La muerte de un hombre obeso en Perú dejó un problema a su familia al momento de su entierro, debido a los 332 kilos de peso del fallecido.
El cuerpo de Edison Mosquera, muerto a los 57 años por un paro cardiaco, tuvo que ser llevado por 15 de sus vecinos para colocarlo en un ataúd personalizado.
La sobrina del fallecido precisó que, al no encontrar un féretro adecuado para Mosquera en una funeraria, el dueño del lugar les donó un ataúd de 1.5 metros de ancho, 2 metros de largo y 1 metro de alto, creado especialmente para las medidas del difunto.
Mosquera, que fue chofer hasta hace 3 años, fue llevado por 20 personas en el ataúd especializado, para ser enterrado finalmente en el Cementerio de Guayaquil.
Con información de Excélsior.