México, 9 de diciembre. A pocos días de una de las celebraciones más importantes de los creyentes mexicanos, la Iglesia lanza una petición dirigida al crimen organizado: No más violencia en nombre de la “santísima” Virgen.
En el editorial Desde la fe solicitaron una “tregua nacional de paz”, además, pidieron que ese día “silencien las armas” para que no haya “mas muertos”.
El llamado se aventuró un poco más. “Si demostramos que podemos hacer esta tregua efectiva durante un día, ¿por qué no soñar en una paz sólida y duradera?, escribió la institución religiosa al mando del arzobispo Carlos Aguilar Retes”.
Desde la captura del narcotraficante Ismael el Mayo Zambada por parte de autoridades estadounidenses la violencia en México, sobre todo en el norte del país, no ha cedido.
La Iglesia no se ha salvado. Desde el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, el pasado 20 de octubre, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la institución regresó a la primera línea de fuego.
Desde entonces, los comunicados sobre la inseguridad aumentaron. La institución que había mantenido ojos críticos con el Gobierno del expresidente López Obrador pudo establecer un puente con la nueva administración del gobierno de Claudia Sheinbaum, con quien ha mantenido reuniones y ha compartido posiciones sobre cómo abordar la nueva ola de inseguridad que invade el país.
Sin embargo, en esta ocasión, el llamado ya no tuvo como foco al Gobierno federal, sino al crimen organizado.
Luego de apelar a la sensibilidad de los lectores con una introducción que recuerda la violencia que ha azotado el país en los últimos meses — “además del elevado número de muertos, dejó una profunda tristeza y dolor en muchas familias”—, la Iglesia lanzó su mensaje:
“Que el mensaje de la Guadalupana motive para que el próximo 12 de diciembre sea la fecha en que silencien las armas porque los grupos delictivos y el crimen organizado aceptaron esta tregua nacional de paz”.
Su llamado apunta hacia las promesas que el narco hizo en algunas entidades, como Guerrero, donde obispos han intentado pactar —sin éxito— una tregua entre organizaciones rivales.