Toda una experiencia que combina turismo, cultura, música, gastronomía y aventura aérea.
Del 14 al 17 de noviembre, la ciudad de León, Guanajuato, volvió a vestir su cielo de colores con la edición 2025 del Festival Internacional del Globo (FIG), un encuentro que cada año convoca a visitantes de México y del extranjero para vivir una experiencia que combina turismo, cultura, música, gastronomía y aventura aérea.
Más que un evento, el FIG se ha convertido en un motivo para viajar a esta ciudad del Bajío, caminar por su Centro Histórico, disfrutar de su hospitalidad y descubrir por qué este festival figura entre los más importantes del mundo en su tipo.
La celebración inició la noche del 13 de noviembre, cuando el Centro Histórico se transformó en un escenario vibrante que reunió a miles de personas. Las plazas y calles, habitualmente tranquilas entre semana, se llenaron de familias que buscaban un buen lugar para observar el encendido de globos que iluminó las fachadas antiguas y marcó el inicio de cuatro días intensos.
De manera paralela, el FIG extendió su magia a Plaza Galerías, Parque Santa Julia, Las Joyas y San Juan de Abajo, permitiendo que más de 17 mil habitantes vivieran la apertura sin salir de sus colonias, una iniciativa que reforzó el carácter incluyente de esta edición.
El FIG suele atraer a más de 400 mil visitantes y generar una derrama cercana a los 800 millones de pesos, pero el impacto turístico va más allá de las cifras: durante esos días León se convierte en una ciudad en movimiento, con hoteles a su máxima capacidad, terrazas llenas, recorridos guiados y restaurantes que incorporan platillos especiales alusivos al festival.
Viajeros nacionales e internacionales se levantan antes del amanecer para alcanzar un buen sitio frente al lago de la presa El Palote y presenciar el momento más esperado: el ascenso simultáneo de los aerostatos que, al elevarse, parecen transformar el paisaje.
Este año participaron 200 globos de más de 20 países. Entre las 30 figuras especiales destacaron King Capybara, Swiss Cow, Tiburón Martillo, Rinoceronte Save Me y el globo oficial del 70 aniversario de Disneyland. El regreso del icónico Yoda fue uno de los momentos preferidos del público.
Cada globo representó una historia, un país, una tradición aeronáutica distinta.
Diversas experiencias
El festival no solo invitó a mirar al cielo: también impulsó experiencias de turismo activo y cultural que permitieron descubrir otros rincones de la ciudad.
En el Parque Metropolitano, por ejemplo, visitantes y locales pedalearon entre senderos que bordean el lago, mientras que en la Sierra de Lobos se organizaron caminatas y rutas de ecoturismo ideales para quienes buscaban un respiro verde cerca de la ciudad.
Los talleres de marroquinería abrieron sus puertas para mostrar el oficio que distingue a León internacionalmente y el Centro Histórico fue escenario de recorridos que conectaron a los viajeros con su arquitectura, su gastronomía y su ambiente local.
Por las noches el FIG ofreció espectáculos que añadieron un atractivo turístico adicional. La edición debut de The Dream Nite reunió a tres de los DJ más influyentes del mundo —Afrojack, Dimitri Vegas y Martin Garrix— en un espectáculo de luces, flamas y música que transformó al Parque Metropolitano en un escenario inmersivo.
La cartelera musical incluyó también a Carín León, cuya presentación atrajo a miles de asistentes, y a Gloria Trevi, quien encabezó la primera Noche Mágica entre globos iluminados.
La operación de un evento de esta escala implicó un despliegue coordinado de más de dos mil 500 elementos de seguridad que trabajaron durante los cuatro días para garantizar traslados fluidos, accesos ágiles y una estancia segura para visitantes y habitantes. La vigilancia se extendió dentro y fuera del Parque Metropolitano con patrullajes, monitoreo en tiempo real y atención a incidentes menores.
Protección Civil revisó más de 200 puestos con uso de gas y helio y brindó asistencia a personas con deshidratación o molestias propias de las largas jornadas.
La Policía Vial mantuvo la circulación en avenidas estratégicas y el C4 coordinó las acciones para garantizar un ambiente ordenado.
El resultado fue un saldo blanco que contribuyó a la buena experiencia turística.
Gran edición
La edición 2025 reafirmó que el FIG no solo llena el cielo de colores: impulsa la economía local, fortalece la identidad de León, promueve experiencias accesibles para la comunidad y atrae a visitantes que buscan vivir un evento único, con escenarios naturales que se convierten en protagonistas.
El FIG dejó además un impulso notable para pequeños negocios y artesanos: ferias gastronómicas y puestos de productores locales registraron ventas sostenidas durante los cuatro días, y los talleres de marroquinería vieron un repunte en la demanda de piezas y experiencias impartidas al público.
Este efecto multiplicador demuestra que el festival no solo atrae visitantes, sino que también distribuye beneficios en la cadena local de valor, desde taxistas y hoteleros hasta vendedores ambulantes y creadores.
Los organizadores reforzaron en paralelo prácticas de gestión de residuos y puntos de reciclaje en las inmediaciones del parque, y se promovieron campañas de uso responsable del agua y medidas para minimizar el impacto ambiental del evento, reflejando una preocupación por combinar turismo y sostenibilidad.
Con la experiencia fresca en la memoria, León se prepara ya para la siguiente edición: visitantes frecuentes y nuevos viajeros se van con la recomendación de reservar con tiempo, explorar más allá del parque y aprovechar la alianza entre naturaleza, cultura y celebraciones que ofrece la ciudad.
El FIG 2025 mostró que, además de elevar globos, León eleva experiencias y expectativas: una invitación clara a volver y a descubrir, en cada viaje, una ciudad que sabe recibir.

