AGUASCALIENTES: HISTORIA Y TRADICIÓN PARA TODOS

“El museo José Guadalupe Posada homenajea al autor de La Catrina”.

Martha Mejía
Nacional
Aguascalientes

La capital hidrocálida destaca por su oferta cultural, que incluye arquitectura única, gran variedad de museos y mucha diversión.

Sin duda Aguascalientes es sinónimo de historia y tradición, sobre todo si nos referimos a la capital hidrocálida: fue fundada en 1575 para alojar a los comerciantes que recorrían la Ruta de la Plata.

Su nombre proviene de las aguas termales que brotan en las cercanías y actualmente aloja una hermosa arquitectura, principalmente de los siglos XVIII al XX, que mezcla magníficas muestras del estilo barroco, neoclásico y ecléctico.

También destaca por su sorprendente oferta cultural: en ella es posible encontrar museos de artes plásticas que invitan a conocer la obra de artistas mundialmente reconocidos como el escultor Jesús F. Contreras y el grabador José Guadalupe Posada, creador de La Catrina y oriundo de esta ciudad.

Barrios

Aunque el turismo en Aguascalientes se da principalmente en abril, mes en el que se lleva a cabo la Feria Nacional de San Marcos —a la cual asisten en promedio doce millones de visitantes al año—, la ciudad destaca por sus característicos barrios, cada uno con personalidad única, delimitados por una iglesia, un hermoso jardín o una comunidad, ya sea de toreros, grabadores o artesanos, que les otorgan un encanto sin igual.

El barrio de San Marcos es uno de los más tradicionales. En él se lleva a cabo la Feria de San Marcos durante los meses de abril y mayo. Se encuentra muy cerca del Palacio Municipal y la Plaza de Armas.

Asimismo, sobresalen el templo de San Marcos, así como el jardín que lleva el mismo nombre y anteriormente era parte de este templo.

Cerca del Jardín de San Marcos se sitúan diferentes edificios históricos, como la antigua Plaza de Toros San Marcos, que en la actualidad es sede de la Escuela Taurina de Aguascalientes.

Por su parte, el barrio de Guadalupe ofrece como principales atracciones el Templo de Guadalupe, que tiene un estilo barroco en su fachada, con retablos de madera muy antiguos, así como el Jardín de Guadalupe, una preciosa explanada llena de fresnos y álamos con un kiosco al centro.

Este lugar es considerado como uno de los más importantes y bellos de la ciudad, pues dentro de él se puede admirar la imagen de la virgen de Guadalupe realizada por el pintor José de Alcíbar en 1777.

Al lado opuesto de este barrio se encuentran dos de los cementerios más tradicionales de la ciudad: De la Cruz y Los Ángeles.

En este lugar se pueden encontrar a finales de octubre y principios de noviembre decenas de puestos en los que se venden diferentes tipos de dulces tradicionales con forma de calaveras y otras golosinas.

La Estación es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad. Ahí es posible admirar las construcciones más bellas de su época y observar una magistral arquitectura ferroviaria, creada a finales del siglo XIX.

En este lugar se puede visitar el complejo Ferrocarrilero Tres Centurias, prueba de la gran época ferroviaria que posicionó a Aguascalientes como uno de los centros más importantes del país en este tema y en la actualidad es un recinto para eventos de todo tipo.

Junto a este barrio surgió la Colonia Ferronales, al lado de los talleres del ferrocarril, también a finales del siglo XIX. En el sitio algunos terrenos fueron destinados para la edificación de viviendas para los técnicos e ingenieros norteamericanos de la Campana del Ferrocarril Central.

El Barrio del Encino o de Triana destaca por ser unos de los más tranquilos. En el centro de este antiguo barrio está el Templo del Encino, el cual hace advocación al Cristo Negro del encino y cuyas fiestas se celebran en noviembre.

Cerca de este templo, en el mismo barrio, se encuentra el Museo José Guadalupe Posada, dedicado a este importante personaje oriundo de Aguascalientes y caricaturista famoso por crear La Catrina.

Enfrente se encuentra el jardín del Encino con una sencilla fuente al centro.

Posada

Grabador mexicano y referencia internacional de la cultura mexicana, Posada nació en la capital hidrocálida en 1852. Desde muy joven se inclinó al aprendizaje del dibujo para después trabajar como aprendiz en el taller de Trinidad Pedroza, quien editaba el pasquín El Jicote.

El museo de Posada se ubica anexo al Templo del Señor del Encino. Se trata de una antigua casa curial. Su interior se compone de dos salas: la primera contiene una exposición permanente de la obra de Posada, ambientada con algunos de sus grabados originales (grabados en plomo a buril), zincografías (grabado sobre placa de zinc), reproducciones de otros en papel, fotografías del célebre fotógrafo don Agustín Víctor Casasola y recortes periodísticos de la época revolucionaria.

Un pequeño rincón rinde homenaje al impresor y editor mexicano Antonio Vanegas Arroyo, exhibiendo una fotografía de él y reproducciones de algunos de sus impresos.

La segunda sala se encuentra dedicada a Manuel Manilla, grabador de la imprenta de don Antonio Vanegas Arroyo, maestro y precursor de Posada y el primero en utilizar el buril de varios hilos paralelos.

En este espacio también se montan exposiciones temporales de diversos artistas gráficos. Además, el museo cuenta con una pequeña biblioteca que abarca temas generales.

Museo de la Muerte

Original y único en su tipo, el Museo Nacional de la Muerte (MUMU) rescata la iconografía de la muerte y el arte funerario en México a través de manifestaciones tradicionales y contemporáneas de la muerte, que incluyen el papel picado y las calaveras de azúcar.

El sitio se encuentra en el corazón de la capital hidrocálida. Abrió sus puertas al público en el verano de 2007 como una colección permanente perteneciente a la Universidad de Aguascalientes, después de que la institución heredó cientos de artefactos relacionados con la muerte acumulados durante la vida del pintor y grabador mexicano Octavio Bajonero Gil, que incluyen algunas de sus propias obras de arte.

La colección también ofrece parte de su propio trabajo, como esqueletos bebiendo en cantinas, grandes cenas familiares, además de otras escenas cotidianas con esqueletos.

En total son siete salas, con alrededor de mil 200 piezas expuestas. Hay conferencias, teatro, cine, literatura, música, concursos de altares y exposiciones temporales además de la permanente.

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