La descarga diaria de hasta 23 millones de galones de aguas negras sin tratar desde Tijuana al océano Pacífico ha dejado de ser un problema invisible. Durante años, este flujo ha contaminado el río Tijuana y cerrado playas en el sur de California, afectando el turismo, la salud pública e incluso los entrenamientos militares en la zona. Este 24 de julio, México y Estados Unidos firmaron un memorando de entendimiento para atacar de raíz este problema histórico.
El acuerdo —presentado por la secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena, y el titular de Conagua, Efraín Morales— establece una inversión conjunta de 693 millones de dólares para modernizar la infraestructura sanitaria de ambos lados de la frontera entre 2026 y 2027. Por parte de México, se destinarán 93 millones de dólares a la rehabilitación de colectores, estaciones de bombeo y a la ampliación de la planta San Antonio de los Buenos, en Tijuana. Estados Unidos por su parte, ampliará su planta internacional en San Ysidro, San Diego.
El documento se firmó en el marco de la 32ª Sesión Ordinaria de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA), y consolida compromisos previos asumidos en la Acta 328 de la CILA, firmada en 2022. Se incluyen 13 proyectos prioritarios, tanto en Baja California como en California, con respaldo técnico del Banco de Desarrollo de América del Norte.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, calificó el memorando como “un convenio integral, bilateral, muy importante para el saneamiento del río Tijuana”.
Aunque el acuerdo representa un avance diplomático y financiero importante, el reto será cumplir los plazos y garantizar que las obras logren detener un problema que lleva décadas contaminando costas compartidas. Mientras tanto, residentes de Tijuana e Imperial Beach seguirán esperando aire más limpio, agua más segura y playas sin cierre.