Aunque por lo general es objeto de críticas, su práctica también genera revitalización de áreas, mejora de infraestructura y servicios, aumento de inversión y mayor seguridad pública.
La palabra gentrificación se posiciona hoy más fuerte que nunca en el centro del debate urbano de la Ciudad de México, pues algunas de sus colonias con mayor raigambre y tradición —como la Roma, la Condesa o la Juárez— experimentaron en los últimos años ciertas transformaciones que no pasan desapercibidas: nuevos negocios, nuevos vecinos, construcciones modernas… y con ello, un alza en el precio de la vivienda.
Dinámicas
Pese a los desplazamientos ocasionados por el cambio de precio del alquiler, es difícil negar que el fenómeno también genera recursos y crea demandas por nuevos servicios en una ciudad en continua expansión; la gentrificación no solo mejora la infraestructura, genera nuevas oportunidades laborales y la reducción de las tasas de delincuencia, sino que también plantea un reacomodo social, democratizando incluso ciertos espacios públicos, lugares donde los nuevos y los antiguos habitantes coexisten.
Tal es el caso de ciertas partes de la colonia Santa María la Ribera, según Adrián Hernández Cordero, jefe del Departamento de Sociología de la UAM Iztapalapa:
“La gente lleva a sus niños a pasear a la Alameda en la tarde; se ha vuelto un espacio muy rico, donde conviven personas de distintas clases sociales. Y eso, que la gente se vuelva más tolerante con sus vecinos, es fruto de la gentrificación”.
Aunque estudios no niegan la relación causal entre gentrificación y desplazamiento, este no es el resultado inevitable del fenómeno. Según la Primera Encuesta representativa sobre la gentrificación en la CDMX, realizada en zonas con un nivel de gentrificación alto, los motivos que explican el desplazamiento son, en primer lugar, el mejoramiento de la calidad de vida, seguido de la inseguridad y la adquisición de vivienda propia en otro sitio.
El desalojo por el aumento del costo de vida en la colonia ocupa el quinto puesto.
Además, las colonias que atraviesan este fenómeno muchas veces se benefician con espacios recreativos que las propias inmobiliarias construyen para compensar los daños.
Sucedió así en Azcapotzalco, donde vecinos de la colonia Ampliación del Gas lograron que el representante legal de la inmobiliaria Hogares Unión compensara las afectaciones ocasionadas por la construcción del conjunto de departamentos Tres Lagos.
Las obras prometidas incluyeron un jardín para la comunidad en un terreno de la inmobiliaria.

Medidas
En exclusiva para Vértigo el senador Waldo Fernández, del Partido Verde (PVEM), declara que la gentrificación “es un tema prioritario”, pero al abordarlo “no se debe caer en actos de discriminación”.
—Su bancada emitió un comunicado que llama a atender la gentrificación en la CDMX…
—Primero que nada, yo y mi partido condenamos cualquier tipo de manifestación violenta. No estamos de acuerdo con los actos de xenofobia que sucedieron en la protesta de la Roma-Condesa, eso no le favorece a las personas que legítimamente externan una preocupación real.
Por otro lado, explica, “declaramos que nadie está en contra del desarrollo. El problema con la gentrificación sucede cuando —lamentablemente— empieza la especulación inmobiliaria. Sobre todo al menoscabar a las personas que están viviendo ahí, gente que no tiene la capacidad de competir con estas especulaciones. Así es como pasa lo que ya sabemos: terminan vendiendo su patrimonio muy barato porque alguien más —que sí estuvo al tanto de la especulación— llegó a tomar el control de ciertas partes del mercado inmobiliario”.
—Hay quien habla de fortalecer la ley…
—Más allá de fortalecer la ley, el mercado se autorregula. Lo que sí es importante es que cuando se hagan los planes de desarrollo urbano, estos y las ubicaciones de los predios se respeten, porque a veces se van modificando y al hacerlo dañan a los habitantes de la zona.
Puntualiza: “Yo soy senador por Nuevo León y ahí los planes de desarrollo tienen una vigencia; se hacen consultas públicas; pero a veces se modifican al antojo de algunos desarrolladores inmobiliarios. Nosotros, por ejemplo, hemos padecido con la compra de terrenos en el centro de la ciudad. No se les informa a los vecinos y de repente terminan construyendo condominios, edificios de diez y doce pisos, al lado de gente con casas de un piso, máximo dos”.
Añade que “eso sería un factor clave: el respeto a las leyes y planes de desarrollo urbano. Y que, es muy importante, cuando se vengan estos proyectos tan grandes se les comunique a todas las personas que integran la comunidad, para evitar que un tercero —un vivo que ‘casualmente’ cuenta con información privilegiada— se beneficie de ello”.
A favor
—¿Qué oportunidades ve usted en este fenómeno?
—Nadie está en contra del desarrollo, hay que aclararlo, pero tiene que ser ordenado y con transparencia. Los ciudadanos tienen derecho a saber que a media cuadra de donde viven se construirá un edificio de departamentos de 15 pisos. Eso le permitirá tomar una mejor decisión, ya sea para vender o rentar, y poder de alguna manera competir con el mercado.
El problema, indica Fernández, es que a ellos se les oculta la información, porque deben darse tiempos oficiales para ese tipo de proyectos, insisto; y cuando se enteran, pues simplemente ya perdieron la posibilidad de especular mercantilmente, porque un tercero ya se llevó prácticamente todo el desarrollo.
—Entonces, ¿habría que replantear el tema de la vivienda?
—Claro. Y la jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, ya trabaja en ello. Recientemente se anunció el inicio de la jornada de foros ciudadanos y consultas públicas, además de una serie de 14 acciones para proteger el derecho a la vivienda, que esperemos reduzca el desplazamiento.
—¿Cómo informar a la ciudadanía?
—Para que la gente esté informada de la construcción de grandes proyectos se requiere la participación de los medios de comunicación, pues aunque estos se anuncian en los diarios oficiales, seamos honestos, ¿quién lee el periódico oficial del Estado, o el Diario Oficial de la Federación? Solo los abogados.
Y eso, dice, “es algo que les compete a los gobiernos estatales: emitir informes sobre estos procesos de desarrollo que luego terminan en gentrificación y hacerlo a través de los medios, sobre todo en radio y televisión”.
Mapa gentrificador
De acuerdo con el informe Radiografía del mercado inmobiliario 2025 las tendencias generales muestran que durante el primer semestre del año las rentas tuvieron un incremento de 6% frente al mismo periodo de 2024.
Uno de los datos más reveladores no es el incremento en sí, sino el cambio en el mapa de plusvalía. Colonias como Tabacalera, Lomas de Sotelo y Tacubaya escalaron en la lista de las zonas más costosas, desplazando a sectores más consolidados como Polanco o Lomas de Chapultepec.
El cambio sugiere que estas zonas —antes consideradas de paso— se están convirtiendo en enclaves donde mucha gente aspira a residir.
De Londres para el mundo
El término gentrificación fue acuñado en la década de 1960 por la socióloga británica Ruth Glass para describir un fenómeno observado en los barrios populares de Londres y desde entonces el concepto se ha replicado para analizar procesos similares en diversas partes del mundo.
El denominador común es el aumento de la inversión inmobiliaria y la llegada de nuevos vecinos, que modifican la composición social y económica de los barrios.