Este verano una de las mejores opciones para pasear son los Pueblos Mágicos del Estado de México, que ofrecen una gran variedad para quienes buscan descanso y relajación, pero también para los que gustan de cultura, historia, tradiciones y arquitectura colonial e incluso para quienes quieren estar en contacto con la naturaleza.
En muchos casos estos sitios han sido escenario de hechos trascendentes para nuestro país. Son lugares que muestran la identidad nacional en cada uno de sus rincones, con una magia que emana de sus atractivos. Visitarlos es una oportunidad para descubrir el encanto de México.
La entidad cuenta con doce Pueblos Mágicos: Valle de Bravo, El Oro, Malinalco, Metepec, Tepotzotlán, Ixtapan de la Sal, Teotihuacán y San Martín de las Pirámides, Aculco, Jilotepec, Villa del Carbón, Tonatico y Otumba.
Las cascadas
Valle de Bravo es el Pueblo Mágico mexiquense por antonomasia. Es famoso por sus caídas de agua. La Cascada y Río El Molino es un bello atractivo natural, perfecto para disfrutar del sonido que produce la caída del agua sobre las rocas. Es ideal para caminar por senderos y escalinatas.
También está la Cascada Refugio del Salto, que es una de las bellezas naturales más visitadas en Valle de Bravo.
Y por supuesto está el Parque Velo de Novia, que es una hermosa reserva natural que aloja una cascada (Cascada Velo de Novia) de 35 metros de altura. Si decide andar el sendero cuesta abajo, podrá llegar hasta su desembocadura en el lago.
En cuanto a edificios coloniales está la capilla edificada en honor a la virgen de Guadalupe, remodelada a mediados del siglo pasado. Otro inmueble es la Parroquia de San Francisco de Asís cuyos orígenes nos remontan al siglo XVI.
Tradiciones y templos religiosos
Si hablamos de tradiciones, una de las más coloridas y divertidas es sin duda la Feria del Burro en Otumba, una celebración popular que se efectúa cada 1 de mayo. Aquí también se pueden visitar edificaciones antiguas; por ejemplo, la Casa de Cultura Museo Regional Gonzalo Carrasco y el Museo del Ferrocarril.
En Jilotepec es tradición que los visitantes admiren el Templo de San Pedro y San Pablo, que formó parte de un conjunto conventual fundado por los franciscanos en el siglo XVI.
Además, este destino cuenta con bosques y formaciones rocosas como las de Dexcaní Alto, donde hay veredas para caminar al pie de Las Peñas o alcanzar cimas como La Cruz o Iglesia Vieja.
Naturaleza
Villa del Carbón cumple con los muy variados gustos del turista. Por ejemplo, para los amantes de la naturaleza es importante recordar que sus alrededores abarcan parte de la Sierra de Monte Alto, con parajes boscosos de encino, pino y oyamel.
Un sitio especial para visitar es el Parque Presa del Llano, donde existe un pequeño embalse con una isla accesible por puente y veredas, ideal para caminatas, campismo, días de campo, hospedaje en cabañas, canotaje, remo y pesca de trucha.
En tanto, los que gustan del alpinismo pueden disfrutar de la Peña de la Bufa, a tres mil 600 metros de altitud, con un mirador excepcional, arroyos y cascadas.
También es recomendable visitar la Presa del Llano, ubicada a doce kilómetros hacia el suroeste de Villa del Carbón.
Ciudad de dioses
Dos sitios enigmáticos del Estado de México son Teotihuacán y San Martín de las Pirámides.
En el primero se puede desarrollar el espíritu aventurero, realizando alguno de los viajes en globo que ofrecen una manera inmejorable de observar las pirámides y la unión de dos culturas que formaron México.
Otros atractivos en San Juan Teotihuacán son el Balneario Cuauhtémoc y la Fuente; la Catedral del Divino Redentor; el ExConvento de San Juan Bautista; el Jardín Botánico de Cactáceas; la Mansión del Alemán; el Mercado de San Juan y el Templo de la Señora de la Purificación.
Por supuesto, hay que visitar la zona arqueológica de las Pirámides de Teotihuacán, donde destacan las pirámides del Sol y de la Luna.
En San Martín se debe visitar la Parroquia de San Martín Obispo de Tours, construida en 1638, así como la Capilla de Santiago Tepetitlán, de estilo barroco.
También están el Museo Manuel Gamio y el Museo Comunitario Quetzalpapalotl, recintos que contribuyen a la misión de ahondar en el estudio de la riqueza cultural y arqueológica de la zona.
En cada rincón de ambos pueblos hay artesanos que trabajan a base de piedras preciosas y semipreciosas: alpaca, cuarzo, ónix, plata, barro y obsidiana; también destacan sus piezas talladas en madera.
Edificios coloniales
El Oro cuenta con un gran patrimonio, con bellos edificios que hoy le dan identidad. El Palacio Municipal destaca por sus líneas y decoraciones en los acabados de madera de su vestíbulo y donde también se puede admirar el mural Génesis Minera, que cuenta la historia de la población.
Al visitar el Teatro Juárez se disfruta de su estilo neoclásico con fachada de cantera rosa, donde se presentan espectáculos de primer nivel.
No olvide recorrer el Mercado Municipal, uno de los más hermosos del estado y a unos pasos se llega al Centro Artesanal, donde encontrará variados productos hechos en la región.
Y para relajarse está Tonatico, famoso por las aguas termales de su parque acuático, a las que se atribuyen propiedades curativas. Cuenta con varias albercas y un tobogán, además de una amplia zona de jardines.
Ahí se recomienda visitar la Plaza Central, rodeada de amplios portales con restaurantes de comida típica, neverías y algunas tiendas donde se venden canastas, juguetes de madera, palanquetas y otras artesanías regionales.
Es verano y el cuerpo lo sabe, así que visite los Pueblos Mágicos del Estado de México.