Los efectos de las tormentas tropicales Raymond y Priscilla dejaron más de 100 municipios incomunicados, casas inundadas, miles de damnificados y millonarias pérdidas económicas: una catástrofe donde la negligencia de algunas autoridades tuvo graves consecuencias para la población.
Las lluvias torrenciales que afectaron al territorio nacional en las semanas recientes, las cuales se intensificaron los días 8, 9 y 10 de octubre por los efectos de las tormentas tropicales Raymond y Priscilla, provocaron afectaciones en gran parte del país, con particular gravedad en cinco entidades.
El desbordamiento de ríos y arroyos, inundaciones en cientos de municipios, deslaves, personas atrapadas, caída de árboles y apagones, provocaron la muerte de al menos 72 personas, decenas de desaparecidos y miles de damnificados.
Los niveles del agua alcanzaron en algunas zonas los cuatro metros de altura, lo que provocó que los torrentes de agua arrastraran todo lo que estaba a su paso: automóviles, ganado, árboles y diversos objetos que fueron tragados por aluviones cuya fuerza destructiva causó caos y temor en las zonas más afectadas.
Más de 100 municipios de Veracruz, Puebla, San Luis Potosí, Hidalgo y Querétaro quedaron incomunicados y a merced de los desbordamientos de ríos, situación de emergencia que sorprendió a sus habitantes, quienes contaron con poco tiempo para poder reaccionar y salvar la vida.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) había emitido alertas acerca de los efectos que traerían diversos fenómenos meteorológicos, en particular las tormentas tropicales Raymond y Priscilla, las cuales provocarían lluvias torrenciales en la región de la Huasteca —que comprende los estados de Veracruz, Hidalgo, Tamaulipas y San Luis Potosí—, ante lo cual informó que se mantenía vigilancia sobre ríos, presas y otros cuerpos de agua.
Sin embargo, autoridades estatales y federales no actuaron con prontitud para alertar a la población de las zonas que se encontraban en riesgo por las fuertes precipitaciones que se anunciaban, negligencia que estuvo a punto de provocar una tragedia mucho mayor a la que actualmente padecen miles de personas en las zonas más afectadas.
Ante la magnitud del desastre provocado por las inundaciones, el Ejército mexicano, la Secretaría de Marina (Semar), los órganos de Protección Civil y organizaciones de la sociedad civil se movilizaron de inmediato para proporcionar auxilio a la población afectada con la instalación de albergues, centros de atención médica y de recolección de víveres para atender la emergencia.
Pasadas las horas más angustiantes comenzaron las labores para el retiro de lodo, escombros y el restablecimiento de la comunicación en las comunidades que quedaron aisladas, mediante la rehabilitación de caminos y carreteras afectadas por deslaves, en tanto que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se avocó al restablecimiento del suministro de la energía eléctrica.
El gobierno federal anunció que se cuenta con un presupuesto de 19 mil millones de pesos para la atención de desastres naturales, cifra que para diversos analistas consultados no será suficiente para atender los graves daños provocados a miles de viviendas inundadas, a las pertenencias de los damnificados y a la infraestructura de carreteras, caminos, hospitales, escuelas y otros servicios públicos.
Haciendo una comparación, señalaron que a las personas afectadas por el huracán Otis que impactó a Acapulco en octubre del año anterior el gobierno les entregó directamente 13 mil millones de pesos, es decir, los recursos a los damnificados de una sola entidad, en este caso Guerrero, representaron 68.42% del dinero con el que cuenta en la actualidad el gobierno federal para los desastres registrados en cinco estados.
Historia de una catástrofe
La tragedia se gestó por la intensidad de las lluvias torrenciales provocadas por Raymond y Priscilla, que afectaron al país desde principios del mes de octubre y se intensificaron el miércoles 8, jueves 9 y viernes 10.
El día 6 el SMN emitió alertas de que un sistema en el Caribe llegaría al Golfo de México con riesgo de pegar en la costa de Veracruz.
El martes 7 alertó de lluvias intensas en el norte de Veracruz, sur de Tamaulipas, Hidalgo, San Luis Potosí y Puebla, área del territorio nacional conocida como Huasteca, en la que podrían desbordarse una gran cantidad de ríos que cruzan por esa zona.
El miércoles 8 el SMN informó que las lluvias ocasionadas por la tormenta tropical que ingresó por el Golfo de México eran superiores a los 250 milímetros, considerada una cantidad de lluvia muy alta, que equivale a 250 litros de agua por metro cuadrado en un periodo determinado.
El jueves 9 y viernes 10 se presentaron lluvias de gran intensidad, que oscilaron entre los 250 y 300 milímetros, cantidad que se clasifica como lluvia torrencial y peligrosa, capaz de causar inundaciones severas y desbordamientos de ríos, sobre todo si ocurre en un corto plazo, como sucedió en las entidades más afectadas, sobre todo en el norte de Veracruz, lo que provocó el desbordamiento del río Cazones.
Las fuertes precipitaciones afectaron amplias zonas de Veracruz, Hidalgo, Puebla y San Luis Potosí, entidades que sufrieron la inundación de miles de viviendas y más de 100 municipios quedaron incomunicados por el desbordamiento de ríos, deslaves, bloqueo de carreteras e interrupción del servicio de energía eléctrica.
Los aluviones que arrastraron consigo millones de toneladas de lodo, coches, animales y algunas personas, causaron una catástrofe no solo material sino también humana, ya que oficialmente 72 personas fallecieron y otras 48 se encuentran desaparecidas, hasta el cierre de esta edición.
Veracruz
En Veracruz las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento de ríos y arroyos que provocaron la muerte hasta el momento de 30 personas en la entidad, entre ellas un policía municipal que intentaba rescatar a una familia que se quedó atrapada en una inundación en Papantla.
Otra de las víctimas fue una alumna de la Universidad Veracruzana que no logró salir de su domicilio inundado en Poza Rica.
El río Cazones se desbordó y anegó los municipios de Coatzintla, Tihuatlán, Cazones de Herrera y Poza Rica. En esta última ciudad decenas de colonias y vehículos quedaron sumergidos en el agua y los pobladores se refugiaron en lo alto de sus viviendas.
En el municipio de Álamo más de cinco mil hogares se anegaron y sus propietarios tuvieron que ser auxiliados y trasladados a albergues.
Hidalgo
En Hidalgo 21 personas murieron por la caída de piedras y lodo de los cerros en varios puntos de la sierra y huasteca de la entidad.
Entre los fallecidos están dos niños y una mujer que se quedaron sepultados en sus viviendas en Zacualtipán de Ángeles.
Decenas de colonias fueron evacuadas y sus moradores permanecen en albergues temporales, mientras continúa la búsqueda de ocho desaparecidos en tres comunidades que resultaron gravemente afectadas.
El secretario de Gobierno estatal, Guillermo Olivares Reyna, informó que hay más de mil casas afectadas en 90 comunidades, 90 poblados incomunicados y 17 municipios sin suministro eléctrico.
En Hidalgo se reportan daños en 308 escuelas, 59 hospitales y clínicas, y 71 caminos averiados.
Las poblaciones con mayores daños se encuentran en la sierra otomí-tepehua, Huasteca y valle de Tulancingo, como Huejutla, Tianguistengo, Xochiatipan y Zacualtipán.

Puebla
En Puebla las autoridades estatales confirmaron el fallecimiento de 18 personas y continúan las labores de búsqueda de ocho más que se encontraban sepultadas en Huauchinango por un alud que cayó sobre sus viviendas.
Las autoridades estiman que hay miles de damnificados en cerca de 25 localidades. Una gran cantidad de poblados quedaron incomunicados por los derrumbes y en la Sierra Norte los ríos Pantepec, San Marcos, San Agustín y Apulco se salieron de su cauce y representan un peligro importante.
Otros
En San Luis Potosí los torrenciales aguaceros provocaron el aumento histórico del río Moctezuma, en el sur de la Huasteca potosina, mientras que los municipios Axtla de Terrazas, Xilitla, Coxcatlán, San Martín Chalchicuautla y Tamazunchale resultaron gravemente afectados.
En ellos, más de mil familias fueron trasladadas a albergues y reubicadas con otros familiares.
Mientras, en Tamaulipas fueron rescatadas varias familias de Altamira, Ciudad Madero y de las zonas bajas del puerto de Tampico, que no pudieron salir de sus casas por las severas inundaciones en al menos nueve colonias.
En Querétaro se registró un muerto por las intensas lluvias, que ocasionaron también daños en 147 viviendas de 121 localidades en seis municipios de la zona serrana.
“En Veracruz las lluvias torrenciales provocaron hasta el momento 30 muertos”.
Y en Guanajuato, por cierto, cuatro municipios ubicados en la Sierra Gorda sufrieron afectaciones por deslaves, ríos desbordados que incomunicaron poblados, cortes de suministro eléctrico y carreteras bloqueadas.
Heroicidad
A diferencia de la irresponsabilidad de la gobernadora veracruzana, a las cinco de la mañana del viernes el trabajador de la planta de Pemex en Poza Rica, Jesús Escamilla, activó la alarma (con la autorización de sus mandos superiores) para alertar a la población sobre la inminente subida del agua por el desbordamiento del río Cazones.
Esa alerta de la instalación de Pemex en el municipio es conocida por la gran mayoría de la población: forma parte de los protocolos de seguridad que se han tenido en el lugar durante años ante un posible accidente en la planta de gas, lo que permite alertar a las personas para que se trasladen a lugares seguros.
Esa acción de Escamilla se considera como heroica porque permitió que a esas horas, cuando todavía mucha gente estaba durmiendo, lograra despertar y estar en condiciones de ponerse a salvo, ya que Poza Rica fue una de las zonas más afectadas por la subida de los niveles de agua tras el desbordamiento del río que pasa a un costado de la ciudad.
También en la madrugada, en Tecolutla, un trabajador de protección civil a bordo de una lancha y con un altavoz alertó a los habitantes para que salieran de sus viviendas y acudieran a un lugar de resguardo seguro o a un albergue, ya que se acercaba “un golpe de agua” por el desbordamiento del río Tecolutla.
“No arriesgues la vida de tu familia, ni la tuya”, exhortaba en medio de la oscuridad.
Algunas personas fueron sorprendidas en las calles por la subida del agua y apenas lograron ponerse a salvo al guarecerse en rincones y asirse de lo que pudieron para no ser arrastradas por la corriente.
Hubo quienes quedaron atrapadas en los toldos de sus autos y en las azoteas de sus viviendas, donde permanecieron largas horas antes de ser rescatadas cuando las condiciones lo permitieron.
Rapiña y desabasto
La situación de emergencia en los estados afectados por las intensas lluvias provocó actos de rapiña, sobre todo en Veracruz, ante la desesperación de la gente por las condiciones de necesidad en que se encuentra, por lo que saquearon varios negocios y tiendas para proveerse de agua y comida.
Además, los centros comerciales que no se inundaron fueron saturados por las personas para proveerse de artículos de primera necesidad ante el temor de que en pocos días se pudieran quedar sin alimentos ni agua.
La catástrofe provocó además una grave afectación a la economía de las poblaciones impactadas debido al cierre de gran parte de los negocios ante la imposibilidad de abrir por las condiciones en que se encontraban las calles y avenidas principales.
De igual forma, los damnificados padecieron la interrupción de servicios públicos indispensables, como el suministro de energía eléctrica y agua potable, los cuales se van restableciendo al paso de los días, aunque todavía no quedan normalizados por completo.
Labores de auxilio
Para apoyar a la población damnificada las Fuerzas Armadas desplegaron más de once mil efectivos, cocinas móviles, equipos de rescate y cientos de vehículos, y han trasladado miles de despensas.
El Plan Marina, en su fase de auxilio, se puso en marcha en diversas regiones de Veracruz, Puebla, San Luis Potosí y Tamaulipas, donde se encuentran más de tres mil 300 elementos para brindar ayuda.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) desplegó siete mil 400 integrantes del Ejército, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional (GN) como parte de las acciones del Plan DN-III-E.
La Defensa habilitó además un hospital para brindar atención médica, puso en funcionamiento un puente aéreo para el traslado de personas y víveres, desplegó personal para rehabilitar caminos y calles con maquinaria pesada, así como hacer limpieza y desazolve en viviendas, escuelas y vías de comunicación.
Asimismo, distribuyó raciones calientes de comida, agua embotellada, entregó víveres a los damnificados e instaló albergues.
La Semar, por su lado, movilizó a más de tres mil efectivos a comunidades ubicadas en el sur de Tamaulipas y el norte de Veracruz, en áreas de los ríos Tecolutla, Cazones, Tuxpan y Pánuco, donde se concentra alrededor de 1.4 millones de habitantes en zonas vulnerables.
También instaló centros de acopio para la colecta de víveres para damnificados de los estados de Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Veracruz.
“Ejército y Marina trasladan miles de despensas”.

La Semar hizo un llamado de solidaridad a la población para participar y donar víveres y artículos de primera necesidad en los centros de acopio instalados en distintas regiones del país, con el propósito de brindar apoyo a las familias que resultaron afectadas por las recientes lluvias e inundaciones.
Urge el apoyo
En tanto continúan las labores de limpieza y búsqueda de desaparecidos, los miles de personas que resultaron damnificadas no solo tienen que hacer frente a su crítica situación material, ya que además carecen de prácticamente todo, debido a que perdieron gran parte de sus pertenencias.
Ante este panorama las Fuerzas Armadas redoblaban esfuerzos al cierre de esta edición para brindarles servicios básicos como refugio, agua, alimentos y atención médica mediante la instalación de puntos de distribución en zonas accesibles, así como puentes aéreos para llevar víveres a comunidades que se encuentran incomunicadas.
En estos momentos también son indispensables colchonetas, ropa, zapatos, productos de higiene personal y herramientas como palas y picos para que remuevan los escombros de sus viviendas.
Saldo de la catástrofe
El gobierno federal informó que hasta el viernes 17 de octubre había 160 comunidades incomunicadas en cinco estados.
Para labores de limpieza estaban destinados 685 trabajadores con 368 máquinas.
Las secretarías Defensa y Semar tenían desplegados cuatro mil 756 elementos con 232 máquinas para retiro de escombros y lodo, así como 47 helicópteros, de los cuales 21 laboraban en Hidalgo, 17 en Veracruz, siete en Puebla y dos en Querétaro.
Se han instalado 297 centros y puntos de apoyo y se cuenta con mil 196 máquinas pesadas para la remoción de escombros y la apertura de carreteras y caminos.
En total se cuenta con 17 mil 115 personas dedicadas a atender la emergencia.
Se reportaron 108 municipios afectados, de los que 69 se consideran prioritarios.
Por lo que hace a los estados, en Veracruz se contabilizan 55 demarcaciones con daños, principalmente Álamo Temapache, Poza Rica, Tuxpan, El Higo, Tempoal e Ilamatlán. En la entidad hubo más de 16 mil casas con perjuicios y el personal naval ha auxiliado a más de dos mil personas; 45 comunidades permanecen incomunicadas.
En Hidalgo hay 28 municipios afectados y todos se consideran prioritarios. Tiene 84 comunidades incomunicadas y mil 200 casas inundadas.
En Puebla, de los 23 municipios afectados 17 son prioritarios. Hay 21 localidades sin comunicación. En la entidad hay 16 mil casas afectadas.
En Querétaro hay diez comunidades incomunicadas y San Luis Potosí reporta cinco mil viviendas dañadas.
Al menos mil 56 kilómetros de la red carretera federal presentaron deterioro en cinco estados, de los que 664 kilómetros ya fueron rehabilitados, 392 kilómetros están en atención y 100 permanecen interrumpidos.
La CFE informó que en las cinco entidades resultaron afectados 320 mil 386 usuarios. El servicio fue restablecido al paso de los días.
Prioridades de la emergencia
Ante esta situación de emergencia la Defensa estableció 157 puentes aéreos con 34 helicópteros para auxiliar a las poblaciones que se encontraban incomunicadas y llevarles despensas, agua y otros productos de primera necesidad para que puedan hacer frente a las condiciones adversas que padecen por la catástrofe.
Entre las prioridades de la emergencia se encuentra la remoción de escombros, tanto para reabrir caminos que permitan recuperar la comunicación terrestre, como para comenzar a remover la basura de las calles y viviendas, así como agilizar la entrega de despensas a las comunidades.
También comenzó el censo de damnificados, en el que se está dando prioridad a los más afectados, como la población de Poza Rica, donde aumentó a 800 personas el personal a cargo.