CDMX. 25 de septiembre de 2025. La Diputada Liz Salgado, ante el pleno del Congreso de la Ciudad de México, exhortó a la Presidenta Claudia Sheinbaum, a impulsar la reorientación de la política social federal hacia un modelo enfocado a los sectores con mayores rezagos. Lo anterior, dijo, debido a que, en agosto pasado, INEGI publicó los resultados del análisis de pobreza multidimensional, en cumplimiento de la reforma constitucional de diciembre de 2024.
Dicho análisis señala que en México, ese año, 38.5 millones de personas se encontraban en situación de pobreza, de las cuales 7 millones estaban en situación de pobreza extrema. Comparando esta cifra con la de 2018, observamos una disminución de 13.8 millones de personas, que corresponden a las que salieron de la condición de pobreza.
Un resultado importante, sin lugar a dudas. Sin embargo, revisando el reporte a detalle y tomando en consideración varios análisis que se han hecho al respecto, hay, al menos, cinco resultados que es necesario resaltar, ya que este resultado, en gran medida, se explica por el incremento en ingresos vinculados al salario mínimo. Pero beneficia más a quienes viven en pobreza moderada que a quienes viven en pobreza extrema.
Los primeros, señaló Salgado Viramontes, se redujeron de 49,9% a 35.4% pero los segundos sólo 14.0 a 9.3%. Porque los pobres extremos están excluidos del mercado laboral y el incremento en salarios mínimos no los benefició. Si observamos las dimensiones no monetarias de la pobreza, la población vulnerable por carencias sociales pasó de 32.7 millones a 41.9 millones, es decir, 9.2 millones de personas más.
En el sector Salud pasó de 20.1 a 44.5 millones de personas excluidas. Es verdad, entonces, que la salud está en crisis en este país y redujo su cobertura de manera importante. La Seguridad Social reporta 62.7 millones de personas sin acceso a este derecho. En rezago educativo se reportan 24.2 millones de personas. 700 mil más que en 2018. De hecho, el promedio de carencias se incrementó de 2.3 a 2.5 entre 2018 y 2024.
Ante este escenario la diputada de la fracción del Partido Acción Nacional, enfatizó que hay menos pobres, pero quienes continúan en la pobreza enfrentan más carencias que hace 6 años. Y que en el rango de la pobreza extrema, hubo menos beneficiados que entre los pobres moderados.
Asimismo, entre los hogares más pobres la cobertura de programas sociales se redujo de 78% en 2016 a 53% en 2024, mientras que en el decil de mayores ingresos aumentó de 8% a 21%. Esa es una clara muestra de que la política social se ha vuelto regresiva y beneficia más a quienes no la necesitan.
Por otro lado, la transferencia promedio para las personas del primer decil, es decir, las más pobres, es de $402 pesos mensuales; pero las transferencias para las personas del último decir, es decir, las más ricas, es de $1,489 pesos mensuales: casi 4 veces más.
Por lo tanto, apuntó Liz Salgado, el abandono de la educación y salud son más graves de lo que la 4T quiere reconocer y no sólo es un tema de derechos sociales, es un tema que está frenando a muchas personas a salir de la pobreza. Los programas contra la pobreza, las transferencias y los apoyos del gobierno perdieron la brújula: se redujo el número de familias en pobreza extrema que reciben programas sociales, pero aumentaron las que no los necesitan.
La ayuda monetaria que reciben los pobres extremos, es casi la cuarta parte de la que reciben las personas más ricas, por lo que la perspectiva de mediano y largo plazo de esta política, en especial considerando que la agenda social del gobierno representa cerca del 2.5% del PIB, es mantener al 34% de los hogares en los padrones de los programas sociales del gobierno.
Cuáles serán entonces las implicaciones fiscales, presupuestales y sobre todo políticas que esto tiene, además de confirmar la apuesta de mantener a esa población dependiente del gobierno y sus programas. Porque sin crecimiento económico no habrá forma de revertir de manera estructural esos números, concluyó la panista en tribuna.