CDMX. 18 de diciembre de 2025. La delincuencia continúa siendo uno de los grandes retos en México. Según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hasta finales de noviembre se habían producido en todo el país cerca de 30,000 casos de delitos contra la libertad personal, entre los que se encuentran el secuestro y el robo de personas.
Una cifra que, de acuerdo con organizaciones como Alto al Secuestro, queda muy lejos de la realidad, ya que un 95% de los casos reales acaban en la “cifra negra”, es decir, aquellos que no se denuncian, bien por temor a sufrir represalias o por desconocimiento sobre los cauces para hacerlo.
El segmento de los menores de 17 años aparece como el más vulnerable dentro de la sociedad mexicana. De hecho, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) señala a los menores de entre 10 y 14 años como el que más crece, con un incremento del 72% en el número de víctimas no localizadas entre mayo de 2024 y el mismo mes de 2025, mientras que el grupo de entre 15 y 19 años creció en un 63,6%.
En un contexto en el que los delincuentes recurren a modalidades como el secuestro express o a la retirada inmediata de dinero de entidades bancarias como forma de obtener un rédito financiero de sus actividades, la biometría se consolida como una de las principales herramientas para la prevención y la mitigación de esta lacra social, siendo ya considerada como un nuevo estándar de seguridad mundial.
Y es que una gran parte de la información que obtienen los delincuentes para poder extorsionar con éxito a sus víctimas procede de la actividad del usuario en Internet. Así, el robo de datos sensibles en redes sociales o en juegos en línea, especialmente en el caso de los menores, sirve para que los secuestradores armen un discurso basado en amenazas a la familia o a engañar a las víctimas con supuestas recompensas para que abandonen el hogar, momento que se utiliza para su sustracción.
Una gran parte de esta formación no sería accesible para estos delincuentes si se utilizaran únicamente sitios debidamente validados por las autoridades, y si nunca se compartieran datos personales sin la debida protección y autenticación biométrica.
Conscientes de los beneficios de la tecnología biométrica para mitigar los efectos del secuestro de personas y, especialmente de menores, entidades como Identy.io, compañía global líder en identificación biométrica y generación de credenciales digitales, trabaja de la mano de distintas entidades sociales como My Family ID, la única app especializada en la generación de identidades digitales para menores y ancianos.
Gracias a la app My Family ID, disponible para celulares, las familias pueden capturar fácilmente una imagen de alta resolución y sin contacto de las huellas digitales de sus hijos o de las personas más mayores. Estas huellas se procesan y encriptan en el propio dispositivo, siendo además totalmente compatibles e interpretables por los sistemas automatizados de identificación dactilar (AFIS) y las bases de datos de los gobiernos, lo que permite su cotejo inmediato y fiable por parte de las fuerzas de seguridad en cualquier parte del mundo.
Así las cosas, la biometría se convierte de facto en una herramienta vital para la identificación y la recuperación de las víctimas, mitigando así los efectos de esta actividad delictiva. Gracias a la existencia de bases de datos biométricos centralizados, es posible acelerar la identificación de las víctimas, especialmente si han sufrido un accidente de tráfico o si su identidad está siendo alterada de alguna manera.
Además, la utilización de esta tecnología en controles de fronteras o centros de acogida permite alertar a las autoridades de la presencia de una persona secuestrada, independientemente de la documentación personal que porte en ese momento.
Por último, en el caso de los secuestros y sustracciones de menores que no se resuelven instantáneamente, las credenciales digitales mediante captura de rasgos faciales permiten llevar a cabo progresiones de edad, que recrean cómo será el rostro de las víctimas pasado determinado tiempo basándose en las credenciales digitales originales.
De esta forma, al denunciar la desaparición de estos miembros de la familia, es posible aportar sus credenciales, de tal forma que, si se produce su lectura -por ejemplo, al acceder a un control fronterizo- en cualquier parte del mundo, será posible alertar a las fuerzas de seguridad correspondientes, reduciendo así el tiempo necesario para su identificación independientemente de la documentación personal que lleve en ese momento, que puede haber sido falsificada. De esta forma, la biometría contribuye directamente al objetivo final: devolver a la persona secuestrada a su familia lo más rápidamente posible.
La tecnología desarrollada por Identy.io se encarga de la captura de las 10 huellas dactilares con prueba de vida pasiva, es decir, sin que el usuario tenga que llevar a cabo ningún movimiento o acción predefinida para detectar que es una persona real y no se está utilizando un molde de silicona, por ejemplo.
Todo ello, desde el celular del usuario usando su cámara. Este sistema funciona de forma fiable en casi cualquier condición de iluminación y procesa todos los datos de forma local en el dispositivo, por lo que no es necesario contar con una conexión a Internet en ese momento.
Según Jesús Aragón, CEO de Identy.io, “Creemos que la verificación de la identidad debería ser tan sencilla como desbloquear nuestro celular. Nuestra tecnología permite a los usuarios verificar su identidad, solo con su celular, en cualquier lugar y momento.
Por ello, ponemos la tecnología biométrica a disposición de entidades sociales como My Family ID, para facilitar uno de los fines más nobles que pueden existir: garantizar la seguridad de las personas frente a cualquier acto delictivo, ayudando a proporcionar a las familias una forma fácil y eficiente de prepararse, de protegerse y de ayudar en la solución en el caso de que ocurra una emergencia impensable”.