MÁS QUE UNA CONMEMORACIÓN, UN ACTO DE LUCHA

Martha Mejía
Nacional
8M

La desigualdad entre hombres y mujeres sigue presente en los diferentes ámbitos de la vida.

Desde hace más de 100 años el 8 de marzo representa un día para exigir justicia, igualdad y un alto a la violencia contra las mujeres en todo el mundo, porque en 1857 empleadas de una fábrica en Nueva York salieron a las calles a protestar por las duras condiciones de trabajo: aquella manifestación sentó un precedente que continúa con gran fuerza hasta hoy.

En aquel entonces, en el marco de la Revolución Industrial, los reclamos terminaron con la intervención violenta de la policía.

Sin embargo, aquella manifestación sentó el primer precedente de una lucha que ha dado frutos, tanto en el mundo como en México.

Paridad histórica

Tal vez la mayor representación de la fuerza y la capacidad que tienen ahora las mujeres dentro de la política mexicana es que por primera vez en la historia del país hay dos candidatas a la Presidencia de la República: Claudia Sheinbaum (Morena-PT-PVEM) y Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD).

“Si llegara una mujer a la Presidencia sería fantástico. Por supuesto que sería un avance y simbólicamente tendría un peso extraordinario. Ya hay varios países de América Latina que han tenido mujeres a la cabeza. En México, aunque hemos tenido logros fantásticos en términos de representación parlamentaria, vamos por detrás de países como Brasil o Argentina. Pero sin duda, que una mujer llegue a la Presidencia sería un hecho histórico”, comparte a Vértigo Karolina Monika Gilas, catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

De acuerdo con el estudio Mujeres en la vida pública mexicana, realizado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), desde que comenzó la actual administración la presencia de mujeres en las diferentes instituciones públicas del país se ha incrementado notablemente.

Por ejemplo, en la Cámara de Diputados (LXV Legislatura) la paridad entre géneros por primera vez es total, con 251 mujeres y 249 hombres. El Senado también muestra gran paridad: las mujeres representan 50.4%, mientras que los hombres 49.6 por ciento.

Otro salto cuantitativo se produjo en las 32 gubernaturas, de las cuales diez están dirigidas por mujeres y 22 por hombres. Si bien se está aún muy lejos de la igualdad, el avance con respecto al anterior periodo, con una sola gobernadora y 32 gobernadores, es notable.

También se registraron mejoras en las presidencias municipales, donde se ha pasado de 15% de mujeres en 2017 a 24% en la actualidad.

Pese a las cifras, de acuerdo con la especialista aún resulta difícil para las mujeres hacer política y una de las razones tiene que ver con la violencia política en razón de género. “Por ejemplo, a las dos contendientes presidenciales no solo se les señala constantemente, sino que se les acusa de estar manipuladas por hombres. Se asume que una mujer no puede ser política por sí misma, en su propio derecho, por la ambición que ella tiene, por el trabajo que ha hecho, por su esfuerzo y dedicación; y no es así”, indica la exinvestigadora en el Centro de Capacitación Judicial Electoral del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Dice Gilas que otro elemento de esa constante violencia son los comentarios en torno de la apariencia física: “Cómo se visten, cómo se ven; es decir, las mujeres encaran un escrutinio público muy fuerte al que los hombres no se enfrentan; a ellos no se les pregunta cuántos años de experiencia tienen: se da por hecho que la tienen. Pero la mujer debe ser tres veces mejor y tener tres veces más credenciales que un hombre para que se le deje de cuestionar”.

Brechas de género laborales

En México, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la participación de las mujeres en la economía remunerada alcanza 46%, mientras que la de los hombres asciende a 77%.

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Dichas disparidades en el mercado laboral tienen como resultado una menor autonomía económica para ellas.

Por ejemplo, 21.5% de las mujeres no cuenta con ingresos propios. Además, dependen en mayor medida que los hombres de transferencias económicas de terceros, provenientes de programas gubernamentales, remesas o transferencias familiares. Para las mujeres, 54% de sus ingresos proviene de fuentes terceras, mientras que para los hombres esta proporción desciende a 31%. Esto implica que ellas tienen menor independencia económica y, por ende, menor autonomía en la toma de decisiones.

Otra condición es que en promedio las mujeres ganan seis mil 360 pesos al mes, mientras que los hombres perciben nueve mil 762 pesos. Esto se traduce en una brecha de ingresos de 35%, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH). Es decir, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer recibe 65.

En este sentido, para Luz María Lamadrid, socióloga y maestra en Políticas Públicas y Género, falta mucho trabajo por hacer. “Se deben incentivar políticas públicas para mejorar el acceso de las mujeres al trabajo en condiciones dignas; aumentar su alfabetización financiera; también propiciar mayores oportunidades para ingresar a espacios de trabajo sin discriminación y con plena igualdad”.

Y es que el talento de las mujeres se pierde a medida que se asciende en la escalera corporativa. De acuerdo con el estudio #MujeresEnLasEmpresas, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en alianza con Kiik Consultores, aunque las mujeres representan 43% de la plantilla laboral de las casi 200 empresas analizadas la proporción disminuye a medida que aumenta el nivel jerárquico.

Por citar algunas cifras, las mujeres ocupan 25% de las direcciones de áreas jurídicas, 11% de las direcciones de finanzas y solo 4% ocupa una dirección general.

“Aún existe el hecho de que un hombre gane más que una mujer realizando la misma tarea. Esa es una de las principales quejas o reclamos que pudiéramos hacer. La segunda es tener mayores facilidades; por ejemplo, guarderías, pues habrá mujeres que tengan quién les ayude en el cuidado de su familia por la mañana, pero en la tarde o noche para quien rola turnos se complica bastante”, explica a Vertigo María de Jesús Rodríguez, abogada y secretaria de Trabajos y Conflictos de la Confederación Auténtica de Trabajadores (CAT).

En este sentido, agrega que es necesario que se dé oportunidad a las mujeres de ocupar espacios directivos o de toma de decisión.

“Actualmente nos encontramos con mujeres que ya son directoras, gerentes regionales a nivel Latinoamérica y han dado muy buenos resultados, ya que en general las mujeres somos muy comprometidas en las tareas que realizamos; pero aún falta ese empujón para equiparar la capacidad que tiene la mujer para ocupar cargos de dirección y mayor responsabilidad”, dice.

Dobles cargas invisibles

Las mujeres también desempeñan primordialmente las labores del hogar y de cuidados, tareas indispensables para el funcionamiento y bienestar de la sociedad.

Pese a ello, muchas no tienen una remuneración a cambio. Por ejemplo, mientras que en promedio los hombres dedican 16 horas al trabajo del hogar y de cuidados no remunerados a la semana, las mujeres dedican 40 horas.

Además del trabajo de cuidados, las mujeres también dedican más tiempo a realizar otras tareas indispensables para el sostenimiento del hogar y sus miembros, como la limpieza, las compras o la preparación de alimentos.

El trabajo no remunerado tiene un valor económico para el país, que el INEGI estima asciende a 7.2 billones de pesos. Es decir, si el trabajo no remunerado fuera una industria, tendría una equivalencia a 24% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, cifra por encima del valor de sectores económicos como la industria manufacturera (22%) o el comercio (22%).

Violencia de género

El feminicidio es la máxima representación de la violencia y el odio hacia las mujeres. Cada año en el país son asesinadas más de tres mil mujeres, niñas y adolescentes, aunque se calcula que solo alrededor de 24% de esa cifra se contabiliza como feminicidios.

Según la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) la violencia sicológica presenta mayor prevalencia (51.6%), seguida de violencia sexual (49.7%), violencia física (34.7%) y violencia económica, patrimonial y/o discriminación (27.4%).

A pesar de este preocupante panorama, especialistas advierten que la respuesta del sistema de justicia penal ante los delitos que afectan mayormente a las mujeres es casi inexistente, pues solo 0.05% de casos de violencia de género llegan a ser presentados ante un juez, al igual que 0.19% de los casos de violencia familiar, 3% de violencia sexual, 12% de feminicidios y 15% de los relacionados con trata de personas.

“Existen protocolos, leyes, jurisprudencias y más elementos técnicos para dar soporte a la perspectiva de género en el proceso penal; sin embargo, el reto más grande está en que las instituciones enfrenten la cultura patriarcal”, opina al respecto Pamela Romero, directora del departamento de Derecho del Tec de Monterrey y especialista en perspectiva de género en la investigación criminal y labor pericial.

De acuerdo con Romero la reparación del daño solo se logra para 3.8% de los casos; y suele ser monetaria, sin que las víctimas sean reparadas o rehabilitadas en el ámbito físico, sicológico o social, ni en su proyecto de vida.

María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, coincide en señalar que la violencia contra las mujeres tiene que ver con un tema de discriminación, donde debe haber políticas mucho más finas en el combate.

“No lo reduzcamos a un problema de pérdida de valores, porque entonces me parece que es no entender que la violencia contra las mujeres tiene que ver con todo un tema estructural de abuso del poder, de considerar a las mujeres no sujetas de derecho. Me parece que los gobiernos federal y estatales tienen muchos retos; no podemos reducir al feminicidio solo al Poder Judicial, también se tiene que ver desde un tema de prevención del delito; se necesita una política integral para ver dónde prevalecen las fallas”, finaliza.