Cuatro nuevas crías de lobo mexicano (Canis lupus baileyi) nacieron en el Centro de Conservación de la Vida Silvestre de San Juan de Aragón, un hecho que representa no solo una buena noticia para la especie, sino un logro tangible en los esfuerzos de conservación de fauna silvestre en México.
Las pequeñas crías —dos hembras y dos machos— fueron vistas por primera vez fuera de su madriguera el pasado 21 de mayo, un mes después del parto registrado el 21 de abril. Desde entonces, los cachorros permanecen bajo el cuidado de sus padres en un recinto restringido al público. Su llegada es resultado de una planeación biológica precisa y de la colaboración binacional entre México y Estados Unidos para salvar a este emblemático depredador, que durante décadas estuvo al borde de la desaparición total.
La pareja reproductora fue trasladada en diciembre de 2024 al centro de conservación ubicado en el Bosque de San Juan de Aragón. La hembra, identificada con el número 1407 en el Studbook internacional de la especie, posee el valor genético más alto de todos los ejemplares del programa, lo que hace de su descendencia un recurso genético crítico para mantener la viabilidad a largo plazo del lobo mexicano.
El lobo mexicano es considerado la subespecie de lobo más amenazada del continente. En la década de 1970, fue declarado extinto en vida silvestre en México. Desde entonces, ha sido objeto de un ambicioso programa de reproducción en cautiverio que ha permitido reintroducirlo en algunas regiones del norte del país y del suroeste de Estados Unidos. Gracias a estos esfuerzos, en 2019 logró salir de la categoría de “probablemente extinto en vida silvestre” para ser reclasificado como “en peligro de extinción”.
El Centro de Conservación de San Juan de Aragón ha logrado crear condiciones adecuadas para el desarrollo de una especie que, en otro tiempo, vagaba libremente por los ecosistemas del norte de México.
En los próximos días, las crías recibirán una evaluación clínica completa, que incluirá vacunación, desparasitación, toma de muestras sanguíneas y registros biométricos.
Este seguimiento no es sólo un protocolo veterinario, sino parte esencial de una estrategia más amplia que busca asegurar una población robusta y preparada para posibles reintroducciones en hábitats naturales.
Aunque este nacimiento ocurre fuera del alcance del público, el Centro invita a la ciudadanía a reflexionar sobre el papel que juega cada individuo en la protección de la vida silvestre. Recuperar al lobo mexicano no es solamente una victoria genética o ecológica; también es un acto de justicia histórica hacia una especie que fue perseguida hasta casi desaparecer.