga de nuevo con la posibilidad de las armas nucleares y acusa a Occidente de cruzar todas las líneas y de suministrar armamento a Kiev para atacar a Crimea y otras regiones rusas.

Rusia es el invasor y Ucrania resiste desde hace más de seis meses en la defensiva para no perder ni su territorio ni su soberanía.

“Creo necesario apoyar la propuesta del Ministerio de Defensa y del Cuartel General y realizar una movilización parcial: en Rusia se reclutarán solo aquellos ciudadanos que actualmente están en reserva y los que estudiaron en el Ejército y cuentan con la experiencia respectiva. Ya firmé el decreto de movilización parcial y se enviará a las cámaras de la Asamblea Federal, el Consejo de la Federación y la Duma estatal”, aseveró el mandatario ruso.

En un mensaje televisado el miércoles 21, Putin dijo que todos los ciudadanos reclutados tendrán una capacitación y recibirán el mismo trato y estatus que los militares, junto con los pagos y las garantías.

Desde agosto él mismo signó otro decreto para llamar a filas a 137 mil reservistas a partir de enero de 2023; esta vez, el reclutamiento inminente llamará a filas a 300 mil personas e incluye otras medidas propias de un estado de guerra.

Las empresas de armamento estarán obligadas a incrementar rápidamente su producción; los insumos necesarios para la fabricación de armas los suministrará el Kremlin, dado que intervendrá en aquellas empresas que produzcan dichos insumos para enviarlos de forma primordial a la producción de armas; solo falta que mediante otro decreto aplique la Ley Marcial y una declaración de emergencia similar a un estado de excepción con toque de queda.

“Estimados amigos, en su política agresiva antirusa Occidente cruza todas las líneas; constantemente escuchamos amenazas contra Rusia, contra nuestro pueblo; algunos políticos irresponsables de Occidente hablan de suministrar a Ucrania armas de largo alcance que permitan atacar a Crimea y otras ciudades de Rusia; también hay ataques terroristas con el uso de armamento occidental en las provincias de Bélgorod y Kursk con el uso de los satélites, drones y otros equipos”, espetó Putin con las manos extendidas sobre el escritorio.

El inquilino del Kremlin —quien lleva más de dos décadas en el poder y podría reelegirse hasta 2036— acusó a la OTAN de realizar labores de inteligencia en el sur de Rusia y señaló a Washington y a Bruselas por empujar a Kiev para atacar a Rusia para derrotarla en el campo de batalla.

Con el ceño fruncido, Putin se mostró contundente ante las cámaras: “Hay declaraciones de altos representantes de la OTAN sobre la posibilidad de usar contra Rusia armas de destrucción masiva, armas nucleares. A quienes se permiten estas declaraciones quisiera recordarles que nuestro país también cuenta con diferentes armas y en parte son más avanzadas que las armas de la OTAN. Para defender a nuestro pueblo y la paz en nuestro país utilizaremos todos los medios a nuestra disposición”.

De forma vehemente afirmó que el destino de Rusia siempre ha sido parar a aquellos que buscan el dominio mundial y “amenazan con despedazar nuestra patria”; ahora “haremos lo mismo”.

En los últimos días el ejército ucraniano avanzó liberando y recuperando algunos territorios ocupados por los rusos y en Crimea bombardeó una unidad militar rusa en Maiskoe; ahora pretende volar el puente de Kerch.

Mientras, los prorrusos apoyados por el Kremlin anunciaron la realización de sendos referendos de adhesión a Rusia en las provincias de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia; esta última ciudad tiene la central nuclear más grande de Europa y la tercera del mundo, con una contundente capacidad de generación eléctrica de 1 gigavatio por cada uno de sus seis reactores.

Desde el 4 de marzo la ocupan tropas rusas y es escenario de batallas y bombardeos en los alrededores que han elevado todas las alertas por la posibilidad de un desastre nuclear peor que el de Chernóbil.

Ucrania quiere recuperar Zaporiyia y liberarla de los rusos; el Kremlin pretende mediante los referendos de adhesión a Rusia apropiarse de 25% del territorio ucraniano y quedarse con estas importantes provincias costeras con muelles, transbordadores, industrias hidráulicas, minerometalúrgicas, astilleros, industria pesquera, la central nuclear y el control de la mayoría de los barcos de exportaciones y sus contenedores.

Rusia pasaría a dominar la salida del mar de Azov y parte del mar Negro; dejaría a Kiev con una pequeña costa y le quitaría la navegación del río Dniéper.

La recuperación de 20 asentamientos en Járkiv por las tropas ucranianas terminó precipitando los referendos de adhesión para celebrarse del 23 al 27 de septiembre. Putin quiere desplazar hasta allá a los reservistas recién reincorporados para defender dichos territorios como parte de Rusia una vez culminada la atrocidad de los falsos plebiscitos. La misma estrategia que en Crimea en 2014.

En opinión de José María Gil Garre, director del Observatorio de Seguridad Internacional, Rusia enfrenta una situación difícil y a Putin se le ve muy presionado porque tiene descontentos a muchos sectores, tanto dentro de su país como en el exterior.

“En esta invasión Rusia tiene pérdidas muy graves no solo de armamento sino de vidas humanas; ha perdido muchos miles de soldados; además tenemos a un país que es un gigante con pies de barro y una guerra que se alarga es costosísima para movilizar a esta cantidad de soldados, porque requiere de cantidades importantes de dinero que simplemente no tiene Putin”, en palabras del especialista.

Para el experto en comunicación no verbal José Luis Martín Ovejero, tras comparar las imágenes del 23 de febrero cuando Putin anunció que iniciarían la invasión a Ucrania versus las del 21 de septiembre, fecha del comunicado del decreto de los reservistas y las amenazas nucleares, se observa a un mandatario ruso mucho más a la defensiva, con un brazo en barrera, como si se estuviera protegiendo, “algo que transmite inseguridad personal”.

El cambio “es radical. Quiere transmitir que hace lo que le proponen otros y él lo apoya. Por un lado, desea que se piense que no está solo, que no es un líder aislado, sino que son otros los que buscan dar un paso más en el conflicto; y, por otro, diluir responsabilidades sobre el resultado de la decisión”, escribe Martín Ovejero.

Para el analista en expresiones corporales, en Putin “la comunicación de la invasión es la propia de una persona segura de su decisión y que se responsabiliza de la misma; la comunicación de la movilización refleja la huida hacia adelante de una persona más insegura, con mucha tensión interior y que trata de dar imagen de equipo”.

Síntoma de debilidad

Para Estados Unidos y sus aliados la nueva decisión de Putin es solo un síntoma de debilidad: sabe que va perdiendo la guerra.

El Pentágono estima entre 70 mil y 80 mil las bajas en las tropas rusas, entre muertos y heridos, así como una destrucción de equipo militar que el Ministerio de Defensa de Ucrania cifra en mil 924 tanques; cuatro mil 243 vehículos de combate; mil 36 equipos de artillería; 266 sistemas de lanzamiento de bombas; 147 sistemas de defensa aérea; 234 jets militares; 199 helicópteros; 819 drones; 196 misiles de crucero; 15 barcos de guerra; tres mil 160 tanques y 99 equipos especiales.

Si algo deja al descubierto la invasión de Ucrania es el infalible sistema de espionaje estadunidense que va tres pasos adelante de los movimientos de Putin. Desde diciembre de 2021 advirtió de la intención del Kremlin de invadir Ucrania, ha logrado proteger al presidente Volodímir Zelenski de los intentos de asesinato del Grupo Wagner y coadyuva con su inteligencia militar a orientar a las tropas ucranianas hacia qué objetivos contraatacar.

Y nuevamente se adelanta al anuncio de decreto de Putin: cuatro días antes en la cadena CBS, para el programa 60 Minutos, el presidente Joe Biden aconsejó al ruso no usar “armas nucleares ni químicas” en Ucrania.

“No, no, no lo haga. Cambiará el rostro de la guerra como nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial. Habrá consecuencias y la respuesta dependerá del alcance de lo que hagan”, afirmó el inquilino de la Casa Blanca.

Washington sabe los movimientos con anticipación premeditada, un reflejo de su capacidad de inteligencia militar y de espionaje que se consolidó tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Coincidiendo con el anuncio de Putin el 21 de septiembre, en Nueva York la 77 Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) es un hervidero de líderes mundiales que han mostrado sus posiciones al respecto.

“Esta es una guerra de agresión guiada por un autócrata y entramos en una nueva fase mucho más crítica de la guerra, que es cuando el agresor se da cuenta de que va perdiendo la contienda”, dijo el presidente de España, Pedro Sánchez.

Biden condenó a su vez el referendo falso para anexionarse una parte de Ucrania y dijo que es una clara violación de la Carta de la ONU. “Estos son actos horrendos. Putin dice que se ha amenazado a Rusia pero nadie la ha amenazado, nadie que no fuera Rusia buscó el conflicto; es más, alertamos de lo que se avecinaba e hicimos mucho para evitarlo”, reflexionó.

El presidente norteamericano condenó atrocidades rusas que dejan una larga destrucción de escuelas, nosocomios, estaciones de ferrocarril y crímenes de guerra, fosas comunes, cuerpos atados y torturados. “Esta guerra es para extinguir el derecho de Ucrania a existir como Estado y a existir como pueblo. Así de sencillo. Cualquiera que sea nuestra creencia debemos sentir escalofríos por ello. Un total de 141 países en la ONU votaron en contra de la guerra, la condenaron”, recordó.

Biden reiteró que más de 40 países ayudan a Ucrania de diversas formas: con dinero, armas, apoyos materiales y ayuda humanitaria. “Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe lidiar”.

Rusia, insistió, debe rendir cuentas por sus atrocidades y crímenes de guerra porque si las naciones pueden perseguir sus ambiciones imperialistas sin consecuencias se pone en riesgo todo lo que esta institución representa. “Este año se ha puesto a prueba al mundo” y, por supuesto, “queremos la paz” que solo Rusia obstaculiza.

En el mismo evento Olaf Scholz, canciller de Alemania, señaló que Putin abandonará sus ambiciones imperialistas si se da cuenta de que no puede ganar la guerra y valoró que la nueva decisión de Moscú es solo un síntoma de debilidad.

Para el líder francés Emmanuel Macron, Putin no puede hacer lo que hace ni siquiera bajo falsos referendos en territorios que previamente bombardeó y después ocupó.

Andrzej Duda, presidente de Polonia, trajo a colación a los tres millones de ucranianos que viven en su país y condenó las acciones de Putin para boicotear la paz.

En el evento de la ONU el representante de Japón pidió reformular los asientos del Consejo de Seguridad para evitar que prevalezca el veto ruso y el diplomático de China declaró que la posición de su país es a favor de un alto al fuego y una negociación entre las partes con la comunidad internacional como testigo.

Desde el ámbito militar, ¿cómo se analiza la afirmación de Putin de llegar a las armas nucleares? ¿Solo es una amenaza más?

En opinión de Raúl González, experto del Instituto Minerva, hay sobre de Putin presiones internas y muy fuertes. “No creo que sea un amago. Putin políticamente está presionado, pero no como lo vemos desde Europa, para que finalice la guerra: a él sus electores y grupos prorrusos le están pidiendo que sea más categórico, hay que tomar en cuenta que el prorruso es muy nacionalista y quiere que sea más contundente”, aseveró.

No quieren morir por Putin

Gracias a las redes sociales que comparten cientos de imágenes de diversas movilizaciones en varias partes de Rusia se sabe de las protestas que encabezan jóvenes millennials que rechazan reclutarse como reservistas para ir a pelear a Ucrania.

Videos muestran a múltiples detenidos por las fuerzas de seguridad rusas mientras corean que “no van a morir por Putin”, pese a que en su país está prohibido protestar y se sanciona con cárcel.

Desde Moscú hasta San Petersburgo la impopularidad por el nuevo decreto de reclutamiento de Putin disparó además la compra de billetes de avión y las búsquedas en internet de cómo dislocarse un brazo o incapacitarse para no ser enlistado en el ejército. Algunos periódicos como La Razón hablan de miles de detenidos.

De acuerdo con el Comité de Defensa de la Duma los primeros movilizados serán suboficiales menores de 35 años y oficiales menores de 45.

Samarcanda, cita trascendente

En la pasada cita de Samarcanda, del 15 y 16 de septiembre, el presidente chino Xi Jinping salió de viaje por vez primera desde que inició la pandemia en su país a finales de diciembre de 2019. Y lo hizo mostrando su mejor cara en un momento delicadísimo por todo el contexto geopolítico y geoeconómico que viene arrastrándose desde hace cuatro años y que encima se agudizó con la invasión de las tropas rusas a Ucrania desde el 24 de febrero.

Para participar en la cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghai (OSC, por sus siglas en inglés) viajaron hasta Uzbekistán una serie de importantes líderes dispuestos a seguir tejiendo lazos con Beijing y a fortalecerlos con programas de inversiones y de cooperación.

La OSC, nacida el 15 de junio de 2001, está integrada por China, India, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Pakistán, Tayikistán, Uzbekistán y recién aceptó a Irán. Este grupo de países aglutina 55% de la población mundial y pretende expandirse hasta Oriente Medio.

Tiene Estados observadores interesados en integrarse al grupo, como Afganistán, Bielorrusia y Mongolia; y hay seis asociados: Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía.

En los planes de Xi están hacer de Euroasia la plataforma más sólida de su visión internacional bajo el juego del multilateralismo, por lo cual es partidario de establecer otro orden mundial que no esté al arbitrio de la visión concéntrica estadunidense.

Durante el foro Rusia y China lograron sacar adelante la firma del proyecto Power of Siberia 2 (ya opera el Siberia 1 con 39 mil millones de metros cúbicos de gas desde la rusa Yakutia hasta la china Heilongjiang) para construir otro gasoducto más potente que pasará por Mongolia y llevará a los chinos gas ruso barato a partir de 2024, un volumen superior a los 50 mil millones de metros cúbicos.

El gas que Rusia ya no vende a la Unión Europea (UE) y que ahora deja escapar cerca de Finlandia para no bombearlo a los europeos, pasará a beneficiar a China.

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